?Una polic¨ªa de la informaci¨®n?
Ning¨²n poder, ninguna instituci¨®n acepta permanentemente la transparencia de sus actividades. Las repercusiones del asunto de las filtraciones a la Polic¨ªa Judicial de Par¨ªs, los traslados de los funcionarios competentes, el cierre sin proceso alguno de una oficina de Prensa instalada desde principios de siglo en el Quai des Orf¨¨vres, ilustran el hecho de que el poder, pese a sus declaraciones, tolera el espejo que es la Prensa a condici¨®n de que le ofrezca la buena imagen que desea. Si hubo filtraciones, el Gobierno debe decir claramente cu¨¢les han sido. (...)Si los funcionarios de la polic¨ªa han traicionado, de forma fehaciente, al Estado que los emplea, no se los debe promocionar, sino aplicarles sanciones. Y se est¨¢ lejos de ello. El comisario Genthial, jefe de la Brigada Criminal, ha sido promocionado y cubierto de elogios por su ministro. Para colmar el car¨¢cter dudoso de semejante conducta, se acaba de cerrar autoritariamente, como en un arrebato de malhumor, una oficina de periodistas acreditados en el Quai des Orf¨¨vres, de la que sabe, y el prefecto de polic¨ªa en primer t¨¦rmino, que no ha sido el origen de las fugas m¨¢s molestas. ( ... )
El desasosiego parece superar este asunto meramente policial. Enfrentado a una crisis econ¨®mica que no cesa, a una impopularidad que confirma los sondeos, consciente de los estados an¨ªmicos de su base sociol¨®gica, el poder puede sentirse tentado a un repliegue defensivo y crispado, a la afirmaci¨®n de una autoridad que confinar¨ªa en el autoritarismo.
, 29 de marzo
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