El debate sobre la identidad cultural revela las contradicciones europeas
Burgess fue ayer el principal provocador del encuentro de Venecia
El debate sobre la identidad cultural europea que se est¨¢ celebrando en la Fundaci¨®n Cini, de Venecia, estall¨® ayer con todas sus contradicciones y riquezas. El m¨¢ximo provocador fue el escritor ingl¨¦s Anthony Burgess, autor de La naranja mec¨¢nica, al afirmar que "vengo de una isla que no se reconoce en Europa", y propuso la vuelta al lat¨ªn como medio para encontrar una unidad cultural donde todos los europeos pudieran entenderse.
En el debate que sobre la identidad cultural europea se est¨¢ celebrando en la veneciana Fundaci¨®n Cini se lleg¨® ayer a poner en tela de juicio hasta la misma existencia de Europa. ?Cu¨¢les son sus fronteras geogr¨¢ficas? ?Existe en realidad algo que sea espec¨ªficamente europeo? ?Las Am¨¦ricas, Australia, no son un producto europeo? ?Egipto no era Europa? ?El concepto mismo de Europa no es una ficci¨®n?, fueron algunos de los interrogantes m¨¢s debatidos en las sesiones de ayer.Anthony Burgess, el autor de La naranja mec¨¢nica, fue el mayor provocador del congreso. "Hablo ingl¨¦s", dijo, "aunque sea la lengua de la se?ora Thatcher, que ha declarado la guerra a Europa". Burgess, que ha comentado que nunca podr¨¢ ser un europeo al cien por cien porque viene de una isla "que no se reconoce en Europa", a?adi¨® que se siente europeo porque no vive en Inglaterra.
Pero al mismo tiempo el famoso escritor brit¨¢nico plante¨® el problema de la lengua como dificultad para una verdadera unidad cultural europea. Ironiz¨® sobre el hecho que los hombres han querido usar para comunicarse el m¨¢s complicado de los ¨®rganos, como es la lengua. Y as¨ª, mientras casi en general las diferencias en todo son m¨ªnimas, pues hasta se enciende el cigarrillo del mismo modo en todo el inundo, la gran diferencia es la lengua. Y mientras la estructura f¨ªsica de la mano, por ejemplo, es s¨®lida en el espacio, la lengua se sit¨²a en el tiempo y es m¨®vil.
Seg¨²n Burgess, nada hay m¨¢s est¨²pido que pensar en una lengua mundial. Para Europa, la ¨²nica posibilidad, dijo, para intentar una verdadera unidad cultural es la vuelta al lat¨ªn. "No lo e . ligo como chiste", coment¨®, "porque estoy muy convencido que lo mismo que en la Edad Media los fil¨®sofos recorr¨ªan Europa entendi¨¦ndose en lat¨ªn, hoy s¨®lo si Europa hablara otra vez en lat¨ªn, aunque lo hable mal y aunque no sea el de Cicer¨®n, podr¨¢ entenderse".
En realidad la provocaci¨®n de Burgess encuentra eco en los ¨²ltimos tiempos en otros ambientes europeos. En Francia se ha celebrado hace poco un congreso para lanzar la idea del lat¨ªn como lengua com¨²n europea.
Plante¨® tambi¨¦n el problema de la traducci¨®n de las lenguas. Y lo hizo con tal radicalidad que provoc¨® un polvor¨ªn de cr¨ªticas. Para Burgess no hay posibilidad de traducci¨®n. "Antes de ir a Oriente pens¨¦" dijo, "que Thomas Mann pod¨ªa servir para un chino o un indonesio. Despu¨¦s entend¨ª que era absurdo".
Seg¨²n el escritor ingl¨¦s, traducir es en realidad una operaci¨®n imposible. Puso el ejemplo de traducir para un malasio el verso Abril es el mes m¨¢s cruel. Dijo que un malasio nunca podr¨¢ entender que un mes pueda ser cruel como una persona, y que si acaso, todos los meses, y no s¨®lo abril, para ¨¦l ser¨ªan crueles, pues en su pa¨ªs los meses no se diferencian clim¨¢ticamente. Como tampoco es posible que un musulm¨¢n pueda entender la trama dram¨¢tica de una novela que cuente el drama de un polic¨ªa cat¨®lico que se enamora de dos mujeres a la vez. El musulm¨¢n se reir¨¢ y se preguntar¨¢ d¨®nde est¨¢ el dramatismo.
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