Un toxic¨®mano se suicida y explica en una nota manustrita que "la droga ha podido conmigo"
Un joven toxic¨®mano se suicid¨® con una sobredosis de hero¨ªna, en la madrugada del pasado s¨¢bado, en un piso de la avenida del Mediterr¨¢neo, donde hab¨ªa realquilado un cuarto hac¨ªa pocos d¨ªas. El fallecido, Jos¨¦ Mar¨ªa L. V., de 27 a?os, empleado en una empresa de inform¨¢tica, reci¨¦n separado de su esposa, dej¨® una nota en la que afirmaba que la hero¨ªna hab¨ªa podido con ¨¦l. Se trata de la d¨¦cimoquinta v¨ªctima conocida de la hero¨ªna en Madrid desde que comenz¨® el a?o.
En la ¨²ltima conversaci¨®n que el pintor Antonio Jim¨¦nez mantuvo con su hu¨¦sped Jos¨¦ Mar¨ªa, el primero cit¨® la siguiente frase de Goethe: "Una mirada a los libros, dos a la vida". Antonio y Jos¨¦ Mar¨ªa hab¨ªan estado hablando de literatura; el pintor se hab¨ªa extra?ado de que el joven apenas conociera la personalidad y la obra de Miguel ?ngel Asturias y Jos¨¦ Ortega y Gasset, dos autores que ¨¦l admira; el segundo hab¨ªa mostrado sus preferencias por Kafka, Herman Hesse y, en general, por el esoterismo y el orientalismo.Eso ocurri¨® en la noche del pasado viernes. En esa ocasi¨®n, por primera vez en los ocho d¨ªas que llevaba en el piso de la avenida del Mediterr¨¢neo, Jos¨¦ Mar¨ªa mostr¨® un comportamiento extra?o. Entr¨® en la sala de estar con pantalones vaqueros y una bata marr¨®n que dejaba ver su su torso, mantuvo con Jim¨¦nez un largo intercambio de ideas acerca de gustos literarios y se sent¨® a ver la televisi¨®n con la familia. Eso era normal; lo raro eran aquellos ojos enrojecidos y los picores que le asaltaban en todo el cuerpo y que hac¨ªan que mantuviera constantemente ocupadas las manos en rascarse.
Cuando termin¨® el programa televisivo del viernes, Jos¨¦ Mar¨ªa anunci¨® su prop¨®sito de salir a la calle a tomar una cerveza, pero, al parecer, se lo pens¨® dos veces y dijo que beber¨ªa un vaso de agua. Fue a por ¨¦l a la cocina y se encerr¨® en su cuarto. En toda la noche no sali¨® ning¨²n ruido de la peque?a pieza ocupada por el reciente inquilino.
A la ma?ala siguiente, la del pasado s¨¢bado, el matrimonio Jim¨¦nez observ¨® que la luz del cuarto de Jos¨¦ Mar¨ªa estaba encendida, pero no le dieron m¨¢s importancia. El joven, pensaron, aprovechaba la ma?ana de asueto para leer. Pero pasaron las horas y Jos¨¦ Mar¨ªa no sal¨ªa, ni para ir al cuarto del ba?o; as¨ª que, hacia las seis de la tarde, Antonio y su mujer se decidieron a entrar en su habitaci¨®n.
El cuarto alquilado por Jos¨¦ Mar¨ªa tiene unos apenas seis metros cuadrados de superficie, una cama individual, un armario, una mesita de noche, otra de trabajo y dos sillas de madera. Cuadros de Jim¨¦nez decoran las paredes. All¨ª fue encontrado muerto, sentado en una silla, de espaldas a la puerta y de cara a la ¨²nica ventana de la pieza, que da a un patio interior. Ten¨ªa puestos los pantalones, el torso estaba desnudo, y una jeringa, vaciada ya de su contenido, colgaba de su antebrazo derecho. De la boca le sal¨ªa una espuma sanguinolenta y la alfombra presentaba manchas de sangre ca¨ªdas del brazo. No ten¨ªa otras lesiones que las producidas por los chutes que terminaron con su vida.
Sobre la mesita de noche, los agentes de la comisar¨ªa de La Estrella, avisados de inmediato del hallazgo del cad¨¢ver, encontraron tres papelinas de hero¨ªna vac¨ªas, una cucharilla flameada y una segunda jeringuilla tambi¨¦n usada. Sobre la cama, que no hab¨ªa usado en toda la noche estaba la bata marr¨®n, en uno de cuyos bolsillos hab¨ªa un folio escrito con bol¨ªgrafo de tinta negra por el fallecido. El texto permite deducir que Jos¨¦ Mar¨ªa se suicid¨® con una sobredosis de caballo.
"Que Dios me perdone"
"Toda la responsabilidad es m¨ªa; nadie ha influido m¨¢s que la droga y yo: ella ha podido conmigo. Pido perd¨®n a todos y que Dios tambi¨¦n me perdone", rezaba la ¨²ltima misiva de Jos¨¦ Mar¨ªa, cuyo cad¨¢ver fue trasladado al Instituto Anat¨®mico Forense para realizarle la autopsia. Seg¨²n la polic¨ªa, el fallecido hab¨ªa sido detenido en dos ocasiones: el 11 de febrero de 1977, como supuesto autor de un robo, y el 29 de noviembre de 1982, como presunto traficante de drogas.La muerte de Jos¨¦ Mar¨ªa ha ca¨ªdo como una losa sobre el hogar de Antonio Jim¨¦nez, convertido todo ¨¦l en una exposici¨®n permanente de la obra del pintor. Apenas hay un espacio en los muros del que no cuelgue una pintura tenebrista de aire goyesco firmada por Jim¨¦nez, ni un rinc¨®n que no contenga uno de los trabajos que ¨¦ste realiza sobre troncos y ramas retorcidas. Jim¨¦nez, ronde?o, ex torero, vive modestamente con su mujer y sus dos hijos. Su vida es su trabajo art¨ªstico, que ahora centra en "la investigaci¨®n de las l¨ªneas curvas". De vez en cuando realquila alg¨²n cuarto de su casa, "porque del arte no se puede vivir si no tienes previamente dinero o no cuentas con alg¨²n padrino importante".
En los ¨²ltimos d¨ªas del pasado mes de marzo se present¨® en el piso de la avenida del Mediterr¨¢neo Jos¨¦ Mar¨ªa, al que la familia Jim¨¦nez no conoc¨ªa de antemano. Hab¨ªa le¨ªdo en un peri¨®dico el anuncio de que se realquilaba un cuarto y le interesaba la oferta. Era un joven de 1,70 metros de altura y muy delgado, en cuyo rostro s¨®lo destacaban unos ojos "como muy saltones y abiertos". Estaba reci¨¦n separado de su mujer, con la que hab¨ªa convivido en la calle de Cabo de San Vicente, de Alcorc¨®n. Llevaba tan s¨®lo una maleta.
Jos¨¦ Mar¨ªa dijo que trabajaba en una empresa de inform¨¢tica situada en la calle de Valderribas. Sus caseros comprobaron por tel¨¦fono que esto era cierto. Ayer, el director de esa empresa manifest¨® su "absoluta sorpresa" al conocer las circunstancias en que falleci¨® Jose Mar¨ªa, porque ¨¦l cre¨ªa que su muerte hab¨ªa sido causada por un ataque al coraz¨®n. Afirm¨® de su ex empleado que "era una excelente persona, un hombre voluntarioso, que quer¨ªa hacer cosas en esta vida y del que nadie sospech¨® nunca que consumiera drogas". Jose Mar¨ªa, que hab¨ªa trabajado como grabador de datos, estaba aprendiendo ahora a operar con ordenadores.
Durante los ocho d¨ªas que pas¨® en el piso, Jos¨¦ Mar¨ªa mostr¨®, seg¨²n la familia Jim¨¦nez, ser un joven "educado, de estudios". Durante el d¨ªa trabajaba y por las noches guardaba un comportamiento discreto. El pintor Antonio Jim¨¦nez cree que el suceso en el que de forma involuntaria se ha visto envuelta su familia es un signo m¨¢s de que "los dioses han muerto y el Apocalipsis est¨¢ en la calle".
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