Carles Margarit y Eduard Jaurrieta
M¨¦dicos adjuntos de la residencia de Bellvitge, son los pioneros del trasplante de h¨ªgado en Espa?a
Los doctores Caries Margarit y Eduard Jaurrieta acaban de conocer las servidumbres de la popularidad. Apenas han tenido un momento de tranquililad desde que se supo, el domingo por la noche, que hab¨ªa terminado con ¨¦xito su segunda operaci¨®n de trasplante de h¨ªgado. Su nombre salt¨® a los medios de comunicaci¨®n asociado al primer trasplante de h¨ªgado de Espa?a, el 23 de febrero pasado. "La verdad, no esper¨¢bamos que esta segunda operaci¨®n tuviera tanto eco, m¨¢s incluso que la primera. Ser¨¢ porque la receptora es un ni?a", dec¨ªa ayer el doctor Jaurrieta
No es frecuente, dada la estructura m¨¦dica espa?ola, que los protagonistas de un acontecimiento cient¨ªfico como ¨¦ste sean dos m¨¦dicos adjuntos, dos profesionales muy j¨®venes, de 35 y 36 a?os, que pertenecen a dos servicios de cirug¨ªa diferentes y que no ocupan ning¨²n puesto en el organigrama. "Ciertamente no es frecuente", dice el doctor Margarit, "y el que nuestro caso sea at¨ªpico honra precisamente a nuestros jefes, los doctores Sitges y Curto Card¨²s". Carles Margarit se prepar¨® en Pitsburg (EE UU), en el servicio del doctor StarzI, autor del primer trasplante de h¨ªgado, realizado en Denver en 1963. All¨ª permaneci¨® seis meses, becado por el Fondo de Investigaciones Sanitarias de la Seguridad Social (FISS).Tambi¨¦n el doctor Jaurrieta solicit¨® una beca para prepararse en Hannover (Rep¨²blica Federal de Alemania), en el servicio del. doctor Pichilmayr, "pero me la denegaron sin decirme siquiera las causas". Estuvo igualmente tres meses trabajando con el doctor Pichilmayr, pero por cuenta de su bolsillo y de la residencia de Bellvitge. "Tuve que regresar un mes antes de lo que hab¨ªa previsto y me perd¨ª la oportunidad de participar en el segundo trasplante hep¨¢tico parcial que se realizaba". El doctor Jaurrieta se muestra especialmente cr¨ªtico con el sistema de becas de investigaci¨®n que rigen en Espa?a. Quer¨ªa hacer una carta abierta al FISS a su regreso, pero temi¨® que se interpretara como una pataleta. "Ahora quiero decirlo: es absolutamente imprescidible que las comisiones que conceden las becas de investigaci¨®n se democraticen de una vez", dijo.
Cuando se les pregunta si se sienten privilegiados en relaci¨®n a otros profesionales, los dos sonr¨ªen ir¨®nicamente. "El que hagamos una medicina que podr¨ªa calificarse de elite no nos libra de sufrir, como todos los dem¨¢s, los graves problemas de la sanidad espa?ola", dice el doctor Jaurrieta. "?Privilegiados, con un sueldo de 105.000 pesetas netas al mes"?, remacha el doctor Margarit. "En Estados Unidos, los m¨¦dicos con los que yo trabaj¨¦ cobran en un mes lo que a m¨ª me pagan en un a?o".
El problema es global y comienza, seg¨²n Eduard Jaurrieta, en la asistencia primaria, cuya desorganizaci¨®n le preocupa profundamente. "Con la presi¨®n asistencial que hay en los hospitales espa?oles", dice Carles Margarit, "es muy dif¨ªcil investigar. Pero se est¨¢n haciendo trabajos muy importantes, yo dir¨ªa que a pesar de la estructura sanitaria espa?ola". Est¨¢ tambi¨¦n el problema econ¨®mico. Ellos no quieren ni o¨ªr hablar de que los trasplantes son caros. "Cu¨¢nto vale la vida humana, y qui¨¦n es el que le pone precio?", pregunta el doctor Margarit. "Aparte de que no es m¨¢s caro que una operaci¨®n de coraz¨®n", a?ade su compa?ero. 'Y adem¨¢s, si no hacemos los trasplantes aqu¨ª, igualmente los seguir¨¢n haciendo en Estados Unidos, o en Alemania, y s¨®lo tendr¨¢n acceso a esta esperanza los que tengan dinero suficiente para costearse una operaci¨®n en el extranjero", apostilla Maregarit.
Son cuestiones de las que podr¨ªan estar hablando horas, pero ayer apenas dispon¨ªan de los 15 minutos que tardaron en comerse un bocadillo, despu¨¦s de una maflar¨ªa de agobio y antes de iniciar una sesi¨®n cient¨ªfica.
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