Hacia un futuro 'nacionalismo de la humanidad'
La presencia de bastantes de las figuras m¨¢s l¨²cidas y representativas de la cultura espa?ola y catalana de tradici¨®n abierta y progresista en un mismo coloquio intelectual, y nada menos que para abordar la cuesti¨®n de qu¨¦ es Espa?a, no pod¨ªa por menos que resultar extremadamente aleccionadora en varios ¨®rdenes, por m¨¢s que una respuesta breve e inequ¨ªvoca a la cuesti¨®n que convoc¨® el encuentro se haya mostrado huidiza para la brevedad de tres jornadas de debates.El encuentro ?Qu¨¦ es Espa?a? de Gerona ha sido, en primer t¨¦rmino, ejemplar, porque ha mostrado una interesante combinaci¨®n de posibilismo y osad¨ªa en los intelectuales participantes. Las mismas voces que analizaron las r¨¦moras que el texto constitucional espa?ol impone a la articulaci¨®n ¨®ptima del estado de las autonom¨ªas se apresuraron a se?alar que la Constituci¨®n no es modificable m¨¢s que en sentidos involucionistas.
Hubo, en el primer d¨ªa de debates, cierta sensaci¨®n de impermeabilidad entre la postura de los participantes catalanes, sensibles a las desigualdades y carencias de una naci¨®n sin estado, y la de los participantes de la capital, deseosos de legitimar el statu-quo del estado de las autonom¨ªas a trav¨¦s de un nacionalismo integrador de nuevo cu?o.
Esta sensaci¨®n, sin embargo, se disip¨® r¨¢pidamente. Otra de las ejemplaridades del encuentro gerundense ha sido la cordialidad y tolerancia en que se han desarrollado los intercambios de opiniones, a pesar de la disparidad de posiciones. En este marco de cortes¨ªa, la pol¨¦mica intervenci¨®n de Rafael S¨¢nchez Ferlosio el viernes, fue un elemento dinamizador de primer orden.
La acidez de Ferlosio en su rechazo de los nacionalismos, y especialmente su esquematismo y virulencia dial¨¦ctica al descalificar el catalanismo, sentaron definitivamente mal entre los asistentes catalanes, pero en lugar de derivar hacia la brusquedad y el encono de posturas, el debate adquiri¨® de pronto una inusitada y generalizada sinceridad.
As¨ª se lleg¨® al coloquio de ayer sobre la articulaci¨®n de las nacionalidades espa?olas. Para entonces, ya estaba bastante claro que la pregunta que daba nombre al encuentro no tendr¨ªa una respuesta cient¨ªfica y definida. Estaba claro tambi¨¦n que, si algo ten¨ªa sentido para todos los sectores de opini¨®n -catalanistas y espa?olistas, nacionalistas a la antigua, nacionalistas de nuevo cu?o y antinacionalistas- era considerar la identidad de lo espa?ol (y de lo catal¨¢n) desde unpunto de vista de futuro: "Espa?a ser¨¢ lo que le d¨¦ la gana", dijo uno de los participantes entendiendo como sujeto de ese futuro a toda la sociedad, a todas las comunidades espa?olas.
Y se lleg¨® as¨ª al final del encuentro, con una lucid¨ªsima y esperanzadora intervenci¨®n de Jos¨¦ Luis Aranguren. El contraste entre el enjuto rostro del fil¨®sofo y su impecable elegancia brit¨¢nica fue el soporte id¨®neo para un mensaje de modernidad y pluralismo, con un voto por la superaci¨®n de los nacionalismos esencialistas y un breve atisbo del mundo futuro, en el que los bloques supraestatales (los Estados Unidos de Europa, por ejemplo) se superpondr¨¢n a una realidad de sociedades plurales, a un nacionalismo que haya superado y sustituido el nacionalismo de las naciones por el nacionalismo de la humanidad. Para entonces, como dijo Aranguren, la cuesti¨®n de qu¨¦ es Espa?a ya no se plantear¨¢.
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