Centenares de j¨®venes esperan ante el domicilio del general Seregni su pr¨®xima liberaci¨®n
Centenares de j¨®venes uruguayos permanecen acampados desde hace una semana frente al domicilio montevideano del general L¨ªber Seregni esperando su llegada despu¨¦s de cerca de 11 a?os de encarcelamiento por la dictadura militar. Fotograf¨ªas del general pegadas en los troncos de los ¨¢rboles, banderas uruguayas, leyendas con citas de Artigas, padre de la patria ("La causa de los pueblos no admite la menor demora"), un peque?o puesto con mantas para pasar la noche en los alcorques o contra las fachadas, termos de agua caliente y bombillas para el mate...
Peri¨®dicamente, la guardia metropolitana, a caballo y en furgonetas antidisturbios, desfila observando la concentraci¨®n mientras los automovilistas hacen sonar sus bocinas. En el segundo piso, la esposa del general mantiene encendida una l¨¢mpara tras las persianas.En previsi¨®n de motines universitarios -Seregni viv¨ªa adem¨¢s frente por frente de la facultad de Arquitectura- se ha retrasado el comienzo del curso acad¨¦mico aduciendo una epidemia de conjuntivitis v¨ªrica -por lo dem¨¢s, cierta- que desciende desde Brasil y ha llegado ya hasta Buenos Aires, aunque en Argentina el curso acad¨¦mico ha comenzado normalmente.
L¨ªber Seregni, ex inspector del Ej¨¦rcito uruguayo, candidato presidencial por el Frente Amplio (partidos de izquierda y Democracia Cristiana) en las ¨²ltimas elecciones democr¨¢ticas, condenado por segunda vez en 1976 a 14 a?os de prisi¨®n, vejado y torturado y el preso pol¨ªtico m¨¢s distinguido de Am¨¦rica Latina, jam¨¢s hubiera pensado que a ¨¦l, un general del Cono Sur, le estuvieran esperando en su casa j¨®venes de 20 a?os para recibirle como a un s¨ªmbolo de la libertad. Pero su futura liberaci¨®n entra?ar¨ªa un signo m¨¢s de la decisi¨®n de las fuerzas armadas uruguayas de devolver el poder a la sociedad civil en noviembre de este a?o. Seregni, junto con Wilson Ferreira, l¨ªder exiliado del Partido Blanco, es la bestia negra de los militares uruguayos, siendo adem¨¢s el traidor por pertenecer a su casta.
La puesta en libertad de Seregni, tras la de Jos¨¦ Luis Massera (dirigente comunista y matem¨¢tico de renombre internacional), a m¨¢s del aflojamiento de la censura (Benedetti ya escribe en las revistas uruguayas y las emisoras de radio emiten los discos de Alfredo Zitarrosa), permitir¨ªa esperar unas elecciones en noviembre sin proscripci¨®n de partidos y personas y con amnist¨ªa para el resto de los presos pol¨ªticos.
No obstante, el presidente uruguayo, teniente general Goyo ?lvarez, ha roto el tradicional equilibrio entre Argentina y Brasil con el viaje que realiz¨® hace 15 d¨ªas a Brasilia para entrevistarse con el presidente Jo¨¢o Baptista Figueiredo y para declarar que "la democracia liberal jam¨¢s volver¨¢ a Uruguay".
Pero los analistas pol¨ªticos y diplom¨¢ticos notan una creciente fractura entre el presidente y la junta militar, integrada por los comandantes de las tres armas, que ha retomado oficiosa e informalmente el di¨¢logo pol¨ªtico con los partidos y ha comenzado una pol¨ªtica de largar lastre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.