Los perros vigilantes

"Lo ¨²nico que s¨¦ es que los animales, al salir los ni?os del colegio, empezaban a ladrar y luego recorr¨ªan la valla, ladrando por el interior, mientras los ni?os hac¨ªan el mismo camino por fuera...". Estas manifestaciones de la profesora del ni?o Antonio Garc¨ªa de la Viuda, v¨ªctima de las mordeduras de dos perros entrenados para tal fin, no dejan de ser familiares para todos los que hemos tenido ocasi¨®n de recorrer zonas residenciales, torres y chal¨¦s donde, por lo visto, hay tanto que proteger que los perros encargados de su vigilancia saben muy bien a qu¨¦ atenerse en caso de infracci¨®n de la valla correspondiente. Y como la capacidad racional a¨²n no es atributo de los canes ni el concienzudo amaestramiento de los mismos llega a tanto, pues resulta que ¨¦stos no saben distinguir entre atentado contra la propiedad privada, equ¨ªvoco o distracci¨®n, ni tampoco saben distinguir si se trata de un adulto o de un ni?o. Parece como si estos detalles carecieran de importancia.Y as¨ª nos encontramos, a un lado de la verja, con el propietario que defiende sus bienes a golpe de ladrido y dentellada; y al otro, el transe¨²nte temiendo perder en cualquier momento su bien m¨¢s preciado: la libertad de pasear tranquilamente y no sentirse amenazado por unas fieras que te hacen criminal y ladr¨®n a lo largo de toda la valla.

A la conclusi¨®n que he llegado es que si para defender lo que es de uno hay que recurrir a estos extremos, preferible ser¨ªa vivir en un duod¨¦cimo piso, bien arropado por 200 vecinos que dificultaran la llegada del furtivo. Pero, claro, esto queda para los pobres que no tienen perrito que les ladre. /