En defensa de la compa?¨ªa Iberia
Un reciente editorial de EL PAIS (Las alas de Iberia, 3 de marzo) dec¨ªa que "las recientes huelgas ( ... ) son imposibles de analizar sin un estudio detenido de la situaci¨®n real de la compa?¨ªa", lo que, sin duda, es cierto. Pero cuando el lector -yo mismo- pod¨ªa pensar que en el extenso editorial se le iba a ofrecer ese estudio detenido, encuentra algunos comentarios interesantes que comparto, pero tambi¨¦n otras afirmaciones inexactas e incluso alg¨²n t¨®pico.De otra parte, la reiterada presencia en los medios informativos de noticias referentes a Iberia en los ¨²ltimos meses me anima, como presidente de la compa?¨ªa, a intentar aclarar una serie de extremos que creo de inter¨¦s.
Yo creo que lo m¨¢s importante que debe conocer el ciudadano es que hasta el momento Iberia no le ha costado dinero al contribuyente, al no haber recibido nunca subvenci¨®n alguna del erario p¨²blico, si exceptuamos los 45 millones de pesetas que se entregaron como tal entre 1941 y 1947. Al rev¨¦s, la compa?¨ªa ha subvencionado con cargo a su cuenta de resultados una serie de servicios y actividades (descuentos a familias numerosas, tercera edad, emigrantes, funcionarios, tr¨¢ficos interinsulares y dom¨¦sticos a tarifas inferiores a los costes operativos, etc.), que suponen miles de millones de pesetas cada a?o, y sufragados a trav¨¦s de tasas y derechos, gran parte de las inversiones en aeropuertos y ayudas a la navegaci¨®n.
Gastos financieros
Por no recibir, Iberia ni siquiera ha recibido aportaciones suficientes de capital, lo que le ha llevado a una relaci¨®n de fondos propios sobre totales inferior al 10%, que provoca unos gastos financieros de m¨¢s de 23.000 millones de pesetas en 1982/1983 y que superar¨¢n los 27.000 millones de pesetas en el presente ejercicio. Esto, que es algo de lo que no se habla, coloca a Iberia en franca desventaja respecto de sus competidores. Comparando el ratio gastos financieros sobre ventas de Iberia con el de la compa?¨ªa menos favorecida de la Europa comunitaria, resulta que nuestra relaci¨®n es tres veces m¨¢s desfavorable. Concretamente, el 11,5 70 de Iberia se sit¨²a frente a un 2,5% de promedio, o el 4% de la que est¨¢ peor en este sentido.
Pol¨ªtica de tarifas
En el contexto de la aviaci¨®n comercial, y en pura competencia, tanto a nivel europeo como mundial, Iberia ocupa un lugar relativo -entre las primeras- que muy pocas industrias o actividades econ¨®micas espa?olas, p¨²blicas o privadas, han logrado alcanzar. Cada a?o, la compa?¨ªa transporta m¨¢s de cinco millones de pasajeros en rutas internacionales, en abierta competencia con las primeras l¨ªneas de otros pa¨ªses. En los tr¨¢ficos bilaterales europeos, Iberia transporta m¨¢s pasajeros que sus competidores, con la sola excepci¨®n de Suiza, en la que la compa?¨ªa de aquel pa¨ªs nos supera por escaso margen. Que algunas rutas europeas registren p¨¦rdidas es un hecho coyuntural, sujeto a las evoluciones del tr¨¢fico; en otras ocurre lo contrario. Y afirmar que la ruta de Francfort es "una de las m¨¢s rentables para las compa?¨ªas europeas" es no decir nada, porque, obviamente, las rutas dependen de cada par de puntos enlazados, y no vale nada se?alar uno si no se aporta el otro. Tomando la Rep¨²blica Federal de Alemania desde Espa?a hay que decir que transportamos m¨¢s pasajeros que la competencia, aunque ambas compa?¨ªas padezcamos importantes desviaciones hacia un supuesto tr¨¢fico charter, que opera con toda regularidad apoy¨¢ndose en la permisividad -hoy en v¨ªas de corregirse- de las autoridades aeron¨¢uticas espa?olas.
Iberia no puede, ni creo que deba, imponer tarifas al Gobierno en las rutas interiores; antes al contrario, las peticiones de aumento suelen ser recortadas y retrasadas, y existe documentaci¨®n, e incluso referencias de Prensa, que lo demuestran. No debe ignorarse que las tarifas de la red dom¨¦stica espa?ola, medidas en precio por milla, son inferiores, aproximadamente, en un 30% a las que rigen en los pa¨ªses de la CEE; desfase que se triplica en el caso Pen¨ªnsula-Canarias y en el tr¨¢fico interinsular. A ello hay que a?adir la existencia de una ampl¨ªsima red aeroportuaria -29 aeropuertos en el pa¨ªs-, que provoca el mantenimiento de muchas l¨ªneas pol¨ªticas y una infraestructura operativa que no se justificar¨ªa por razones de ¨ªndole comercial. Hasta ahora, los d¨¦ficit derivados de todo ello se compensaban con los beneficios obtenidos en la operaci¨®n internacional, evitando as¨ª una repercusi¨®n sobre el erario y la comunidad nacional.
La flota que posee Iberia es b¨¢sicamente adecuada para sus rutas y tr¨¢ficos, am¨¦n que perfectamente comparable con las de otras compa?¨ªas similares. "Pretender que las adquisiciones de B-727, el avi¨®n con mayor n¨²mero de unidades volando por el mundo, fue, un error frente al A-300 -m¨¢s conocido por Airb¨²s-, revela cuando menos desinformaci¨®n, ya que mientras ¨¦ste tiene capacidad para 251 pasajeros, el B-727 transporta un m¨¢ximo de 161. Y, sin entrar en mayores valoraciones, sugiero al curioso que se informe de las varias compa?¨ªas que han decidido dejar de operar el A-300 por los problemas de rentabilidad que presenta este avi¨®n como consecuencia de la menor densidad de la mayor parte de los tr¨¢ficos. Si acaso, podr¨ªa estar de acuerdo en que, ex novo, pudiera optarse por otra flota, pero eso, ni es realista ni, mucho menos, diferencia a Iberia del resto de las compa?¨ªas.
Iberia da empleo a 24.000 personas, cifra homologable a la de otras compa?¨ªas de caracter¨ªsticas similares, y es una temeridad afirmar que sobran miles de personas sin se?alar d¨®nde ni por qu¨¦. Yo, que creo tener m¨¢s estudiado el tema, creo que la plantilla existente es b¨¢sicamente la requerida para la actual dimensi¨®n de la compa?¨ªa. Y, adem¨¢s, cuando la tasa de paro espa?ola es del 18%, creo que todos tenemos la obligaci¨®n de evitar por todos los medios que aquella afirmaci¨®n pueda llegar a ser verdad.
P¨¦rdidas
En cuanto a las p¨¦rdidas de explotaci¨®n del ejercicio 1982/1983, situadas en torno a los 24.000 millones de pesetas -adelantadas, por cierto, en junio, pr¨¢cticamente a mitad del ejercicio y confirmadas al final-, creo que deben ponerse en relaci¨®n con tres hechos b¨¢sicos ocurridos con el ejercicio en marcha, y en absoluto imputables a la compa?¨ªa:
1. Encarecimiento del queroseno, que representa un 30% de los costes totales, como consecuencia del alza del 33,3% en los precios interiores en diciembre de 1982 y del encarecimiento progresivo de los consumos exteriores por la devaluaci¨®n del d¨®lar.
2. Hundimiento, entre noviembre de 1982 y mayo de 1983, de los principales mercados latinoamericanos, de vital importancia para Iberia.
3. Devaluaci¨®n de la peseta en diciembre de 1982 y posterior apreciaci¨®n del d¨®lar durante el resto del a?o, que encareci¨® todos nuestros costes en esa moneda (cr¨¦ditos, material aeron¨¢utico, tasas y derechos de tr¨¢fico, aterrizaje y sobrevuelo, gastos en delegaciones, etc.) en m¨¢s de un 30%.
La actual direcci¨®n de la compa?¨ªa, a cuyo frente me incorpor¨¦ al inicio del cuarto mes del ejercicio 1982/1983, s¨ª ha reaccionado a la situaci¨®n, elaborando y poniendo en pr¨¢ctica una serie de actuaciones, cuyo objetivo final es devolver la rentabilidad a la empresa en tres ejercicios, incluidos el actual. Al d¨ªa de la fecha, transcurridos ya cuatro meses de 1983/1984, se.mantiene el objetivo de reducir, en este a?o, en un tercio las p¨¦rdidas de explotaci¨®n. Creo que la consecuci¨®n o el fracaso en estos objetivos determinar¨¢ la valoraci¨®n del equipo directivo de Iberia; as¨ª lo hago yo cotidianamente, determinando los cambios en funci¨®n de los comportamientos y grados de eficacia individuales, y no por descalificaciones globales, que a menudo no tienen m¨¢s inter¨¦s que el de un grupo por colocar a personas ad¨ªctas en tales o cuales puestos.
Con frecuencia se oye: "Iberia la pagamos todos", pero la realidad es que en m¨¢s de 50 a?os de historia, el Estado ha aportado a la compa?¨ªa ¨²nicamente 18.000 millones de pesetas en concepto de capital. A cambio, hoy posee una empresa cuyo inmovilizado -flota e instalaciones- se valora en m¨¢s de 200.000 millones de pesetas, que contribuye a la imagen y el progreso de Espa?a, que presta servicios a la altura de las mejores l¨ªneas del mundo y que ha venido sufragando infinidad de prestaciones sociales, aportando un importante volumen de divisas y coadyuvando, d¨ªa tras d¨ªa, a sustentar el sector tur¨ªstico, uno de los m¨¢s florecientes, por no decir el que m¨¢s, de nuestra econom¨ªa.
En Iberia existen, es cierto, muchos fallos de gesti¨®n. Procuramos, entre todos, irlos corrigiendo. Es mucho lo que queda por andar en este sentido. Creo que debemos mejorar en muchos aspectos de nuestra organizaci¨®n y del servicio. Y en ello estamos. Pero la voluntad decidida de todos cuantos trabajamos en Iberia para sacar adelante la compa?¨ªa, consolidando y aun mejorando su posici¨®n puntera en el contexto mundial, requiere tambi¨¦n el apoyo de la opini¨®n p¨²blica y la comprensi¨®n objetiva, e incluso la cr¨ªtica constructiva, de los medios informativos.
Iberia, y lo que significa para el nombre de Espa?a en m¨¢s de medio mundo, lo requieren y merecen. Y nadie, como no seamos todos desde cada responsabilidad, podr¨¢ lograrlo individualmente.
es presidente de Iberia.
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