Una verg¨¹enza nacional: 'las filtraciones' y otras guerras sucias
Un bochornoso e intolerable espect¨¢culo ( ... ) sube cada d¨ªa desde la calle y se mete por todos los entresijos de la vida social espa?ola. Una guerra sucia de filtraciones, de ventas (sea por dinero o por otros intereses) de intimidades y de grav¨ªsimos secretos personales salen a la luz p¨²blica impunemente -sean o no sean verdad- con evidentes intenciones de hacer da?o al adversario. Lo del intento de soborno de unos periodistas en Murcia es cuesti¨®n menor al lado de lo que cada d¨ªa estamos viendo, sin que ninguna autoridad, ning¨²n representante de la justicia salga con las leyes en la mano, la Constituci¨®n entre ellas. ( ... )Lo que nos lleva hoy a este comentario es algo m¨¢s grave. Tales informaciones est¨¢n en los peri¨®dicos, con todo lujo de detalles, al mismo tiempo que se proclama que se conocen porque la polic¨ªa -se asegura que con licencia judicial- ha escuchado las conversaciones telef¨®nicas ¨ªntimas de unas determinadas personas. Resulta absolutamente intolerable que, aun en el supuesto de que esas escuchas fuesen l¨ªcitas -que cuesta trabajo creerlo-, sean puestas a disposici¨®n de los peri¨®dicos o de las revistas con tal lujo de detalles. Algo muy grave est¨¢ fallando en las autoridades competentes, en los ¨®rganos de la justicia y del Estado. Un d¨ªa tras otro aparecen nuevas, grav¨ªsimas filtraciones, absolutamente intencionadas. Se trata de desprestigiar; de hacer imagen, en favor o en contra, de algo o de alguien. Y valen cualesquiera m¨¦todos. A un periodista se le puede comprar con medio mill¨®n de pesetas -como intentaron los socialists en Murcia-, o, con m¨¢s fuerza a¨²n, con "una filtraci¨®n sensacional", que puede constituir el ¨¦xito profesional de su vida. Y a un peri¨®dico o revista se le puede estar comprando o regalando continuamente con la oferta de este tipo de ¨¦xitos. Pero lo sucio, lo que repugna al m¨¢s m¨ªnimo sentido ¨¦tico, es la intencionalidad del soplo: se trata de la guerra sucia, del desprecio al respeto de la persona, de la venganza, del descr¨¦dito del enemigo..., al amparo del sacrosanto derecho a la libertad de expresi¨®n, inmune hoy entre nosotros de cualquier vigilancia de la justicia, como sucede en cualquier pa¨ªs democr¨¢tico, por ejemplo, con una ley antilibelo, o de protecci¨®n de la intimidad de las personas. ( ... )
Insinuaciones lanzadas p¨²blicamente, veladas amenazas -algunas no tan veladas- que pretenden hacer callar a quienes atacan desde la oposici¨®n la gesti¨®n del Gobierno; intentos de soborno, retirada de cuentas de publicidad a publicaciones -fuente casi ¨²nica de supervivencia- que ejercen o tratan de ejercer libremente el derecho y la obligaci¨®n moral de la denuncia a trav¨¦s de la informaci¨®n objetiva (ah¨ª est¨¢ la retirada de publicidad oficial a nuestro colega El Ideal Gallego); depuraciones m¨¢s o menos claras de servidores del Estado en cargos por oposici¨®n o por designaci¨®n por el ¨²nico delito de no estar de acuerdo; control de entidades de cr¨¦dito con trayectoria impecable mediante el ahogo normativo que las constri?e a renunciar a su papel social o a la ayuda independiente de la condici¨®n pol¨ªtica de quienes la solicitan.
La extorsi¨®n, la amenaza, la caza sistem¨¢tica del error del contrario para sacarla subterr¨¢neamente en el momento oportuno, sin excluir las vaguedades que contribuyen a crear una imagen distorsionada del adversario...
No estamos pidiendo la renuncia a la labor de cr¨ªtica que, en un momento dado, puede y debe ejercer la Prensa. ( ... )
11 de marzo
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