La amenaza del local p¨²blico
EL ACCIDENTE del domingo pasado en el estadio Llu¨ªs Sitjar, de Palma de Mallorca, podr¨ªa alinearse en ese tipo de siniestros que se registran de cuando en cuando en los pa¨ªses tercermundistas, donde de su propio caos pol¨ªtico y econ¨®mico parece esperable la ausencia de una m¨ªnima atenci¨®n a la seguridad de los locales p¨²blicos. Efectivamente, el desmoronamiento de una balaustrada construida apenas el pasado agosto evoca por s¨ª sola esos mundos paup¨¦rrimos donde ni existen los materiales adecuados para realizar la obra, ni a cargo de la misma se encuentra un personal con la cualificaci¨®n adecuada, ni existe, finalmente, la fiscalizaci¨®n oficial necesaria sobre algo que puede poner en peligro la vida de cientos de espectadores.Desdichadamente, los espa?oles, alertados por los repetidos accidentes de esta clase, algunos tan recientes y tr¨¢gicos como el de la discoteca Alcal¨¢ 20, no pueden considerar ya las decenas de heridos en el Llu¨ªs Sitjar como un hecho ins¨®lito. Lamentablemente, a estas alturas, la asistencia a un lugar p¨²blico est¨¢ te?ida de una psicosis de siniestralidad que s¨®lo se mitigar¨¢ poco a poco y en proporci¨®n a la severidad de las exigencias gubernativas, la estricta investigaci¨®n y la en¨¦rgica depuraci¨®n de responsabilidades.
Durante a?os se han venido quiz¨¢ atribuyendo demasiadas desgracias de esta especie a los efectos del azar o de la fatalidad. Carentes de una conciencia ciudadana capaz de exigir hasta el fin y de un sistema pol¨ªtico capaz de propiciar el cumplimiento de la ley sin atenci¨®n a resguardos pol¨ªticos o econ¨®micos, los espa?oles han pasado, entre la resignaci¨®n o la rabia silenciosa, por un ancho surtido de atentados a partir de la negligencia p¨²blica. Hora es ya, desde luego, de que hechos como el de la tarde del domingo en Mallorca, asociables a las peores noticias sobre las muertes evitables, dejen de censarse en un pa¨ªs que ha superado con creces la barrera de la indigencia. No acabar con esta lacra proveniente de la relativa seguridad en los locales y obras p¨²blicos, no tratar con el m¨¢ximo rigor legal a sus responsables y no disponer de todas las medidas precisas para evitar su repetici¨®n, ser¨ªa una de las significativas formas de dejaci¨®n de la moralizaci¨®n y modernizaci¨®n social que se propusieron los socialistas. ?ste es un desaf¨ªo colectivo todav¨ªa pendiente de una respuesta satisfactoria. Por el momento, y con el desmoronamiento de ese murete en el Llu¨ªs Sitjar, es tambi¨¦n una parte m¨¢s de la tranquilidad ciudadana la que se deteriora.
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