Un hombre nuevo
Atr¨¢s quedan las disculpas de que en Espa?a no se fabrica ropa moderna, o que lo que hay es demasiado loco, o que para estar de moda habr¨ªa que importar modelos italianos, que saldr¨ªan car¨ªsimos.En Espa?a, ahora mismo, hasta las firmas m¨¢s tradicionales de sastrer¨ªa han optado por sintonizar con los cambios; de los tiempos. Quien opine lo contrario se llevar¨¢ una sorpresa el pr¨®ximo oto?o, al comprobar lo que ya era evidente en las ¨²ltimas manifestaciones de moda masculina de cara al invierno 1984-1985.
Por un lado, Adolfo Dom¨ªnguez, uno de los art¨ªfices y responsables de este nuevo examen de conciencia por parte del espa?ol sobre la moda, present¨® en Madrid un desfile a trav¨¦s de v¨ªdeos de su ¨²ltimo pase en el SEHM de Par¨ªs, en vez del desfile tradicional. Seg¨²n Dom¨ªnguez, "desde hace un a?o, el presupuesto para publicidad y promoci¨®n se est¨¢ dirigiendo hacia los mercados exteriores y la penetraci¨®n en Europa, Oriente y EE UU; aunque constante, es lento". Hasta el momento no ha recibido ninguna subvenci¨®n estatal para sus muestras en el extranjero, a pesar de que sus ventas en exportaci¨®n de las colecciones del verano 1984 e invierno 1984-1985 han alcanzado los 200 millones de pesetas. En su af¨¢n de intelectualizar la moda, Dom¨ªnguez ha presentado un hombre posindustrial o posurbano, homenajeando al cineasta dan¨¦s Carl Dreyer (D¨ªa de la ira, 1943, y Gertrude, 1964). Destaca la vuelta del abrigo amplio, con hombros anchos pero ca¨ªdos., cuellos altos o vueltos, con grandes bolsillos-parches, cierre de cremallera; el enorme guardapolvos color topo, de mangas pegadas; los blusones y trenkas de mangas ranglan, con cuellos vueltos o capuchas, abrochados met¨¢licos; trajes sastre de pana envejecida, de chaquetas c¨®modas y cortas, sobre pantalones amplios con pinzas; camisas de algod¨®n con cuellos altos de punto e intercambiando tonos de marr¨®n, crudo y piedras, etc¨¦tera. Las telas y algod¨®n solos.
Una imagen distinta
Hace dos semanas, en las Reales Atarazanas, en Barcelona, se celebr¨® el primer certamen de Gaud¨ª-Hombre, donde 2.400 profesionales palparon las ¨²ltimas tendencias de moda masculina para 1984-1985. Gaud¨ª-Hombre, una asociaci¨®n empresarial compuesta por 36 firmas de alta categor¨ªa, tiene como objetivo principal la creaci¨®n de una imagen de moda espa?ola para caballero a trav¨¦s de la promoci¨®n y difusi¨®n de la misma, tanto dentro del pa¨ªs como fuera (planes futuros incluyen asistir en colectivo al SEHM de Par¨ªs). Exige de las empresas, socios de una seriedad de tipo econ¨®mico adem¨¢s de reflejar calidad y cierta creatividad. En este sentido, se ha logrado un entendimiento entre dos bloques que, por sus exigencias de mercado, generalmente han sido opuestos en sus objetivos: las grandes marcas industriales (Burberrys, Pulligan, Zegna, etc¨¦tera) y firmas peque?as pero de alto nivel creativo (Primizia, Grisby, Pedro Morago, etc¨¦tera). Esta especie de utop¨ªa de la confecci¨®n ha sido fruto de cuatro a?os de negociaciones por parte de Juan Antonio Com¨ªn, director del grupo, quien afirma que "hab¨ªa gran necesidad de celebrar un certamen de categor¨ªa de moda masculina; y, una vez que las grandes marcas se pusieron de acuerdo, los dem¨¢s subieron al carro". Aunque procura mantener un n¨²mero limitado de socios, Com¨ªn opina que a¨²n faltan unos nombres para completar el grupo, como Portus Amanus, Tranquile, Torradas, Trip Difusion, y los creadores Antonio Mir¨® y el mismo Adolfo Dom¨ªnguez. El tema de la exportaci¨®n se pretende llevar a rajatabla para evitar lo que en el pasado siempre ha desprestigiado la moda espa?ola a nivel internacional: la falta de seriedad a la hora de servir mercanc¨ªas y equivocaciones en pedidos. Al curiosear por los pabellones se notaba la inquietud por hacer moda con gancho. Era obvio en el pabell¨®n de Gallego Florentino, rey de los pantalones. Sus pantalones de fantas¨ªa, inspirados en los a?os treinta, de talles altos, pinzas, bajos de 26 cent¨ªmetros con vueltas, y todo tipo de tejidos naturales, como Harris tweeds, cheviots, donegals, meitons y chesters con dibujos de espigas y listas irregulares, o los de algod¨®n de doble faz, con efectos gofrados, son piezas claves de su exportaci¨®n, que representa el 30% de su producci¨®n anual de 400.000 pantalones.
Primizia, dise?ado por Eduardo Bosch, presenta la l¨ªnea de sport-ciudad a base de americanas de hombros grandes, pantalones a?os treinta y cuarenta en beis, piedra y crudo, en algodones, lanas r¨²sticas, y una l¨ªnea sport llamada tecno, con cazadoras realizadas en caucho negro, pantalones en sat¨¦n de algod¨®n mate y gruesos jerseis de lana r¨²stica con incrustaciones de caucho superpuestas.
Grisby, dise?ado por Jordi Roset, quien hace cinco a?os propuso, evolucionar la sastrer¨ªa excesivamente convencional para adaptarla al modo de vida actual, propone ahora una l¨ªnea de tiempo libre, que incluye chaquetas de volumen, amplias e informales; sobrechaquetas muy anchas, todo en tweeds claros y espigas grandes.
Pedro Morago present¨® una colecci¨®n totalmente vanguardista, a base de "romper moldes a nivel de sastrer¨ªa joven (para hombre de 25-35 a?os), con americanas cortas y anchas sobre pantalones por encima de los tobillos", seg¨²n ¨¦l mismo dice. Sus chaquetones estilo marinero americano azul marino; sus e normes chaquetas-jersei en punto r¨²stico grueso (beis y marr¨®n); trincheras voluminosas, y sobre todo su enorme y holgado abrigo corto, de espigas gruesas, son piezas fundamentales. "Ser¨¢ el a?o del abrigo, porque", seg¨²n Morago, "esta moda viene de la calle, de los chavales j¨®venes que compraban por poco dinero en los mercadillos abrigos demasiado grandes, demasiado cortos y demasiado desamparados, pero que se ha puesto de moda". Tambi¨¦n siente gran influencia de los norteamericanos, por su forma individualista y casual de vestirse pantalones cortos o largos. Cada uno debe adoptar la moda que quiere y que m¨¢s le gusta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.