'La fuerza del cari?o' de James L. Brooks, gan¨® cinco premios de la Academia de Hollywood
Pocas veces en los ¨²ltimos a?os las previsiones de p¨²blico y cr¨ªtica se han cumplido con tanta exactitud, por lo menos en lo que a los galardones m¨¢s importantes se refiere. La fuerza del cari?o, la gran triunfadora, ha acaparado cinco oscars, todos ellos en las categor¨ªas importantes. Tres veces ha subido al estrado James. L. Brooks, su debutante director. Primero para recoger la estatuilla al mejor guionista, m¨¢s tarde la del mejor director y por ¨²ltimo, para recibir de manos de Frank Capra el premio gordo a la mejor pel¨ªcula. Sin embargo, por lo menos de cara al p¨²blico, los nombres que se asociar¨¢n para siempre con esta edici¨®n de la gran noche de Hollywood son los de Shirley Mac Laine y Jack Nicholson, merecidos vencedores del oscar a la mejor actriz y al mejor actor secundario, por haber protagonizado en la pantalla a la pareja m¨¢s explosiva del a?o, la exc¨¦ntrica viuda y el astronauta borrach¨ªn del filme ganador.La Academia ha vuelto as¨ª a premiar a un cl¨¢sico producto de la industria local, alej¨¢ndose de las veleidades angl¨®filas de los ¨²ltimos a?os, reconociendo la ardua labor de un oscuro profesional de la industria, creador en la sombra de series televisivas de ¨¦xito, que durante cuatro a?os luch¨® lo indecible para juntar todas las piezas del filme, escribi¨® 11 diferentes versiones del gui¨®n y se enfrent¨® a los ejecutivos de los estudios, especialmente a la Paramount -que no crey¨® en su pel¨ªcula hasta que la tuvo acabada-, para sacar adelante su proyecto.
The right stuff (Elegidos para la gloria), el filme m¨¢s ambicioso de los producidos este a?o por la industria norteamericana, se ha. hecho con cuatro oscars, todos ellos en categor¨ªas eminentemente t¨¦cnicas, incluyendo e?l de mejor niontaje, entregado por uno de los mejores montadores de la historia, el, director Robert Wise.
Fanny y Alexander, la supuesta obra p¨®stuma de Ingmar Bergman, se ha llevado cuatro oscars. Adem¨¢s del previsto a la mejor pel¨ªcula en lengua extranjera, Seven N¨ªkvist, el director de fotograria, ha repetido el premio que ya consiguiera, tambi¨¦n con Bergman, por Gritos y susurros, en 1973, y junto a ¨¦l la pel¨ªcula sueca ha ganado en el apartado al mejor vestuario y a la mejor direcci¨®n art¨ªstica.
Quiz¨¢ la ¨²nica sorpresa relativa a este a?o haya sido el premio a la mejor actriz secundaria, conseguido por la diminuta Linda Hunt, por su papel de fot¨®grafa de la pel¨ªcula El a?o que vivimos peligrosamente, del australiano Peter Weir. Las apuestas se decantaban por la ex cantante Cher, por su retrato de la lesbiana amiga de la protagonista en Silkwood. Sin embargo, la Academia ha preferido reconocer este a?o el at¨ªpico papel de esta actriz que en un principio ni siquiera figuraba en las listas de cr¨¦ditos del filme. Su presencia en el escenario para recoger la estatuilla ha sido uno de los momentos m¨¢s emocionantes de la noche.
Otro australiano, Bruce Beresford, ha llevado tambi¨¦n a su actor principal al oscar, aunque en este caso Robert Duvall part¨ªa como favorito, no s¨®lo por su impecable trabajo como el cantante country fracasado que intenta rehacer su vida en Tender mercies, sino porque la consistencia de su carrera merec¨ªa este oscar, un reconocimiento que parec¨ªa escap¨¢rsele inexplicablemente a?o tras a?o.
Entre los perdedores, el golpe m¨¢s fuerte lo ha recibido Silkwood, la vuelta al cine de Mike Nichols ausente de la ceremonia. Ni el director, ni los guionistas, ni sus dos actrices, Meryl Streep y Cher, han conseguido nada.
El oscar honorario de esta edici¨®n ha correspondido a Hal Roach, el anciano productor de las pel¨ªculas de Laurel y Hardy, quiz¨¢ el ¨²nico de los pioneros de Hollywood que queda con vida. Ha sido ¨¦ste uno de los momentos m¨¢s emocionantes de la ceremonia.
La larga jornada
Desde las cuatro de la tarde, cuando las limusinas los depositan frente al Dorothy Chandler Pavillion, a la vista de los incansables fans que chillan al descubrir a su estrella favorita, hasta altas horas de la madrugada, cuando el ¨²ltimo de los festejos de la noche m¨¢s larga del a?o cierra sus puertas, la entrega de los oscars es, para sus protagonistas, una aut¨¦ntica prueba de resistencia.Este a?o el griter¨ªo empezaba con las fans de Barbra Streisand pidiendo justicia y agitando sus pancartas. Un poco m¨¢s all¨¢, varios activistas religiosos les llamaban por su nombre pregunt¨¢ndoles si cre¨ªan en Dios, al tiempo que agitaban una Biblia. Por si esto no les intimidaba, la prueba siguiente era la del encierro. Apretados, avanzando muy lentamente, deb¨ªan recorrer unos 40 metros hasta la entrada a la sala por un pasillo formado por barreras met¨¢licas, a cuyos lados se amontonaban paparazzi de todo el mundo ametrall¨¢ndoles con sus flashes.
Tres horas y 45 minutos ha sido el tiempo total de la ceremonia. No han faltado las viejas glorias entre los presentadores. Dos viejas damas de la aristocracia hollywoodiense han abierto la ceremonia: Ginger Rogers y Shirley Temple, esta ¨²ltima portando el peque?o oscar en miniatura que le fue concedido en 1934. Cary Grant, cuyo grado de conservaci¨®n empieza ya a ser sospechoso, las sigui¨® en escena. A Gene Kelly la Academia le entreg¨® una r¨¦plica de la estatuilla que ganara en 1951 y que desapareci¨® en el incendio que en diciembre destruy¨® su casa.
Otra invitada fue Bibi Samaranch, la esposa del presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, que fue presentada por el ex actor y actual embajador de Estados Unidos en M¨¦xico, John Gavin.
Uno de los protagonistas de la noche no se encontraba en el patio de butacas, sino en la sala de prensa habilitada en el cuarto piso del edificio, Ronald Reagan, junior, el hijo del presidente de Estados Unidos, ex bailar¨ªn y ahora comentarista radiof¨®nico, que la pasada noche debutaba retransmitiendo el acontecimiento para una emisora de Filadelfia.
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