La ruptura de la unidad sindical italiana se extiende a sus ¨²ltimos baluartes
La cuesti¨®n sindical, que constituy¨® en los ¨²ltimos 15 a?os uno de los pilares m¨¢s fuertes de la vida pol¨ªtico-social de Italia, est¨¢ viviendo las horas m¨¢s dram¨¢ticas de su historia, hasta el punto que existe una gran preocupaci¨®n sobre las graves consecuencias que la crisis sindical actual podr¨ªa acarrear al pa¨ªs en todas las capas sociales, desde el empresariado hasta los mismos obispos. Tras haberse consumado hace varios d¨ªas la ruptura oficial de la Federaci¨®n Sindical Unitaria, que hab¨ªa unido siempre a los tres grandes gremios del pa¨ªs - CISL (mayor¨ªa democristiana), CGIL (comunista) y UIL (socialista)-, ahora dicha ruptura ha afectado a su ¨²ltimo baluarte: los consejos de f¨¢brica, instituidos hace 14 a?os unitariamente, y a la FLM, el sindicato unitario de los metal¨²rgicos, protagonista desde siempre de las batallas reivindicativas m¨¢s duras e hist¨®ricas.
Mientras Luciano Lama, comunista, secretario general del sindicato CGIL, con 4.500.000 afiliados, ha convocado para el d¨ªa 24 de este mes una especie de marcha sobre Roma para protestar contra el decreto-ley del Gobierno que ha retocado la escala m¨®vil, se multiplican en cadena, en las grandes ciudades industriales, huelgas y manifestaciones callejeras, como las ¨²ltimas de Mil¨¢n, Tur¨ªn, G¨¦nova, Florencia y N¨¢poles. Pero lo grave es que dichas manifestaciones est¨¢n excomulgadas por los otros dos sindicatos nacionales, CISL (de mayor¨ªa democristiana) y UIL (de mayor¨ªa socialista), as¨ª como por la parte socialista de la misma CGIL, que representa un 30% de dicho sindicato.Por primera vez en la historia del sindicato italiano de los ¨²ltimos tiempos, en una manifestaci¨®n nacional realizada en Roma hablar¨¢ a los miles de trabajadores que llegar¨¢n de toda Italia s¨®lo un l¨ªder sindical: el comunista Luciano Lama, porque, en realidad, en la manifestaci¨®n estar¨¢n presentes s¨®lo trabajadores comunistas, ya que todos los dem¨¢s no est¨¢n de acuerdo con la estrategia de la parte comunista de CGIL, a quien se le acusa de haber roto la unidad sindical antes que desobedecer a las consignas del partido comunista, que se ha propuesto hacer caer al Gobierno actual, presidido por primera vez por un socialista.
Al rev¨¦s, los comunistas acusan a los socialistas, democristianos, republicanos, socialdem¨®cratas y liberales de no haber tenido el coraje de enfrentarse contra la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, que, seg¨²n los comunistas, "es abiertamente da?ina para los trabajadores".
Clima explosivo
Que el clima de ruptura de la unidad confederal y de la acci¨®n sindical unitaria es explosivo lo demuestra el hecho de que, por primera vez, entre los mismos grandes l¨ªderes sindicales, como Lama, Carniti y Benvenuto, secretarios generales respectivamente de CGIL, CISL y UIL, han empezado a llover acusaciones dur¨ªsimas rec¨ªprocas, mientras lo que hab¨ªa caracterizado al sindicato unitario hab¨ªa sido precisamente la amistad profunda que hab¨ªa unido siempre a estos sindicalistas. Y lo que les hab¨ªa hecho triunfar en los momentos de mayor crisis y tensi¨®n.
El vicesecretario del partido socialista, Claudio Martelli, ha alertado a los comunistas para que "se lo piensen mil veces antes de caer en la tentaci¨®n de crear un sindicato comunista", y ha a?adido que, despu¨¦s de haberlo pensado mil veces, "no deben hacerlo".
Sin embargo, todo hace pensar que el divorcio entre los tres grandes gremios sindicales es tan profundo y definitivo que de verdad se ha acabado para siempre la historia de un sindicalismo org¨¢nicamente unitario. Y ello supone una p¨¢gina nueva delicad¨ªsima y con unas consecuencias que a¨²n no pueden sospecharse en la pol¨ªtica de este pa¨ªs. Todos los observadores est¨¢n de acuerdo, sin embargo, en que quiz¨¢ esta ruptura, por dolorosa y sangrienta que sea, se hab¨ªa hecho indispensable. Como ha explicado Benvenuto, secretario general de UIL, en realidad la Federaci¨®n Unitaria "presentaba un encefalograma sin vida desde hace m¨¢s de dos a?os". La unidad era s¨®lo aparente y el sindicato iba perdiendo fuerza, dando amplios espacios a los; llamados sindicatos aut¨®nomos, que hab¨ªan llegado en varias ocasiones a paralizar el pa¨ªs.
Se hab¨ªa creado una ruptura entre la cumbre sindical, demasiado burocratizada, y la base trabajadora. Hab¨ªan nacido nuevos sujetos sociales, a los cuales el sindicato ya nada sab¨ªa decir; se hab¨ªa ido perdiendo la verdadera democracia de base, la conexi¨®n con los consejos de F¨¢brica, 3 todo se decid¨ªa a puertas cerradas entre los altos cargos sindicales, la empresa y el Gobierno.
La obsolescencia de lo tradicional
Las nuevas clases sociales, como los t¨¦cnicos, los desocupados y los jubilados, se sent¨ªan desamparadas por el sindicato tradicional, e iban brotando los sindicatos corporativistas. Se hac¨ªa hincapi¨¦ sobre los trabajadores, pero se olvidaba el grave problema del desempleo. Se discut¨ªan los grandes principios pol¨ªticos y a veces hasta se discut¨ªa del sexo de los ¨¢ngeles, mientras la gente ped¨ªa del sindicato cosas muy concretas y actuales. Se hab¨ªa llegado a una casi igualdad retributiva y la gente se ha cansado, porque el que trabaja m¨¢s o est¨¢ mejor preparado quiere tambii5n ganar m¨¢s.
A todo esto se ha a?adido la nueva realidad pol¨ªtica del pa¨ªs, con un partido socialista hasta ayer inexistente y que hoy empuja y quiere colocarse en el centro de la vida pol¨ªtica del pa¨ªs. Un partido socialista con un programa reformista que el partido comunista rechaza; un partido socialista que entre los comunistas y los democristianos ha escogido a estos ¨²ltimos como compa?eros de viaje para gobernar el pa¨ªs, lo cual ha provocado una oposici¨®n dur¨ªsima del partido comunista, que soportaba mejor a los Gobiernos de Fanfani o de Andreotti que a este presidido por el socialista Craxi. Todo ello ha producido inevitablemente un terremoto en el sindicato. La unidad sindical se ha hecho pedazos.
Ahora se trata de "reinventar un nuevo sindicato", como muchos piensan. Pero a¨²n pasar¨¢ un poco de tiempo. Mientras tanto seguir¨¢ el incendio y la pol¨¦mica arreciar¨¢. Cuando todo haya ardido, de las cenizas podr¨¢ nacer algo nuevo, distinto, probablemente con l¨ªderes tambi¨¦n nuevos, tras el desgaste inevitable de esta guerra.
?Qu¨¦ hab¨ªa significado para Italia la unidad sindical? En realidad, todo. No es posible concebir la historia de los ¨²ltimos 15 a?os de sindicalismo italiano sin tener en cuenta lo que ha sido la Federaci¨®n Sindical Unitaria. Por eso su ruptura es simplemente el final de un verdadero proceso hist¨®rico.
La unidad sindical hab¨ªa dado vida a las grandes conquistas reivindicativas para los trabajadores. Pero tambi¨¦n es cierto que se hab¨ªa tratado de un sindicato dedicado sobre todo a la defensa de los trabajadores de la industria.
Poco a poco el sindicato se hab¨ªa ido convirtiendo en una aut¨¦ntica fuerza pol¨ªtica, un partido m¨¢s con el que los Gobiernos ten¨ªan que contar si quer¨ªan mantenerse en pie. Bastaba una huelga general para que se tambalease el Gabinete m¨¢s fuerte.
Paz social
La unidad sindical tuvo el acierto de crear una especie de paz social en el interior de las f¨¢bricas entre trabajadores de diversos credos pol¨ªticos, y entre comunistas y socialistas, que en el campo pol¨ªtico nunca hab¨ªan reinado relaciones pac¨ªficas, hubo una estrecha colaboraci¨®n.
Y entre los grandes l¨ªderes sindicales comunistas, socialistas y democristianos, la unidad parec¨ªa m¨¢s bien un pacto matrimonial sacramental. Aparec¨ªan juntos en todos los momentos graves, en todas las tribunas importantes.
Sus firmas aparec¨ªan abrazadas en todos los grandes convenios y acuerdos nacionales con el Gobierno o la patronal. En los momentos en que el terrorismo se revel¨® como una fuerza devastadora que intentaba envenenar a las f¨¢bricas, fue ciertamente la fuerza de la unidad sindical la que hizo abortar el proyecto subversivo. Cuando Aldo Moro, democristiano, fue secuestrado y asesinado, fueron los sindicatos unitarios quienes movilizaron al pa¨ªs y abarrotaron las plazas en se?al de protesta contra el terrorismo y en defensa de las instituciones democr¨¢ticas.
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