El hombre de la rosa roja en el ojal
Pierre Elliot Trudeau, de 64 a?os, irrumpi¨® con fuerza en la escena pol¨ªtica canadiense a finales de los a?os sesenta, parapetado tras su infatigable sonrisa y su eterna rosa roja en la solapa. Su atractiva personalidad y su forma seria de llevar los asuntos del Estado le convirtieron en un l¨ªder carism¨¢tico capaz de gobernar su pa¨ªs durante casi 16 a?os, un periodo de tiempo no alcanzado por ning¨²n otro dirigente occidental sometido al imperio de las urnas.Trudeau, nacido en Montreal, la capital de la secesionista provincia de Quebec, se meti¨® en la pol¨ªtica luchando contra el separatismo y ahora, tras haber combatido con ¨¦xito la tendencia centr¨ªfuga de la provincia franc¨®fona, se despide de la pol¨ªtica como abanderado del pacifismo, misi¨®n que lleva a cabo como un cruzado solitario.
Como l¨ªder del segundo pa¨ªs m¨¢s extenso de la tierra, habitado tan solo por 25 millones de personas, Trudeau hizo que la voz de Canad¨¢ fuera tenida en consideraci¨®n en el complejo mundo de finales del siglo XX, y ello tanto en las reuniones occidentales como en los foros del di¨¢logo norte-sur.
Por cuatro veces gan¨® elecciones, pero cuando la crisis econ¨®mica comenz¨® a hacer estragos en la econom¨ªa canadiense, a finales de los setenta, su estrella comenz¨® a palidecer y sobre sus espaldas cayeron la inflaci¨®n y el paro. En mayo de 1979 fue derrotado por los conservadores, pero a los nueve meses volv¨ªa al poder.
Trudeau pasar¨¢ a la historia con may¨²scula por sus logros pol¨ªticos y a la historia menor por sus gestos y liberalidad. Se le recoradar¨¢ como el hombre que transform¨® Canad¨¢ en un genuino Estado biling¨¹e y como quien realiz¨® una pirueta a espaldas de la reina de Inglaterra en el propio palacio de Buckingham, como el estadista que trat¨® de lograr una mayor acercamiento entre los pueblos y como el esposo que tuvo que separarse, tras seis a?os de matrimonio, de una antigua modejo que prefiri¨® la vida bohemia del arte al protocolo. Trudeau, perfecto biling¨¹e anglofranc¨®fono, tambi¨¦n habla castellano. Recorri¨® Espa?a en moto en 1946 y reconoce que sucumbi¨® al embrujo de Granada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.