El Madrid obtuvo su primera Recopa ante el Simac
A falta de ocho segundos, Corbal¨¢n hab¨ªa decidido responsabilizarse del ¨²ltimo lanzamiento a canasta que su equipo iba a realizar en la Recopa. El nombre del club campe¨®n depend¨ªa de ello porque la ventaja del Simac era de un solo punto. El lanzamiento realiz¨® una trayectoria imperfecta y el bal¨®n golpe¨® en el aro. En estos dos segundos, Jackson hab¨ªa visto camino para correr hacia la canasta a buscar un rebote, circunstancia que no acostumbra a realizar. Se encontr¨® con el bal¨®n que hab¨ªa lanzado Corbal¨¢n, lo vio, lo tom¨® en sus manos y sinti¨® como todo el Simac se le echaba encima. Fue una personal un¨¢nime. Faltaban tres segundos. Entonces, a reloj parado, Jackson acert¨® los dos lanzamientos preceptivos. La Recopa era para el Real Madrid; su octavo t¨ªtulo europeo en su duod¨¦cima final.En los dos ¨²ltimos minutos, el Real Madrid pas¨® de tener la sensaci¨®n de que estaba ganando el partido al temor fundado de que casi lo hab¨ªa perdido. En medio de la tensi¨®n, del insulto personal, de los golpes al banquillo, el Simac consigui¨® ocho tantos por cuatro de su rival; 8-2, si se except¨²an los tiros libres de Jackson. El Real Madrid tuvo ah¨ª la fortuna de encontrar los puntos justos que le faltaban, ya que el Simac se hab¨ªa hecho due?o absoluto de la situaci¨®n.
El Real Madrid, fundamentalmente, supo encontrar su momento porque la final se disput¨® sin ninguna concesi¨®n a la galer¨ªa. No hubo juego espectacular, ni demasiados aciertos continuados en las acciones defensivas; fue un partido de desgaste mutuo, casi de trinchera, en el que decidieron unos tiros libres.
Espect¨¢culos ¨¦picos
El Simac de Milan es un equipo capacitado para dar espect¨¢culos ¨¦picos. Lleva, al menos, esa trayectoria. En su idiosincrasia est¨¢ la capacidad de convertir los encuentros en finales y los finales en largos segundos que bordean la apoteosis, el miedo, el sudor fr¨ªo, el coraje, la rabia, el p¨¢nico y la explosi¨®n de alegr¨ªa. Con el Simac se establece una relaci¨®n amor-odio de caracteres muy intensos, pero siempre cargada de emotividad. El t¨ªtulo de la Recopa lo disfrut¨® ayer el Real Madrid como si hubiera sido algo extraordinario o una bendici¨®n del Se?or porque con ese rival nunca hay nada seguro, aunque falten cuatro minutos y la ventaja ronde los diez puntos. Adem¨¢s, da la sensaci¨®n de que es el equipo que domina la situaci¨®n, merced a una coordinada teatralidad que surge entre banquillo y jugadores. Porque esa fue la t¨®nica del encuentro: la inseguridad que el equipo italiano sabe implantar sobre la cancha, que se mostr¨® a lo largo de los 40 minutos porque los jugadores madridistas jam¨¢s pudieron pasarse el bal¨®n con comodidad o tocarlo con delectaci¨®n.La lecci¨®n fundamental de los italianos se desarroll¨® en la primera parte, en la que qued¨® despejada su estrategia. Defensivamente, el Simac se situ¨® en defensa individual, la que alternaba con la Famosa 1-3-1. El objetivo era robar balones casi m¨¢s que impedir el tiro. En ataque, los bloqueos sobre los aleros permitieron gozar de momentos c¨®modos a Premier, Boselli y Lamperti, que se coordinaron en lanzamientos felices. El Real Madrid qued¨® bloqueado en ataque y en defensa sitiado y vio c¨®mo el Simac se marchaba casi de diez puntos. En esos instantes, unas personales en ataque de Bariviera y Meneghin aliviaron la situaci¨®n, porque los hombres de Lolo S¨¢inz estuvieron al borde del colapso. Dan Peterson hab¨ªa sido muy listo y mov¨ªa el banquillo con espectacularidad, con cambios hasta de tres peones para ejercer tina presi¨®n sin fin sobre el adversario. De ese sitio, en el que era cada vez m¨¢s dif¨ªcil mover el bal¨®n y en el que casi no se pod¨ªa pensar en botarlo porque constitu¨ªa un riesgo incalculable, el Real Madrid s¨®lo pudo escabullirse con algunas acciones muy afortunadas de un Iturriaga impecable en el tiro y en algunos pases sobre Mart¨ªn. Una peque?a reacci¨®n final acort¨® el marcador a, los cuatro puntos de diferencia (34-38) del descanso, al que llegaba Iturriaga con cuatro faltas personales.
La soluci¨®n al caso que planteaba el Simac sobre la cancha era peliaguda porque pon¨ªa en cuesti¨®n la propia capacidad de movimientos del equipo madridista. El descanso dio un poco de clarividencia al equipo, porque Lolo S¨¢inz pudo ver el camino para ir rompiendo el cerco. Dos jugadores fueron clave y uno m¨¢s que otro; es decir, m¨¢s Rull¨¢n que Jackson, y otro era el protagonista oculto de la final, Robinson.
La entrada de Rull¨¢n modific¨® las pautas de comportamiento del equipo. Rull¨¢n no puede moverse como Ito, ni mucho menos, pero es mucho m¨¢s alto. Con ¨¦l, el Real Madrid ten¨ªa en cancha cuatro hombres que superaban los dos metros; luego el bal¨®n no era botado, sino que se desplazaba por arriba. Dos jugadores al tos pueden pasarse el bal¨®n con cierta comodidad si los que les marcan son m¨¢s bajos. El Simac de esa forma, qued¨® bloqueado en su estrategia. Hab¨ªa conseguido que el rival no se moviera sobre la cancha, pero es que no hac¨ªa falta. A paso lento, el Real Madrid fue haciendo ventaja y trabajando el partido, sin caer en el espect¨¢culo teatral que montaban los italianos para convertir cada personal en contra en una amenaza de muerte y cada canasta madridista en un pecado alevoso.
Por ¨²ltimo, Robinson. Aunque no lo parezca, se ha convertido en el jugador m¨¢s un¨¢nimemente querido por la plantilla. Lolo S¨¢inz le responsabiliz¨® de la tarea de anular a Meneghin. "Se enfadar¨¢ mucho si lo haces bien", le dijo Lolo S¨¢inz. "No; me pegar¨¢ si lo hago", contest¨® Robinson. Pero lo anul¨® y Meneghin intent¨® en vano el juego sucio, en el que solo cay¨®, y una vez, Romay. Robinson s¨®lo fall¨® dos lanzamientos, cogi¨® doce rebotes, rob¨® cuatro balones y s¨®lo desperdici¨® dos pases. Cumpli¨® su objetivo y hasta tuvo el detalle de estar encima de los colegiados y de sermonear siempre y ostentosamente a Meneghin. "?Por qu¨¦, Dino; por qu¨¦?"
Y, al final, el ¨²ltimo acto, en el que el Real Madrid perdi¨® los papeles y pudo, muy f¨¢cilmente, caer derrotado. Si al Simac no le serv¨ªa la estrategia, la cambi¨® para buscar el golpe de mano. Cuando el Real Madrid era due?o aparente de la situaci¨®n, el Simac redujo distancias robando balones en la zona de saque madridista. Tres acciones fulminantes borraron todo lo que, a falta de cuatro minutos, parec¨ªa claro. El Simac perdi¨®, pero fue el due?o de los momentos finales, en los que el Real Madrid chup¨® de su ¨²ltima gota de combustible. El partido se convirti¨® en un match de tiros libres y robo de bal¨®n. Un error de Corbal¨¢n propici¨® otro fallo del Simac, fatal, a tres segundos. El Real Madrid encontr¨®, entonces, la sangre fr¨ªa de Jackson, que ejecut¨® la victoria
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