Las elecciones en el Pa¨ªs Vasco
EL SONDEO electoral que hoy publica EL PAIS. sobre las elecciones para, el Parlamento auton¨®mico del Pa¨ªs Vasco debe ser le¨ªdo con las precauciones que las investigaciones demosc¨®picas habitualmente exigen. Nunca se insistir¨¢ lo suficiente en que esas encuestas tan s¨®lo reflejan el estado de opini¨®n de los futuros votantes de un momento determinado -en esta ocasi¨®n, del 13 al 16 de febrero- y que las extrapolaciones predictivas de sus resultados est¨¢n sujetas a leyes estad¨ªsticas que implican m¨¢rgenes de error inevitables. En el caso del Pa¨ªs Vasco, las cautelas deben extremarse al m¨¢ximo. Las desfavorables condiciones que la crispaci¨®n social, producto sobre todo de la violencia terrorista, crean en ese territorio pueden inducir a un grado anormalmente elevado de distorsiones, referidas tanto a la ocultaci¨®n de las intenciones de voto -procedente -fundamentalmente de la llamada derecha espa?olista- como a la indecisi¨®n propiamente dicha.Como es bien sabido, los sondeos de opini¨®n constituyen ¨²nicamente una fotograf¨ªa de las opiniones registradas por los encuestadores en el momento preciso de realizar la encuesta. As¨ª, pues, no cabe descartar que los acontecimientos que pudieran ocurrir durante la semana que falta para la convocatoria ante las urnas alterasen de manera significativa las actitudes de los electores. El atentado ferroviario en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, los cr¨ªmenes perpetrados por los terroristas de ETA o de los GAL, los errores de las fuerzas de seguridad y cualquier otro dram¨¢tico suceso producido a lo largo de la pr¨®xima semana pueden condicionar de forma imprevisible las decisiones de los votantes.
Aun as¨ª cabe extraer algunas conclusiones provisionales de este sondeo de opini¨®n. En primer lugar, la encuesta confirma la fractura entre opciones nacionalistas y no nacionalistas en el Pa¨ªs Vasco, rasgo decisivo para distinguir entre los problemas espec¨ªficos de esta comunidad aut¨®noma y las cuestiones que preocupan al resto de los territorios dotados de instituciones de autogobierno. De confirmarse en las urnas este sondeo, los nacionalistas de uno y otro signo dispondr¨ªan de una hegemon¨ªa indiscutible en el Pa¨ªs Vasco. Sumando las expectativas de voto del Partido Nacionalista Vasco, Herri Batasuna y Euskadiko Ezkerra, y dejando a un lado el imprevisible comportamiento de los indecisos, la mayor¨ªa de los ciudadanos de Euskadi respaldar¨ªan a partidos que, de una u otra forma, defienden la singularidad de esa comunidad. Es cierto que el campo nacionalista se divide, a su vez, en sectores dif¨ªcilmente reconciliables. Tanto el nacionalismo moderado del PNV como el nacionalismo de izquierdas de Euskadiko Ezkerra se diferencian del radicalismo de Herri Batasuna por su condena de la violencia terrorista y por su aceptaci¨®n de los valores democr¨¢ticos. Sin embargo, tambi¨¦n es verdad que la identificaci¨®n de unos y otros con la ideolog¨ªa nacionalista constituye un dato altamente significativo, sobre todo cuando sus adversarios esgrimen, con parecida fatuidad ret¨®rica, un nacionalismo de distinto contenido, pero formalmente id¨¦ntico.
La validaci¨®n del sondeo confirmar¨ªa, por lo dem¨¢s, que las elecciones auton¨®micas tienen para los electores un sentido muy distinto del que las elecciones generales ofrecen a los votantes. En los comicios del 28 de octubre de 1982 los socialistas lograron un espectacular resultado al conseguir el 28,6% de los sufragios en el Pa¨ªs Vasco, frente al 14% en las elecciones auton¨®micas de 1980 y las modestas expectativas registradas por las encuestas para la convocatoria del pr¨®ximo 26 de febrero. Una primera reflexi¨®n obligar¨ªa as¨ª a diferenciar las actitudes de los ciudadanos cuando se enfrentan con los problemas de la gobernaci¨®n del Estado y cuando tienen que optar entre las diferentes opciones sobre la administraci¨®n de la comunidad aut¨®noma. No. parece que en febrero de 1984 los ciudadanos vascos est¨¦n dispuestos a repetir su comportamiento electoral de octubre 1982. De admitirse tal conclusi¨®n cabr¨ªa inferir que las elecciones auton¨®micas se rigen por valores y criterios distintos a los que orientan las confrontaciones legislativas. En tal caso habr¨ªa que buscar la l¨®gica interna que lleva a buen n¨²mero de ciudadanos a votar de forma distinta seg¨²n cual sea la naturaleza de cada confrontaci¨®n, valorando, seguramente de manera positiva, esos cambios de criterio en funci¨®n de que las elecciones designen representantes para las Cortes Generales o para los parlamentos auton¨®micos.
Del sondeo se extrae, en cualquier caso, la conclusi¨®n de que el PNV mantiene su posici¨®n hegem¨®nica, que podr¨ªa llegar a traducirse en mayor¨ªa absoluta en el Parlamento vasco si los mecanismos de transformaci¨®n en esca?os del voto popular en las tres provincias le resultaran favorable. Puede, no obstante, que las chuscas declaraciones de Arzallus llamando capullos a los votantes del PSOE resten seriedad y vigor a las propuestas de este partido. La demagogia, como bien se sabe, no es una cuesti¨®n del di¨¢logo Norte-Sur. El nacionalismo vasco moderado tuvo ya, en 1980, el control del legislativo de la comunidad aut¨®noma, y, por ende, del poder ejecutivo, como consecuencia de la decisi¨®n de Herri Batasuna de boicotear las instituciones de autogobierno. En 1984 las perspectivas electorales le ofrecen la posibilidad de conservar ese control incluso en el supuesto de que la ausencia del nacionalismo radical no le resultase imprescindible. Si ese escenario se confirmase, los dirigentes del PNV, y sobre todo Carlos Garaikoetxea, tendr¨ªan abundantes motivos para enorgullecerse de su comportamiento de construir un Estado democr¨¢tico para Espa?a a la altura de finales del siglo XX.Los socialistas, aun retrocediendo sensiblemente en relaci¨®n con los resultados de las legislativas, quedar¨ªan, seg¨²n el sondeo, por encima de Herri Batasuna. Aplicando el paradigma de la botella demediada, los optimistas del PSOE podr¨ªan considerar como una victoria esta corta cabeza de ventaja sobre el nacionalismo radical, en tanto que sus correligionarios pesimistas estar¨ªan en condiciones de interpretar como una seria derrota esa sensible p¨¦rdida de sufragios registrada desde el 28-0. Sin duda, la sustituci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez por Jos¨¦ Mar¨ªa Benegas en la imaginer¨ªa de la propaganda electoral es un importante factor explicativo de ese retroceso. Sin embargo, la extra?a estrategia respecto al Pa¨ªs Vasco seguida durante el ¨²ltimo a?o por el Gobierno socialista, en profunda contradicci¨®n con el discurso de Anoeta del hoy presidente del Gobierno, tambi¨¦n debe ser tomada en consideraci¨®n a la hora de interpretar tan duro contratiempo.
Los 14 meses transcurridos desde la irrupci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez en el palacio de la Moncloa no han contribuido al apaciguamiento de las tensiones en el Pa¨ªs Vasco. En el ¨¢mbito de las Cortes Generales, las restricciones impuestas a la ley de Asistencia Letrada al Detenido, el proyecto de h¨¢beas corpus y la refundici¨®n de la normativa antiterrorista guardan escasa relaci¨®n con los prop¨®sitos pacificadores expuestos por los socialistas durante su estancia en la oposici¨®n.
La construcci¨®n del Estado de las autonom¨ªas es una labor complicada y que exige coraje pol¨ªtico, incapaz de caer en las tentaciones de todo pelaje que se tienden a quienes ejercen el poder por mandato popular. Desechar los riesgos de la demagogia, las injurias de los ignorantes y los consabidas maniobras de los conspiradores de los enfrentamientos s¨®lo constituyen circunstancias propicias para que los aut¨¦nticos gobernantes demuestren la inteligencia de sus proyectos pol¨ªticos.
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