Los socialistas portugueses conceden a la Iglesia cat¨®lica un canal de televisi¨®n
El monopolio casi total que el Estado portugu¨¦s ejerce desde 1975 sobre la radio y la televisi¨®n parece tener sus d¨ªas contados. Dentro de unas semanas, la Iglesia cat¨®lica portuguesa dispondr¨¢, por decisi¨®n del Consejo de Ministros que preside el socialista Mario Soares, de un canal privado de televisi¨®n.
El anterior Gobierno de centroderecha, presidido por Francisco Pinto Balsemao, hab¨ªa abierto en 1982 una singularidad legal en el monopolio estatal de la televisi¨®n en reconocimiento del "papel excepcional que desempe?a la Iglesia cat¨®lica: en la sociedad portuguesa". El Gobierno de Mario Soares acaba de concretar la medida adoptada por su antecesor, a pesar de las cr¨ªticas del sector republicano, tradicionalmente anticlerical, y del partido socialista contra las excesivas concesiones a la jerarqu¨ªa cat¨®lica lusa en materia de ense?anza y comunicaci¨®n social.La legalizaci¨®n de la televisi¨®n del patriarcado no constituy¨® una sorpresa en Lisboa. Las relaciones entre el Gobierno y la jerarqu¨ªa cat¨®lica llegaron al borde de la ruptura con la reciente aprobaci¨®n, por el Parlamento de Lisboa, de una ley despenalizando parcialmente el aborto, y despu¨¦s de un viaje rel¨¢mpago de Mario Soares al Vaticano para tratar de resolver el conflicto, la Prensa portuguesa daba como seguro que la televisi¨®n cat¨®lica ser¨ªa parte del precio a pagar por el l¨ªder socialista para hacer las paces con los obispos. El problema de la radio es bastante m¨¢s complicado, porque la revisi¨®n constitucional de 1982, que mantuvo el monopolio estatal en materia de televisi¨®n, autoriza la creaci¨®n de radios privadas.
M¨¢s de 300 demandas de autorizaciones legales ya fueron entregadas a la Secretar¨ªa de Estado de la Comunicaci¨®n Social, que depende directamente de la Presidencia del Gobierno, pero la respuesta est¨¢ condicionada por la aprobaci¨®n, en el Parlamento, de una ley de radio.
Desde 1975, la emisora cat¨®lica Radio Renascen?a, propiedad de la Conferencia Episcopal portuguesa, es la ¨²nica excepci¨®n importante al monopolio estatal de la radio. Su red es actualmente la m¨¢s completa y poderosa del pa¨ªs, y sus dirigentes afirman que la audiencia media de Radio Renasenga es superior a la de las tres emisoras estatales en su conjunto. Entre tanto, una docena de radios locales empez¨® a emitir espor¨¢dicamente, con las dificultades y los riesgos que implica el estatuto de radio pirata a nivel local y con un radio de difusi¨®n generalmente inferior a 10 kil¨®metros.
Varias cooperativas creadas en Lisboa por profesionales de la radio (TSF, CRAC, etc¨¦tera) disponen ya de estudios y de todo el material necesario para producir, realizar y transmitir programas de calidad, pero esperan todav¨ªa la autorizaci¨®n legal para empezar sus emisiones.
En febrero, y sin previo aviso, una emisora de las Fuerzas Armadas americanas empez¨® a emitir en la zona de Lisboa, y el esc¨¢ndalo as¨ª provocado encendi¨® una verdadera guerra entre el Gobierno y las llamadas radios libres. En una reuni¨®n celebrada en Abrantes el pasado domingo, los reprsentantes de 10 emisoras libres afirmaron que el trato discriminatorio de que son objeto en relaci¨®n a radios extranjeras y a la Iglesia prueban que el problema de su autorizaci¨®n "no es t¨¦mico, sino pol¨ªtico". "La radio oficial tiene miedo de la voz de la radio libre", dijo en Abrantes un responsable de TSF, actualmente funcionario de la radio estatal.
Las radios libres adoptaron la resoluci¨®n de "desafiar al Gobierno y continuar emitiendo para que se habit¨²e el p¨²blico a una radio diferente, capaz de tratar todos los problemas con total independencia en relaci¨®n a todas las formas de poder".
Entre el 15 de abril y el 15 de mayo pr¨®ximos, las emisoras representadas en Abrantes realizar¨¢n una emisi¨®n conjunta en Lisboa, probablemente a partir de las instalaciones de la cooperativa TSF. Con esta decisi¨®n conjunta esperan poder cubrir el horario completo con emisiones variadas que permitan a los oyentes de la capital comprender mejor la lucha en curso para romper la "intolerancia administrativa del Gobierno" y obligar a una toma de decisi¨®n.
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