Las siglas olvidadas: FLP
Desde 1977 proliferan en los ¨¢mbitos editoriales las historias de la oposici¨®n al r¨¦gimen franquista, y esos libros figuran, por lo regular, entre los de mayor venta. En este fen¨®meno podr¨ªa haber indicios del deseo de recuperaci¨®n de una historia pr¨®xima pasada que se nos escapa y del secreto orgullo de verse inscrito, aunque s¨®lo sea subsidiariamente, en la lista de participantes en tal historia. Es frecuente en esas publicaciones la dedicaci¨®n de cap¨ªtulos al Frente de Liberaci¨®n Popular (FLP), familiarmente llamado Felipe,- pero tales textos son m¨¢s bien fragmentarios y proporcionan una visi¨®n anecd¨®tica de este grupo de oposici¨®n a la dictadura.A partir de las ¨²ltimas elecciones legislativas hemos le¨ªdo a menudo, en las notas biogr¨¢ficas de personalidades pol¨ªticas, la menci¨®n que para muchos espa?oles es a¨²n misteriosa: "Perteneci¨® al FLP".
Curioso que no se haya escrito todav¨ªa una historia global del FLI> o, simplemente, una historia del Felipe.
Yo no soy soci¨®logo; soy pintor. Pero con todo y la fama que tenemos los pintores de escribir mal, am¨¦n del intrusismo que supone hacerlo no siendo del gremio de la pluma y, por si fuera poco, la a?adidura de una extremada reticencia ante la actividad pol¨ªtica, voy a tratar de "pintar el cuadro" de un movimiento singular que ni siquiera lleg¨® a partido, pero que concit¨® las m¨¢s grandes esperanzas de este pa¨ªs durante los a?os cincuenta y que fue, sin duda, el intento m¨¢s espont¨¢neo y sincero de reuni¨®n de los espa?oles que rechazaron aquella lenta degradaci¨®n que supuso el franquismo y sus "valores eternos".
Muchos de los hombres que muestran con orgullo su condici¨®n de ex felipes hoy est¨¢n ubicados en elevados escalones del poder o empinados en las gradas de nuestro escenario econ¨®mico, cultural o cient¨ªfico. En pol¨ªtica, para empezar, el Felipe ha proporcionado una buena parte de dirigentes. Ninguno de ellos, a la derecha del centro; pero si comenzamos por el centro podremos enumerar, desde la extinta UCI) y la a¨²n viva Convergencia, a P¨¦rez-Llorca y Roca Junyent; pasamos por el PSUC y el PCE y nos encontramos con Com¨ªn y Sartorius; en cuanto al PS de Catalu?a y al PSOE, ambos en el pleno disfrute del poder, nos ofrecen una nada despreciable serie de ex felipes, con cuatro ministros: Campo, Maravall, Romero y Serra. Esto sin contar a los dos ministros centristas anteriores: Leal y P¨¦rez-Llorca, am¨¦n de subsecretarios, directores generales y un presumible etc¨¦tera. Tambi¨¦n el ¨¢rea auton¨®mica estuvo anotada en el haber del Felipe: Saavedra, Maragall, Molas... Por lo que se refiere a la extrema izquierda, entre los partidos de nueva creaci¨®n, reconstituidos o ya desaparecidos -como el POUM o la Liga Comunista-, su fundaci¨®n o resurrecci¨®n es imputable directamente a felipes: Ubierna, Pastor. Y hasta la ETA; existe documentaci¨®n seg¨²n la cual (v¨¦ase, por ejemplo, el libro de Letamendi) la incorporaci¨®n de la dimensi¨®n socialista a la mera y primigenia nacionalista tuvo su origen en el Felipe vasco (ESBA).
A los pol¨ªticos podr¨ªamos a?adir una larga lista de catedr¨¢ticos, periodistas (de ¨¦stos baste con citar al m¨¢s conspicuo creador de Prensa, Juan Tom¨¢s de Salas), escritores (Valente, V¨¢zquez Montalb¨¢n), cient¨ªficos (Garc¨ªa Camarero, en la inform¨¢tica; Antonio Campillo y Ricardo L¨®pez, en f¨ªsica -de este ¨²ltimo se habl¨® como candidato para el Premio Nobel hace unos a?os-), y a¨²n falta la menci¨®n de grandes especialistas en las ciencias humanas, como el fil¨®sofo Rubert de Vent¨®s y Manuel Castells, una autoridad mundial (Castells) en el ¨¢mbito de la so ciolog¨ªa urbana. Cualquier partido o ideolog¨ªa de nuestro pa¨ªs podr¨ªa hoy hacer su lista de intelectuales y escritores proceden tes de las filas del FLP. Si habla rnos del PCE en particular, la longitud de la n¨®mina dar¨ªa que pensar a los ide¨®logos del partido; recu¨¦rdese que la casi totalidad de sus teorizantes y escrito res en los a?os sesenta eran infiltrados del FLP.
Estos hombres del mundo de la cultura no es que pertenecieran simplemente a esa franja exterior de simpatizantes con la que todo partido cuenta y que permanece en la sombra; muy al contrario, estos hombres del pensamiento y de la cultura llegaron a tener una participaci¨®n activa y militante; fueron hombres que entregaron su pasi¨®n y sus mejores capacidades a un trabajo tambi¨¦n apasionante: el (le acabar con la hipocres¨ªa, la mediocridad y la indigencia intelectual que, a sus ojos, estaba significada por el franquismo.
De lo dicho se deduce muy claramente que el Felipe fue la mejor -escuela de mandos antifranquistas de la ¨¦poca del franquismo, y ustedes disculpen el conato de redundancia.
Parad¨®jicamente, sin embargo, el Felipe fue un bluff num¨¦ricamente hablando; como todos los grupos nuevos e incluso los partidos, en tiempos de la dictadura las cifras eran irrisorias.
Nunca de tan pocos han salido tantos. ?sta es la caracter¨ªstica m¨¢s chocante del Felipe, con un peque?o riesgo de exageraci¨®n se puede decir que son hoy m¨¢s numerosos los ex felipes que est¨¢n en candelero que los que permanecen en la sombra. Durante muchos a?os, la condici¨®n de ex felipe no resultaba rentable y hab¨ªa una cierta propensi¨®n a ocultarla, pero desde las ¨²ltimas elecciones se viene produciendo el proceso inverso: alegan su ex felipismo personas que no quisieron nunca pedir su ingreso en el FLP. Este fen¨®meno actual y adyacente infla falsamente los guarismas hist¨®ricos.
Otra de las caracter¨ªsticas de este movimiento es su condici¨®n de obra colectiva. Hablando con su propio l¨ªder y dise?ador, Julio Cer¨®n, me confirm¨® lo que yo ya hab¨ªa presentido despu¨¦s de leer lo que se ha escrito sobre el Felipe y despu¨¦s de hablar con numerosos ex felipes, a saber: que fue la obra de muchos, aunque la idea creadora radicara en uno solo. Es decir, que el Felipe fue siempre todo lo contrario de un grupo o partido carism¨¢tico, como es, por ejemplo, el Opus. Y donde m¨¢s claramente se manifiesta este car¨¢cter no carism¨¢tico es quiz¨¢ en el Felipe catal¨¢n (FOC) y en la evoluci¨®n ulterior de sus militantes.
Por otro lado, el FLP dej¨® en sus hombres una impronta bastante apreciable. Hace a?os, un periodista latinoamericano que recorr¨ªa Espa?a para entrevistar a los l¨ªderes de la oposici¨®n al franquismo coment¨®, de vuelta a su pa¨ªs, con un viejo exiliado espa?ol: "Los he visto a todos y son de lo m¨¢s diverso. Pero a los que proceden del Felipe les he notado en seguida el origen, algo as¨ª como un talante com¨²n". Esto, que podr¨ªa parecer contradictorio con mi anterior anotaci¨®n del car¨¢cter no carism¨¢tico, no lo es tanto si se tiene en cuenta que su propia constituci¨®n fue pol¨ªticamente original: la pluralidad ideol¨®gica dio origen a una amalgama de personalidades variopintas, pero su manifestaci¨®n se produc¨ªa con una cierta identidad.
Honestamente hablando, es indudable que el FLP fue un extremismo. No tuvo concurrentes a la izquierda de su espectro pol¨ªtico, si se except¨²a el terrorismo. Por otro lado, todo el mundo sabe que el terrorismo es un extremismo de acci¨®n, cuyo motor puede no ser forzosamente una ideolog¨ªa izquierdista.
Una singularidad del FLP, sin embargo, es que este extremismo no dej¨® en sus militantes un rastro negativo, al¨¦rgico, de rechazo, como suele ocurrir en ex afiliados de otros movimientos; los del ya citado Opus y el PCE, por ejemplo. En una palabra, un centrista de hoy, Felipe ayer, no reniega de su pasado, sino que sonr¨ªe con ternura a su recuerdo. Esto es un detalle humano altamente est¨¦tico.
El sentimiento gratificante que esto supone hace que todos los felipes se sientan unidos por este recuerdo encantador. No se puede pedir m¨¢s como resultado de una vivencia pol¨ªtica. Una familia con un pasado feliz siempre estar¨¢ unida. ?ste es mi homenaje. El homenaje de un pintor (no de un soci¨®logo o polit¨®logo) que siempre ha sentido un gran inter¨¦s por los descubrimientos est¨¦ticos, m¨¢xime cuando se trata del m¨¢s dif¨ªcil de conseguir: el de la belleza familiar.
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