'Mafia' del taxi en Barajas
La caza del cliente al 'tir¨®n' y el abuso de tarifas siguen siendo la norma para algunos taxistas que prestan servicio en el aeropuerto de Madrid
A pesar de la presencia de agentes municipales y de la Polic¨ªa Nacional, los desaprensivos trabajan a su aire. Cualquier observador atento es capaz de descubrir sus artes. A la llegada del avi¨®n se produce la avalancha. Se abren las puertas que separan el control de aduanas del vest¨ªbulo de la terminal. Unos individuos (uno de ellos con una banderita espa?ola en la solapa) abordan a la extranjera all¨ª mismo ofreci¨¦ndole insistentemente el taxi, al tiempo que le arrebatan con delicadeza el equipaje para demostrar la bondad de sus servicios. La reacci¨®n inicial de la extranjera es de sorpresa. Pero consiente, y cuando ya ser¨ªa tarde la llevan, escoltada, por las cintas transportadoras hacia la terminal de nacional y all¨ª la sacan por cualquiera de las salidas al aparcamiento. Un c¨®mplice sali¨®, mientras tanto, a dar el aviso al taxi que se desplaz¨® al lugar exacto para recoger a la clienta. Puede darse el caso de que el taxi ni siquiera sea tal y se trate de un autom¨®vil que sin distintivo presta el servicio p¨²blico ilegalmente.Ese es el tir¨®n. Y se efect¨²a con un cinismo irritante, en las mism¨ªsimas narices de los guardias que, puestos de espaldas, chiflan el silbato para que avance la cola de los taxis o se disponen a multar a los turismos en la calzada.
Dice un guardia: "Yo estoy, como otros, desmoralizado. Se nos comen. Si denunciamos, perdemos el tiempo y nos cuesta incluso dinero del bolsillo ir al juzgado. ?Para qu¨¦? Cuando el cliente les pide recibo de la carrera lo extienden con n¨²mero de licencia de cualquier otro taxi que no tiene nada que ver".
Algunos taxis mafiosos (se estima que puede tratarse de 200) llegan sol¨ªcitos al encuentro del viajero con la bandera largo rato arriada y el tax¨ªmetro puede marcar una cifra astron¨®mica, pero esa cifra quedar¨¢ oculta detr¨¢s del equipaje. Si el cliente se apercibiera de la anomal¨ªa, el autor ya sabe c¨®mo responder: leve disculpa por despiste y a contar desde cero.
Los porteros de los grandes hoteles se ven obligados a intervenir con demasiada frecuencia cuando el cliente se ve en la obligaci¨®n de pagar 1.000 o 2.000 pesetas m¨¢s sobre lo que estimaba que podr¨ªa costarle la carrera desde Barajas a la ciudad. Dice uno de estos porteros: "Si marca 670 pesetas, ellos piden 1.670 o 2.670, sin dar tiempo al usuario a que compruebe la cifra porque levantan r¨¢pidamente la bandera".
Montones de denuncias
En la oficina de la Jefatura de Tr¨¢fico Urbano, el se?or Escaso amontona expedientes de denuncias por esta o parecidas razones. Dice Escaso: "Me llega un promedio de un centenar de Barajas cada semana. De todo. Hay tir¨®n (apresar al cliente en el vest¨ªbulo) que se sanciona con tres meses de retirada de licencia. Pero muchos no la respetan y siguen trabajando. Hay cobro abusivo de suplementos, y la sanci¨®n es la retirada de licencia seis meses. Tenemos tal avalancha de dentinc¨ªas que esperamos poder decretar el levantamiento del tax¨ªmetro a unos 500 taxis".Madrid tiene 15.500 taxis y el gremio asiste con estupor al lamentable espect¨¢culo de esta mafia que act¨²a con exclusividad de prerrogativas en aquella zona del aeropuerto. Muchos han sido sancionados y son reincidentes, seg¨²n consta en el departamento oficial. Y aunque el abuso sea de dominio p¨²blico y el perjuicio a la reputac¨ª¨®n global del grernio muy notable, los hechos persisten.
El Comit¨¦ de la Agrupaci¨®n de Aut¨®nomos de UGT es rotundo: "Cada vez que hemos denunciado a esa mafia nos han llovido amenazas de muerte". Su secretario general, Fern¨¢ndez Santos, a?ade: "Son 200 que confraternizan con la polic¨ªa. Hay polic¨ªas conductores de taxis, bomberos y otros funcionarios. Se sabe. Y se calla".
Para el comit¨¦ de UGT la soluci¨®n no es imposible: hacer rotativos, y breves, los per¨ªodos de destino de esos agentes, en el aeropuerto. Y este extremo lo comparte incluso el concejal responsable de Circulaci¨®n y Transporte. Dice Valent¨ªn Medel: "Soy consciente de la existencia de un problema de fraude, especialmente en internacional (Barajas), pero aquello no es un coto cerrado. Puede producirse una especializaci¨®n, unos taxistas que prefieren ese servicio al de la ciudad. Est¨¢ abierto a todos. Y si otros no van es porque no les gusta".
Seg¨²n numerosos taxistas no se trata de eso. Les gusta trabajar sin excluir lugares. Pero esa mafia, dicen unos y otros, "nos hace la vida imposible all¨ª hasta que saltamos". A?ade un tercero: "Les compensa hacer dos carreras al d¨ªa cobrando incluso 5.000 pesetas por lo que vale 600, y el resto del tiempo juegan a las cartas".
El Ayuntamiento ha lanzado sus propias cartas, alargadas, en las que los usuarios son advertidos de las posibles trampas en cinco idiomas, porque -en palabras de un funcionario- "hay que saber lat¨ªn". Estas cartulinas llevan incorporado un formulario de reclainaci¨®n, y seg¨²n la autoridad municipal est¨¢n siendo profusamente distribuidas por los mismos polic¨ªas, en presencia de los taxistas, a los clientes de Barajas. Pero raro es el guardia que lleva y distribuye la citada informaci¨®n. Uno tras Otro responden: "Ten¨ªa, pero se me han terminado". Ni siquiera se exhiben en lugar visible en la flainante oficina de turismo que hay en la terminal. Los impresos los tienen debajo del mostrador, en espera, tal vez, de que el extranjero que pregunte d¨®nde est¨¢ Soria y pida folleto reclame tambi¨¦n la papela municipal del alerta al taxi.
Para finales del a?o en curso todos los taxis de Madrid llevar¨¢n, adem¨¢s del preceptivo libro de reclamaciones, unos recibos troquelados (con su n¨²mero de licencia) en los que se anotar¨¢ el precio de la carrera a solicitud del usuario. El fraude ser¨¢ algo m¨¢s dif¨ªcil, aunque no imposible, porque es minor¨ªa la que solicita recibos. Se han entregado ya cerca de 3.000 talonarios de los 15.500 que hacen falta.
De un tiempo a esta parte, la mafia del taxi utiliza otro lamentable artilugio para desviar clientes a los hoteles en los que se les abonan comisiones. El conserje de un hotel damnificado dice: "En varias ocasiones llega el cliente asustado y luego explica que el taxista intentaba llevarle a otro hotel porque en ¨¦ste se hab¨ªa cometido la semana pasada un crimen horrendo".
Merienda de negros
En la Oficina Municipal de Objetos Perdidos (Santa Engracia, 120), un empleado con experiencia dice: "Si alguien ha echado de menos un objeto en un taxi de los que hacen internacional, s¨®lo en cuatro de cada cien casos se devuelve. Aquellos taxistas son un mundo aparte".Desde que la consigna de equipajes se suprimi¨® en Barajas (el p¨²blico ignora que hay otra en el subterr¨¢neo de la plaza de Col¨®n), la mafia del taxi, siempre sol¨ªcita, ofrece al cliente llegado de? extranjero y con unas horas de escala en Madrid hacerse cargo de sus maletas. Uno de estos taxistas confiesa: "Bueno, yo les cobro lo que me parece por el servicio, y me lo pagan, porque las maletas las tengo y no las suelto sin cobrar". Las maletas las traslada el taxista a su domicilio, regresa al encuentro del viajero en el punto que sea, con ellas en el maletero, y redondea as¨ª su servicio p¨²blico.
En la natural confusi¨®n de descarga de equipajes ya en el hotel es f¨¢cil que el taxista desaprensivo distraiga, por ejemplo, una m¨¢quina de escribir o un bolso mediano. "Con eso completan sus ingresos", comenta un taxista honrado, "y con eso nos ponen una imagen p¨¦sima a los dem¨¢s: la de ser ladrones".
UGT no tiene noticias probadas de desaparici¨®n sistem¨¢tica de equipajes. Tampoco le consta a Eladio N¨²?ez, presidente de la Asociaci¨®n Gremial de Auto-Taxi, quien dice: "Llamarles mafia es demasiado fuerte, pero creemos que a los reincidentes de fraudes hay que castigarlos con m¨¢s dureza y, desde luego, no los justificamos ni los consideramos compa?eros". Pero esta asociaci¨®n se opone a un medio propuesto por UGT en defensa del consumidor: que los taxistas lleven, visible, su identificaci¨®n y su fotograf¨ªa, como es costumbre en Londres o en Nueva York. "Tal novedad jam¨¢s la aceptaremos. Igual que el usuario no aceptar¨ªa que el taxista le pidiera el DNI al subir al coche", argumenta N¨²?ez.
Con o sin esa identificaci¨®n, la noche en la terminal de internacional es una aut¨¦ntica merienda de negros para la mafia que frecuenta su dominio. A partir de las 11.30 desaparecen los guardias municipales. Y a las doce, el vest¨ªbulo se llena de jugadores de cartas que gritan, en las mesas que utilizan como asiento, los ¨¦xitos de su esforzado trabajo y la promesa de m¨¢s ¨¦xitos en las horas entrantes. Llega el vuelo de Par¨ªs a las 23.45 y caen en las redes sus clientes. Luego aterriza el de Nueva York de las 2.50 y sucede lo mismo, s¨®lo que con un p¨¢jaro m¨¢s fatigado y f¨¢cil de apresar. Los taciturnos viajeros procedentes de Yedda (6.30 horas) inspiran compasi¨®n, a pesar de su bolsa bien cargada. Y los dos vuelos restantes de Nueva York (7.35 y 8.25 horas) se los juegan estos aviesos muchachos a la brisca. Hoy por ti y ma?ana por m¨ª.
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