La 'garant¨ªa electr¨®nica' del proceso
La electr¨®nica se ha convertido, a falta de otras garant¨ªas democr¨¢ticas, en la principal garant¨ªa de las elecciones salvadore?as. El Consejo Supremo Electoral muestra orgulloso el ordenador regalado por Estados Unidos que, con un valor de 3,4 millones de d¨®lares (unos 510 millones de pesetas) es, al decir de los t¨¦cnicos, un baluarte infranqueable para el fraude. El presidente del organismo electoral, Armado Rodr¨ªguez, no vacila en afirmar que ¨¦stas ser¨¢n las elecciones m¨¢s limpias de la historia del pa¨ªs, ya que "por primera vez no votar¨¢n los muertos ni se podr¨¢n manipular las actas".Los numerosos t¨¦cnicos norteamericanos que se mueven en torno a la criatura electr¨®nica enumeran los sucesivos temas de control establecidos para que no se falseen los resultados. Se dir¨ªa que toda la credibilidad del proceso pol¨ªtico salvadore?o descansa ahora mismo en este ordenador capaz de almacenar 50 millones de datos.
En el sancta sanctorum del ordenador salvadore?o, por generosidad de la AID (Ayuda Internacional para el Desarrollo), los comicios se han convertido en una cuesti¨®n matem¨¢tica. Y uno se convence de que efectivamente los mecanismos de control -(doble alimentaci¨®n de datos, actas m¨²ltiples siguen distintos cauces) hacen casi imposible la manipulaci¨®n que fue costumbre nacional del partido en el poder.
Para evitar los fraudes, el Consejo Supremo Electoral ha microfilmado todas las partidas de nacimiento y defunci¨®n desde 1900 hasta la fecha. "Esto obliga a los mayores de 84 a?os a inscribirse personalmente, pero en alg¨²n momento ten¨ªamos que realizar el corte", explica una norteamericana encargada del proceso.
Una vez introducidos en el ordenador los datos de las actas de nacimiento y defunci¨®n se le aliment¨® con la informaci¨®n de todas las c¨¦dulas existentes. Se detectaron 325.000 sospechosas; despu¨¦s de sucesivas depuraciones se eliminaron 133.000.
Con todos estos datos el ordenador ha elaborado un registro por municipios que contiene 2,5 millones de posibles electores. Se admite que a¨²n deben quedar miles de muertos en las listas, ya que la mayor¨ªa de las v¨ªctimas que produce la guerra se entierran como no identificadas. La Comisi¨®n de Derechos Humanos cifra en 46.000 el n¨²mero de civiles asesinados desde 1979.
Otra cuesti¨®n a¨²n m¨¢s importante puede falsear tambi¨¦n el registro: el elevado n¨²mero de salvadore?os emigrados, fundamentalmente a Estados Unidos. "Nosotros estimamos que el n¨²mero real de posibles votantes est¨¢ por debajo de los dos millones", asegura el presidente del Consejo Electoral. Este organismo ha tenido que resolver tambi¨¦n sobre el voto de los desplazados por la guerra, que no baja de los 300.000.
El ordenador podr¨ªa ser tambi¨¦n alimentado con los nombres de los que no acudieron a votar, lo que de forma autom¨¢tica les convertir¨ªa en sospechosos. Este temor, por s¨ª solo, garantiza ya una masiva asistencia a las urnas, porque de la sospecha a la muerte hay en El Salvador s¨®lo un estrecho margen.
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