Elia Kazan, en Espa?a: "Amo Am¨¦rica, adoro que sea tan enormemente ca¨®tica"
Elia Kazan, norteamericano nacido en Turqu¨ªa e hijo de griegos, se encuentra en Espa?a, invitado por la compa?¨ªa teatral ABIDE para asistir en Madrid al estreno de La gata sobre el tejado de cinc caliente, de Tennessee Williams, que tendr¨¢ lugar ma?ana en el teatro Reina Victoria, y a una mesa redonda en torno al fallecido dramaturgo, cuyas obras mont¨® en tantas ocasiones. Al mismo tiempo, la Filmoteca Nacional dedica un ciclo a la obra del autor de Am¨¦rica, Am¨¦rica, quien ahora prefiere escribir a hacer cine y que proclama su amor por el caos norteamericano.
Con Kazan, que a sus 75 a?os es un hombre en¨¦rgico, fibroso, ha venido su compa?era Francis, una bella y joven rubia que ha sucedido junto al realizador a B¨¢rbara Loden, su esposa -y espl¨¦ndida actriz-, fallecida hace cuatro a?os.A Williams lo recuerda con cari?o y admiraci¨®n: "Todo el mundo sabe lo que val¨ªa. No era s¨®lo un buen escritor de obras teatrales. Era un poeta. Alguien muy brillante que ten¨ªa un mundo muy personal. Un genio. No hay muchos, pero ¨¦l lo era". En sus memorias cuenta que a usted no le gustaba el tercer acto de La gata. "S¨ª, cambiamos el tercer acto. Yo se lo recomend¨¦ y ¨¦l lo aprob¨®. En el teatro, cuando un dramaturgo ha conseguido tanto poder como ¨¦l ten¨ªa, pod¨ªa decidir qu¨¦ quer¨ªa. Yo s¨®lo le hice una recomendaci¨®n, y ¨¦l, finalmente eligi¨® mi final, aunque le cost¨® decidirse. Sabe, los autores, generalmente, no saben por qu¨¦ decidirse a la hora del montaje, pero ¨¦l hizo su elecci¨®n".
Nacido en Estambul en 1909, de padres griegos, emigr¨® con su familia a Estados Unidos cuando ten¨ªa cuatro a?os. Eso lo ha contado en Am¨¦rica, Am¨¦rica, est¨¢ parcialmente en El compromiso e impregna la sustancia de sus mejores libros, como El hombre de Anatolia. "Es un buen libro. Mis libros son comme ci, comme ?a, pero ¨¦ste es un buen libro, fuerte, verdadero. Es la historia de mi familia, ?sabe usted?".
Ensimismarse
Ahora no quiere saber nada de teatro ni de cine, porque la ¨²ltinia experiencia, El ¨²ltimo magnate, que result¨® un fracaso econ¨®mico, lo dej¨® muy cansado. "Hace siete u ocho a?os, despu¨¦s de esa pel¨ªcula, decid¨ª que ya no trabajar¨ªa sobre asuntos de nadie, aunque sean mejores escritores que yo. Y lo que ahora me gusta es encerrarme en mi casa de Nueva York y escribir, buscar en m¨ª mismo". Ve poco a la gente, incluso a su amigo Arthur Miller, que vive cerca.Kazan empez¨® trabajando como actor, y fue alma del Grotip Theater, que cambi¨® por completo la concepci¨®n del teatro norteamericano y sin el cual, m¨¢s tarde, el Actor's Studio -que cofund¨® con Strasberg y Cheryl Crawford- no hubiera sido posible. Le pregunto si con el tiempo el Studio se convirti¨® en lo que ¨¦l hab¨ªa querido que fuera. "Bien, ya sabe usted que no hay nada perfecto en este mundo. Pero en l¨ªneas generales s¨ª. Yo me siento orgulloso del Actor's Studio. Nada se compra ni se vende ah¨ª. El dinero no tiene nada que ver con ello. Eso en un pa¨ªs, Am¨¦rica, donde lo ¨²nico que se respeta es el dinero".
-Dicen que fue usted quien hizo a toda una serie de actores, y que cuando dej¨® el Studio ya nunca fue lo mismo.
-Bueno, eso no es porque yo fuiera mejor maestro, sino porque era el ¨²nico que un¨ªa a esta condici¨®n la de director de obras teatrales y de pel¨ªculas. Los actores ten¨ªan ah¨ª una prolongaci¨®n.
Seg¨²n ¨¦l, en sus primeras pel¨ªculas se pasaba la vida rodando planos cortos y medios. John Ford le ense?¨® a utilizar el plano largo: "No es que lo hiciera personalmente, porque ¨¦l era incapaz de hablar, lo ¨²nico que hac¨ªa era mmmm, mmmm. Pero viendo su cine me di cuenta de c¨®mo hacerlo". Y eso le sirvi¨® para escapar de la esclavitud del primer plano, es decir, de la estrella de turno; es decir, de las imposiciones del productor.
Rechaza sus primeros filmes ideol¨®gicos, como La barrera invisible o Pinky, realizados, respectivamente, contra el antisemitismo y el racismo. Le gustan sus pel¨ªculas conforme se han ido convirtiendo en m¨¢s personales, m¨¢s centradas en los seres humanos que en las ideas. "Porque las grandes ideas son a menudo clich¨¦s, esto es bueno y esto es malo, etc¨¦tera. ?Qui¨¦n se acuerda hoy de Pinky? Era un tema social que no interesaba a la sociedad. En cambio, La ley del silencio s¨ª interes¨®, porque a trav¨¦s de conflictos humanos reflejaba el comportamiento de la sociedad norteamericana. En La ley del silencio yo no dec¨ªa lo que estaba bien o mal. Dejaba que el p¨²blico decidiese".
Su pel¨ªcula preferida es Am¨¦rica, Am¨¦rica, "pero eso no quiere decir que fuera un ¨¦xito. No dio dinero, fue un fracaso financiero. Y hay otra que me gusta mucho, R¨ªo salvaje, una buena pel¨ªcula, pero otro desastre econ¨®mico. Am¨¦rica, Am¨¦rica es sobre mi familia. Por eso me gusta tanto". Kazan casi siempre ha basado sus filmes en novelas u obras de teatro; sabe, por tanto, cu¨¢les son las relaciones entre cine y literatura: "La misma historia, las mismas cosas, y diferentes t¨¦cnicas. Entre cine y teatro la t¨¦cnica es muy distinta, pero el asunto es el mismo". El melodrama -en su sentido europeo- ha sido utilizado con frecuencia por Kazan, pero ¨¦l se sorprende cuando se lo digo, porque le da el sentido peyorativo norteamericano: "Mucha acci¨®n y con muy pocas razones. Yo nunca he hecho eso. ?Qu¨¦ entienden ustedes por melodrama?", pregunta. Pasi¨®n, le digo. "Oh, s¨ª, por qu¨¦ no. Entonces s¨ª. Entonces Un tranv¨ªa llamado deseo es un melodrama".
Piensa que se pueden hacer pel¨ªculas baratas en Estados Unidos (¨¦l lo demostr¨® rodando Los visitantes por 170.000 d¨®lares), y eso es lo que hacen los j¨®venes realizadores. "Es que no les queda otro camino si quieren dirigir. Ahora la idea en Am¨¦rica es hacer pel¨ªculas para la exhibici¨®n comercial y gastar en ellas mucho dinero, porque se supone que ir¨¢ mucha gente a verlas; o hacer filmes de peque?o presupuesto para la TV o para circuitos reducidos. As¨ª y todo, ?qu¨¦ quiere decir una pel¨ªcula barata en estos tiempos? Que cuesta dos o tres millones de d¨®lares. El cine ha cambiado mucho. Cuando hice Los visitantes puse todo mi capital, 10.000 d¨®lares, y nunca los recuper¨¦, nunca tuve un salario, nada, en fin.... S¨®lo los locos pueden hacer una cosa as¨ª".
Rechaza la etiqueta de rebelde pero mantiene la de independiente. "Lo soy. No trabajo para nadie. All¨ª, en Hollywood, eso me cre¨® problemas a veces. Si mis pel¨ªculas daban dinero, dec¨ªan: 'Ah, qu¨¦ maravilloso independiente ¨¦ste, cu¨¢nto ganamos con ¨¦l'. Si fracasaban, comentaban: 'Este hijo de perra es demasiado independiente". Ha vuelto en muchas ocasiones al Estambul de donde se lo llevaron cuando ten¨ªa cuatro a?os. "Me gusta, me gustan los turcos. Soy uno de los pocos griegos a quienes les gustan. Y me gusta la ciudad. Quiz¨¢ no est¨¦ muy limpia, pero es bella y llena de pasi¨®n".
Am¨¦rica, Am¨¦rica, la naci¨®n, ahora, para ¨¦l: "La amo, amo que sea tan ca¨®tica, tan mezclada. Amo que convivan en ella tantas razas diferentes, que tenga tanta vida, tanto caos".
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