V¨ªctor San Miguel
Obispo en la India, habla en 'euskera' a los habitantes de su poblado
Este obispo chapado a la antigua, gordo, vasco y ceremonial, confiesa que, despu¨¦s de vivir 40 a?os en la India -tiene 80-, es ahora cuando empieza a entender al fascinante y contradictorio pueblo de Gandhi. Se llama V¨ªctor San Miguel. Es soci¨®logo, carmelita descalzo -en el mundo se llam¨® Le¨®n-, autor de libros de teolog¨ªa y de humor, y se considera indio por fuera y por dentro. Puede demostrarlo: habla 2 de los 14 idiomas indios principales, y debajo de la sotana blanca se abriga con el t¨ªpico pa?al llamado dotti. El obispo San Miguel es portador de tres pasaportes: espa?ol, vaticano e indio. Y dice: "Las situaciones curiosas generan soluciones curiosas, y mi vida es una sucesi¨®n de curiosidades".
Vino al subcontinente con un papelito de Deusto y ganas de misionar. De la India le enviaron a Kuwait (16 a?os, y ascenso al arzo bispado), y de Kuwait regres¨®, en 1982, otra vez a la India, donde ahor¨¢lanza su libro, titulado De vuelta a la misi¨®n.
De vuelta vino con las arcas repletas del oro meridional. "Mi benefactor ha sido el pr¨ªncipe coro nado Saad Abdula, quien me oy¨® hablar tanto de las necesidades del medio mill¨®n de almas que existen en la India y solt¨® millones", con los que el obispo ha hecho su entrada en el poblado de Vensur (al sur de la India) como un espl¨¦ndi do maharaj¨¢: "Uniendo mi salario mis ahorros y los donativos del benefactor de Kuwait, hice un hospi tal con 50 camas, una residencia de enfermeras, dos viviendas para m¨¦dicos, una parroquia y una escuela industrial".
San Miguel vendi¨® el coche que ten¨ªa y licenci¨® a su ch¨®fer: "?C¨®mo voy a ir por esas carrete ras polvorientas asustando a la gente que apenas tiene algo que llevarse a la boca?"_
Se pone serio el obispo para decir que "la India es hoy, para m¨ª un tremendo desenga?o material. Mientras m¨¢s de medio mundo sa li¨® de la miseria, aqu¨ª todo sigue igual. Incluso algunas aldeas est¨¢n peor que hace 15 a?os. El sistema de castas sigue y seguir¨¢ paralizando a este maravilloso pa¨ªs Aunque se hayan abolido por ley, las castas dominan a m¨¢s del 80% de la poblaci¨®n, que crece a mill¨®n por mes. Lo que la India necesita no es lo que hace la se?ora Gandhi, sino una aut¨¦ntica revoluci¨®n social".
De la primera ministra, el obispo San Miguel dice que es "muy lista y nada visionaria, como lo era su padre Nehru", pero esto no basta para levantar un pa¨ªs. "Aqu¨ª hace falta una revoluci¨®n al estilo chino, y con un poco de humor, que es lo que los chinos no tienen".
Tambi¨¦n hace falta controlar la natalidad. "Desde luego que s¨ª, y aunque pueda un cat¨®lico como yo disentir de los m¨¦todos, el fin est¨¢ justificado: en la India todo lo que pase de 400 millones de habitantes no es sostenible". La cifra actual va camino de ser el doble.
En su aldea de Vensur, el obispo San Miguel habla a ratos el telugu y a ratos el vascuence. Come el curry un d¨ªa y los pimientos rellenos a la vasca el otro. "No faltaba m¨¢s; un vasco es siempre un vasco, y yo soy de Lequeitio. Tengo una huerfanita que- viene a cocinar y le ense?¨¦ la cocina vasca".
Como ¨¦ste es un obispo no, s¨®lo de cruz pectoral, sino de pelo en pecho, va por ah¨ª predicando la verdad eterna en un pa¨ªs que parece m¨¢s eterno que la verdad. "La India es muy suya, amigo, muy suya; dicen que son pobres, pero tambi¨¦n ricos. En el fondo est¨¢ la soberbia brahm¨¢nica, altivez al estilo de Indira Gandhi, que pertenece a la casta superior. Y ya se sabe: brahm¨¢n significa la cabeza de la divinidad, la soberbia de quien todo lo sabe".
Pero el obispo San Miguel no es, brahm¨¢n, a pesar de sentirse muy indio. Cree qe a¨²n tiene mucho que aprender. "Espero que me den visado para ir a Kuwait un d¨ªa de ¨¦stos: pedir¨¦ d¨®lares al principe benefactor y completar¨¦ mi labor en la aldea. Luego, si Dios quiere, me encerrar¨¦ en una habitaci¨®n a meditar y a esperar la muerte".
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