Hero¨ªna: mercado y poder pol¨ªtico
En la actualidad el problema de la droga en Europa se presenta b¨¢sicamente como el problema de la hero¨ªna. A ello contribuyen diversos factores. En primer lugar, la hero¨ªna y dem¨¢s derivados del opio, en contraste con las restantes drogas ilegales, generan una radical dependencia en el consumidor, que le priva de toda libertad para decidir sobre la continuaci¨®n o no del consumo, que le lleva a una progresiva destrucci¨®n de su personalidad y de su inserci¨®n en la sociedad y, no infrecuentemente, a la prostituci¨®n y al delito para financiar el consumo, e inclusive a la muerte (90 casos constatados y 200 estimados en Espa?a durante 1983). En segundo lugar, la dimensi¨®n cuantitativa del consumo, que reviste los caracteres de una epidemia europea: 150.000 en Francia y entre 240.000 y 360.000 en Italia, ambos, datos oficiales. En estimaci¨®n del doctor Santiago de Torres, el n¨²mero de consumidores en Espa?a puede rondar los 80.000, con n¨²cleos b¨¢sicos en Barcelona, Madrid y Pa¨ªs Vasco.Las dimensiones del problema exigen una nueva reflexi¨®n sobre su naturaleza y sobre los instrumentos para hacerle frente, a lo que ha contribuido el reciente congreso convocado por el Partido Comunista italiano en M¨®dena, bajo el lema de Una pol¨ªtica de Europa contra la droga, al que han concurrido especialistas, representantes de los grupos de izquierda del Parlamento Europeo y una delegaci¨®n espa?ola.
El problema de la hero¨ªna ha sido tomado en consideraci¨®n hasta ahora ¨²nicamente desde el plano puramente represivo, sobre todo contra el traficante final e intermedio y con pocos medios y una deficiente coordinaci¨®n entre los diversos cuerpos policiales.
S¨®lo en algunos pa¨ªses se ha tomado en consideraci¨®n como problema de salud p¨²blica, si bien de modo muy limitado. En Espa?a la asistencia espec¨ªfica a los toxic¨®manos es pr¨¢cticamente inexistente, reducida a unos pocos centros p¨²blicos, b¨¢sicamente municipales, y a algunas instituciones privadas.
Ahora bien, si se atiende a la dimensi¨®n econ¨®mica del tr¨¢fico y consumo de hero¨ªna, se pone de manifiesto un aspecto nuevo y fundamental: la hero¨ªna, como mercado y como poder econ¨®mico y pol¨ªtico.
En efecto, se calcula que si cada uno de los 80.000 heroin¨®manos requiere, cuando menos, y como dosis m¨ªnima, un cuarto de gramo, cotizado a 4.000 pesetas, el consumo de hero¨ªna diario en Espa?a representa 320 millones de pesetas, lo que supone ?117.000 millones de pesetas al a?o! La hero¨ªna se trata, pues, no s¨®lo del mayor negocio del mundo, s¨®lo comprable al de las armas, sino tambi¨¦n del mayor negocio de Espa?a. Es m¨¢s, es un negocio en expansi¨®n, porque para financiar el consumo el usuario se convierte, por obra de su adicci¨®n, en el mejor agente distribuidor, y en la ampliaci¨®n del mercado se juega su propio consumo.
Cuando tal financiaci¨®n no es posible, el ¨²nico recurso es la prostituci¨®n y el robo, pudiendo entenderse ahora las causas del incremento de la delincuencia violenta contra la propiedad, la proliferaci¨®n de negocios de compra-venta de oro, etc¨¦tera.
La dimensi¨®n financiera
La consideraci¨®n de la droga como mercado nos debe llevar a estimar los efectos de su dimensi¨®n econ¨®mica. Ese gigantesco poder financiero se ve obligado a lavar el dinero sucio y, por ello, a penetrar en la econom¨ªa honesta, con la que compite de forma desleal, pues sus inversiones no est¨¢n lastradas por los intereses del 20% y el 25% de la financiaci¨®n bancaria. Y ante el desequilibrio de capacidad financiera entre las empresas honestas y las ligadas a la droga, los empresarios en dificultades se ven abocados a incorporarse al circuito criminal del tr¨¢fico y de la financiaci¨®n. Los ¨²ltimos traficantes detenidos en Italia eran, precisamente, empresarios honestos en crisis. La dimensi¨®n econ¨®mica del tr¨¢fico de hero¨ªna evidencia que la acci¨®n represiva debe atender, m¨¢s que al traficante final, al n¨²cleo del tr¨¢fico, al circuito financiero, al control de cuentas y movimientos bancarios, al tr¨¢fico legal e ilegal de divisas. Palermo, capital de la droga italiana, es la ciudad con mayor n¨²mero de bancos nacionales y extranjeros de aquel pa¨ªs.A su vez, la dimensi¨®n econ¨®mica de la hero¨ªna nos debe llevar a una reflexi¨®n sobre la dimensi¨®n pol¨ªtica. En primer lugar, porque un poder financiero criminal tan enorme necesita penetrar en el Estado y en las instituciones: pol¨ªticos, gestores p¨²blicos, banca, polic¨ªas y jueces. La hero¨ªna requiere corrupci¨®n institucional en gran escala. En segundo lugar, a nadie se le puede ocultar que quien tiene un poder de acumulaci¨®n de capital tan gigantesco no puede carecer de proyecto pol¨ªtico.
La lucha contra la droga requiere, por todo lo expuesto, una estrategia pol¨ªtica general, de Estado, que se proyecte en:
1. El ¨¢mbito de la sanidad p¨²blica, de prevenci¨®n y asistencia a los toxic¨®manos.
2. La represi¨®n policial, coordinando los cuerpos policiales y dot¨¢ndoles de los medios t¨¦cnicos, personales y jur¨ªdicos para operar sobre la trama financiera del mercado.
3. El plano pol¨ªtico, prestando un inter¨¦s de primer orden en las manifestaciones de corrupci¨®n ligadas a la droga, sin descartar nunca que la corrupci¨®n, por ejemplo, de un juez, no sea un hecho aislado, sino, quiz¨¢, la punta de un iceberg.
Por ¨²ltimo, la lucha contra la droga no puede limitarse a un solo pa¨ªs. Ante la hero¨ªna nos movemos entre la indiferencia de los pa¨ªses socialistas y los intereses pol¨ªticos y econ¨®micos de Estados Unidos.
Se requiere, tambi¨¦n aqu¨ª, una estrategia europea contra la droga, del Parlamento y del Consejo de Europa, que permita la cooperaci¨®n coordinada de los diversos pa¨ªses, que consolide el espacio judicial europeo y que pueda impulsar una acci¨®n directa sobre los pa¨ªses productores de opio, concertando con ellos planes de reconversi¨®n de las zonas de cultivo del mismo en zonas de producci¨®n de bienes que sirvan a la prosperidad de sus pueblos y no a la de los se?ores de la droga.
Luis Arroyoes profesor titular de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid, presidente de la Comisi¨®n de Justicia y Libertades P¨²blicas del PCE.
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