Milladoiro, entre la tradici¨®n y el presente

En los casi seis a?os que Milladoiro lleva trabajando como grupo se ha convertido en lo m¨¢s representativo de la m¨²sica gallega de ra¨ªz folkl¨®rica, tanto por su impecable labor instrumental como por el rigor y la seriedad de sus discos. El fruto de estos a?os de traba o qued¨® patente en sus recitales madrile?os, aunque el producto final quedar¨¢ empa?ado por una cierta frialdad que impidi¨® que su m¨²sica calara hondamente en el p¨²blico, que apenas ocupaba la mitad del teatro en la sesi¨®n de presentaci¨®n.Es una formaci¨®n de siete m¨²sicos que tiene su origen en los trabajos de Ant¨®n Seoane y Rodrigo Roman¨ª sobre el folklore gallego. B¨¢sicamente instrumentales, sus temas plantean una recuperaci¨®n vitalista y actual de la m¨²sica tradicional de su tierra, intentando conectarla con una sensibilidad contempor¨¢nea.Ellos mismos reconocieron en el recital que no son ni etn¨®logos ni investigadores del folklore, sino -a?adimos nosotros- creadores e int¨¦rpretes que parten de sus ra¨ªces musicales para desarrollar una l¨ªnea art¨ªstica que emparenta tambi¨¦n con el conjunto de los folklores de ra¨ªz celta, Escocia, Irlanda y Breta?a, fundamentalmente.

El problema que crea, no obstante, la adaptaci¨®n del folklore a una sensibilidad actual y moderna queda tan s¨®lo planteado en los trabajos de Milladoiro, que no han llevado su evoluci¨®n m¨¢s all¨¢ de la t¨ªmida incorporaci¨®n de: unos teclados y alguna guitarra ac¨²stica a su m¨²sica. Y ese es probablemente el tema central de sus esfuerzos, que en este recital no quedaron suficientemente clarificados.

M¨¢s acertados en los temas lentos y matizados que en los r¨¢pidos, probablemente achacable a una cierta falta de contundencia en la base r¨ªtmica que utilizan, excesivamente somera, algunas de las composiciones que interpretaron alcanzaron, a pesar de ello, la belleza que encierran sus discos. Versiones como la que hicieron del cl¨¢sico irland¨¦s Greensfleves, o las de temas tradicionales como la Foliada de Tenorio o la Mu?eira de Pontesampaio, dieron la talla de su calidad, que, por desgracia, no result¨® uniforme.

Igualmente destacadas fueron las escasas composiciones del miembro del grupo que tocaron, especialmente Un rat¨®n en Par¨ªs, un vals compuesto por Michel Canada, el violinista franc¨¦s del grupo.