Chez , el polaco que fue ejecutado apenas un cuarto de hora antes
Un cuarto de hora antes de que fuera ejecutado Salvador Puig Antich, a las 9. 10 horas, era agarrotado en una dependencia de la c¨¢rcel de Tarragona el s¨²bdito polaco Heinz Chez, condenado a la pena de muerte por un consejo de guerra constituido en la plaza de Tarragona, y cuya sentencia fue confirmada por el Consejo Supremo de Justicia Militar. Heinz Chez estaba acusado de dar muerte a un suboficial de la Guardia Civil, que le descubri¨® cuando se dispon¨ªa a robar en un bar.La historia de Heinz Chez comienza cuando pasa clandestinamente la frontera espa?ola por Portbou. El segundo cap¨ªtulo de su peripecia espa?ola se sit¨²a en una casa de campo donde roba una escopeta de caza. El 20 de diciembre de 1972, con el arma oculta bajo la ropa, entra en un bar de la urbanizaci¨®n Cala de Oca, en el t¨¦rmino municipal de Vandell¨®s (Tarragona), con ¨¢nimo de robar. Casualmente entra en el bar el suboficial de la Guardia Civil Antonio Torralbo Moral, quien sospecha del polaco y le pide la documentaci¨®n. Al asustado Hein Chez no se le ocurre nada mejor que disparar a bocajarro la munici¨®n de los dos ca?ones de la escopeta, a tres metros del cuerpo, dej¨¢ndo muerto al guardia civil en el acto. A las pocas horas del suceso, Chez fue detenido en la estaci¨®n de ferrocarril de Ametlla de Mar (Tarragona) y se le ocup¨® la pistola que hab¨ªa arrebatado al suboficial, encontr¨¢ndose en las inmediaciones de la v¨ªa del tren la escopeta asesina.
Chez pas¨® aquella larga noche junto a un sacerdote cat¨®lico y a un pastor protestante con los que se jugaba vasos de vino al domin¨® y al parch¨ªs. Su abogado no fue localizado hasta pasadas las dos de la madrugada, ya que aquella noche fue a comer marisco al restaurante Peixarot, de Vilanova (Barcelona). La esposa de ¨¦ste tuvo que aguantar las voces irritadas de otros abogados, que preguntaban telef¨®nicamente por el letrado desde el Colegio de Abogados de Barcelona. "?Pero qu¨¦ quer¨¦is que haga si todo est¨¢ perdido?". "Haz algo, pero no te quedes quieto. Despierta al decano, al forense, mu¨¦vete, por Dios", le dijo de madrugada un miembro de la comisi¨®n de defensa desde Barcelona. Todo fue en vano. El verdugo, un hombre que hab¨ªa solicitado la plaza de Sevilla, vacante desde la muerte del titular, se encarg¨® de la ejecuci¨®n.
El jesuita espa?ol que atendi¨® las ¨²ltimas horas del polaco escribir¨ªa d¨ªas despu¨¦s, muy impresionado por la entereza del personaje, que "muri¨® amando y perdonando", lo que fue objeto de crueles chanzas por parte de algunos peri¨®dicos del Movimiento. En cualquier caso, nadie -ni un particular, ni un pa¨ªs, ni una autoridad- absolutamente nadie reclam¨® el cad¨¢ver de Chez, cuyos restos reposan en la fosa com¨²n del cementerio tarraconense. El mismo d¨ªa que se produjo el enterado de las condenas a muerte de Chez y Puig Antich, el general Franco decid¨ªa conmutar la pena capital a Antonio Franco Mart¨ªn, guardia civil considerado "responsable de maltrato de obra a un superior en ocasi¨®n de servicio, con resultado de muerte" por disparar a un capit¨¢n del mismo cuerpo en su propio despacho. El consejo de guerra se celebr¨® en la plaza de Huelva.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.