Aventuras y desventuras del PSOE en Murcia
El soborno frustrado a dos periodistas es s¨®lo el elemento m¨¢s escandaloso en una tortuosa historia
JOAQUIN PRIETO Andr¨¦s Hern¨¢ndez Ros, de 35 a?os, casado y con cuatro hijos, era un vendedor de productos qu¨ªmicos antes de que su dedicaci¨®n profesional a la pol¨ªtica le convirtiera en el administrador de m¨¢s de 10.000 millones de pesetas en fondos p¨²blicos durante 1983, incrementados en otros 5.000 para el presente a?o. Casado y con cua tro hijos, autodidacta, marxista ortodoxo y antiguo partidario de la lucha armada, ingres¨® en el PSOE en 1975 y organiz¨®, pr¨¢cticamente desde la nada, el partido socialista en la regi¨®n de Murcia.
Una de sus principales l¨ªneas de trabajo ha consistido en promocionar iniciativas empresariales desde el ¨®rgano de gobierno regional. Entre ellas figura la entidad Promural, dedicada a la transformaci¨®n de productos agrarios, constituida con un capital social de 160 millones de pesetas y dedicada a transformar el piment¨®n y otros productos en polvo o escamas, presentaciones ambas poco habituales en el mercado. Al t¨¦rmino del primer ejercicio, Promural ya hab¨ªa perdido casi 100 millones de pesetas, pese a utilizar tecnolog¨ªa avanzada.
Negocios filipinos
Otra de las inversiones de la comunidad se dirigi¨® hacia la cr¨ªa artificial del langostino, con licencia filipina. Para ello se cre¨® la entidad denominada Muracua, presidida por el propio Hern¨¢ndez Ros, que inici¨® sus actividades a mediados de 1982 y permaneci¨® ocho meses sin inscribirse en el registro correspondiente. Su primera cosecha de crust¨¢ceos proporcion¨® la mitad del producto calculado, y el consejero-delegado, Jos¨¦ Antonio Hern¨¢ndez Salinas, fue destituido en medio de un considerable revuelo. Este ¨²ltimo, que pertenec¨ªa a una de las tres entidades asociadas en el proyecto, no desembols¨® la inversi¨®n prevista; no pudo aportar la tecnolog¨ªa filipina con la que se contaba -al descubrirse que no era el propietario de la misma-, y adem¨¢s permaneci¨® siete meses cobrando un sueldo de 300.000 pesetas mensuales, que salieron, a todas luces, del presupuesto de la Comunidad.
El consejero-delegado que sustituy¨® al destituido, Jos¨¦ Mar¨ªa Casanova -titular de la cartera de Industria de la Comunidad y accionista minoritario de Muracua-, explic¨® que hab¨ªa contado con el destituido porque era amigo personal suyo y "porque confiaba en su gesti¨®n". Lo cierto es que el ¨²nico dinero realmente invertido era el de procedencia p¨²blica, adem¨¢s de una aportaci¨®n minoritaria del mencionado Jos¨¦ Mar¨ªa Casanova. El agujero econ¨®mico se descubri¨® cuando la Comunidad llevaba gastados 25 millones de pesetas en el asunto, y el coste global de la aventura super¨® los 100 millones.
El partido socialista se vio igualmente implicado en empresas que condujeron a oscuros resultados. El PSOE dispon¨ªa de una serie de entidades paralelas para obtener fondos: una de ellas, lanzada como cooperativa, sufri¨® un presunto desfalco de 30 millones de pesetas, a cargo de un individuo contra quien Hern¨¢ndez Ros anunci¨® una querella que no lleg¨® a consumarse.
El nexo entre el dirigente murciano y el grupo de empresas del PSOE fue Julio Feo -actual secretario general de la Presidencia del Gobierno-, quien march¨® a Murcia tras el abandono de Felipe Gonz¨¢lez de la secretar¨ªa general del PSOE (hecho que se produjo en el 28 congreso) y permaneci¨® dos a?os en dicha regi¨®n como jefe del gabinete de Hern¨¢ndez Ros Feo regres¨® posteriormente a Madrid.
En la actualidad, el PSOE murciano tiene una deuda valorada en 40 millones de pesetas, de origen no bien precisado, aunque miembros del mismo lo atribuyen a var¨ªos desastres en la gesti¨®n de empresas. Para resolver este problema se ha pensado recurrir a la suscripcion de pr¨¦stamos personales por parte de los parlamentarios y altos cargos de la comunidad.
A principios de este a?o surgi¨® un nuevo esc¨¢ndalo, en este caso a cuenta del incremento de sueldos para los miembros del Gobierno aut¨®nomo. El proyecto de presupuestos de la Comunidad preve¨ªa un incremento del 17% en los sala rios de los consejeros y del 33% para el presidente. El anuncio del proyecto coincidi¨® con las exhor taciones del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda a situar el tope de subidas salariales en el 6,5%.
De acuerdo con estos planes las retribuciones brutas del presidente (5,9 millones de pesetas) quedaban equiparadas a las de se cretario de Estado; las de los consejeros (4,4 millones de pesetas), a las de directores generales de la Administraci¨®n central, y las de directores regionales y secretarios generales t¨¦cnicos (3,1 millones), a las de subdirectores generales de la Administraci¨®n. El consejero de Hacienda, Jos¨¦ Molina, explic¨® que la equiparaci¨®n respond¨ªa a instrucciones recibidas desde la ejecutiva federal del PSOE, a lo cual replic¨® el responsable auton¨®mico de esta ¨²ltima, Salvador Fern¨¢ndez, que el incremento real de sueldos provocado por esa subida no era conforme a los principios socialistas.
Jos¨¦ Molina, ¨²nico independiente en el Consejo murciano, ocupa un alto cargo en el Instituto de Censores Jurados de Cuentas y ha tratado de reducir las alegr¨ªas econ¨®micas de la Comunidad. En el asunto de los sueldos defendi¨® inicialmente las tesis del presidente regional, quien argument¨® que todo se reduc¨ªa a la equiparaci¨®n antes citada. ("No tuvimos suficiente sensibilidad para comprender la repercusi¨®n que iba a tener la subida", se lamenta ahora el presidente dimisionario.)
A esas alturas, los medios informativos locales se hab¨ªan lanzado ya a una campa?a contra los sueldos. Hern¨¢ndez Ros opt¨® entonces por enviar art¨ªculos period¨ªsticos al fiscal, "por si pudieran constituir desacato"; hasta cuatro periodistas de La Verdad fueron desfilando por el juzgado, entre ellos Joaqu¨ªn Garc¨ªa Cruz. Faltaban apenas dos semanas para que este ¨²ltimo recibiera, adem¨¢s, una propuesta de soborno.
Dimisiones y amenazas
En medio de la marejada, el consejero de Hacienda present¨® su dimisi¨®n al presidente regional.
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Aventuras y desventuras del PSOE en Murcia
Viene de la p¨¢gina 22Este ¨²ltimo le pidi¨® que no lo hiciera, para no da?ar la imagen del PSOE con una fisura auton¨®mica en plena campa?a de las elecciones vascas. Ocho horas m¨¢s tarde de cerradas las urnas electorales de Euskadi, Hern¨¢ndez Ros encontr¨® en su despacho la carta de dimisi¨®n del consejero de Hacienda.
El esc¨¢ndalo de los sueldos fue s¨®lo uno de los motivos de su renuncia: en realidad, el desacuerdo era m¨¢s amplio. Frente a las tesis de Molina, partidario de administrar cuidadosamente los recursos disponibles, Hern¨¢ndez Ros ha intentado una pol¨ªtica de amplio riesgo, sin temor a comprometerse en endeudamientos progresivos. Uno de los ¨²ltimos proyectos del presidente dimisionario consist¨ªa en instalar el tercer canal de televisi¨®n, que el consejero de Hacienda no ve¨ªa viable, puesto que exig¨ªa una inversi¨®n superior a los 3.000 millones de pesetas. Otra iniciativa, a¨²n m¨¢s cara, era la de instalar un tren a¨¦reo para cubrir los 12 kil¨®metros de distancia que separan Molina de Segura y Murcia.
A la dimisi¨®n del consejero de Hacienda se unieron las de otros dos: Jos¨¦ Morales, catedr¨¢tico de la Universidad de Murcia y titular de la cartera de Sanidad, y Jos¨¦ Luis Albacete, ingeniero agr¨®nomo y colega de aqu¨¦l en la de Agricultura. En sorprendente coincidencia con esas decisiones, Jos¨¦ Luis Albacete fue objeto de un intento de atropello en la v¨ªa p¨²blica, mientras Jos¨¦ Morales recibi¨® amenazas an¨®nimas. Paralelamente, dos subcomisarios de policia, uno de ellos excedente (Jos¨¦ Antonio Asensio) y otro en activo en el CESID (Franc¨ªsco S¨¢nchez Herrera), iniciaron las conversaciones con dos periodistas de La Verdad, prestintamente para comprar su silenelo, avalados para ello por el secretario de finanzas del PSOE. ?ste ?ltimo, Francisco Serrano, es tambi¨¦n un hombre sin estudios; amigo de Hern¨¢ndez Ros desde hace muchos a?os, parece haber aceptado resignadamente el pa-p(,-[ de cabeza de turco.Las razones por las que dos miembros de] Cuerpo Superior de Polic¨ªa han podido intervenir como interrne- diarios en esta operaci¨®n no son a¨²n conocidas. Pero algunos miembros del partido socialista de Murcia recuerdan que no es la primera vez que aparecen personajes singulares en el entorno de Hern¨¢ndez Ros. Un ejemplo: Jos¨¦ Luis Espinosa, presunto organizador del atentado contra Antonio Cubillo (l¨ªder del MPAIAC) e infiltrado en los GRAPO, fue secretario general de la UGT miarciana y actu¨® como jefe de seguridad del PSOE en la campa?a electoral de 1977.
Inestabilidad pol¨ªtica
La colecci¨®n de problemas de gesti¨®n se muna a un hecho aparentemente contradictorio: el partido socialista, que ha ganado todas las elecciones celebradas en Murcia desde 1979, atraviesa constantes per¨ªodos de inestabilidad interna. Casi todos los diputados de 1977 fueron cambiados en 1979, y a su vez hubo renovaci¨®n pr¨¢cticamente completa en 1982; los cargos municipales y los consejeros de la Comunidad sufrieron tambi¨¦n frecuentes sustituciones.
Tras unlargo per¨ªodo de luchas intestinas, ampliamente reflejado en la Prensa local, un sector del PSOE murciano, aglutinado por Antonio Mart¨ªnez Ovejero y -que proced¨ªa de la Uni¨®n Sindical Obrera (USO)-, organiz¨® una fuerte oposici¨®n al secretario general. Fueron derrotados por escaso margen en el congreso regional de 1982, despu¨¦s de que agrupaciones fiavorables a Hern¨¢ndez Ros, como la de Lorca, multiplicaran su militancia en el ¨²ltimo momento (y, por tanto, sus votos). Asisti¨® al congreso la secretaria federal de Organizaci¨®n, Carmen Garc¨ªa Bloise, quien atac¨® a los que se val¨ªan de la prensa burguesa para desprestigiar al partido, en alusi¨®n directa al sector que poco despu¨¦s ibaa ser derrotado.
Convocadas nuevas elecciones legislativas, los dirigentes del sector derrotado fueron oportunamente sancionados con la suspensi¨®n de mili1ancia, en v¨ªsperas de la reuni¨®n del comit¨¦ regional que hab¨ªa de confeccionar las listas electorales. Los afectados est¨¢n convencidos de que las cosas no ocurrieron as¨ª por casualidad: de hecho, no pudieron presentarse a la reelecci¨®n. Un a?o antes hab¨ªa sido expulsado el senador Jos¨¦ P¨¦rez Fern¨¢ndez, por supuesta difusi¨®n p¨²blica de un documento en que acusaba. al partido de mantener la corrupci¨®n heredada del franquismo; por sentencia judicial fue anulaciz la medida.
Lo sucedido desde entonces no ha hecho sino agravar la crisis. Hern¨¢ndez Ros ha tratado de ganar tiempo y a¨²n se mantiene al frente de la secretar¨ªa general. Un tenaz luchador, en suma, que habr¨¢ de eniFrentarse en Madrid -a donde ha sido llamado por la direcci¨®n federal del PSOE- a una sensible p¨¦rdida de credibilidad.
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