Explota y confunde, que algo queda
Se est¨¢ dando en estos ¨²ltimos d¨ªas en nuestro pa¨ªs una verdadera manipulaci¨®n y demagogia del tema de la seguridad ciudadana, se?ala la autora de este art¨ªculo. Se explota una fr¨¢gil situaci¨®n real para reprimir las conquistas en la liberalizaci¨®n de las costumbres, y del reconocimiento de derechos y libertades, y se ataca de este modo frontalmente al primer Gobierno honesto y progresista que ha tenido el pa¨ªs.
El famoso tema de la "seguridad ciudadana" es pasto f¨¢cil de todo tipo de manipulaciones y demagogias. Existe una clara explotaci¨®n de una situaci¨®n de malestar real, que se crea en la calle, se ampl¨ªa de forma sensacionalista e indiscriminada en los medios de difusi¨®n y se utiliza en el Congreso para hurgar en una herida abierta en el tejido democr¨¢tico del pa¨ªs y empujar literalmente al Gobierno a la toma de medidas represivas, ante la ir¨®nica sonrisa de los qu¨¦ se apuntan al "ya lo dec¨ªa yo...".Digo explotar. Con ello me refiero a la utilizaci¨®n desconsiderada, en beneficio propio, y, por tanto, fraudulenta, de una situaci¨®n real y aut¨¦ntica de fragilidad, de necesidad o malestar colectivo. Dicha situaci¨®n y sus profundas causas existen. Pero existen tambi¨¦n importantes intereses de la derecha ultramontana en alcanzar dos objetivos, situados a distintos niveles de profundidad en la vida social del pa¨ªs.
Uno aparece vinculado por las voces mas chillonas del conservadurismo devoto-perennemente escandalizado. Estas voces est¨¢n soltando su mensaje a base de echar todo en un mismo saco: "confunde, que algo queda...". Atacan, sistem¨¢tica y encubiertamente, todo aquello que en la trama de la vida cotidiana, y en su traducci¨®n legislativa ha venido a representar liberalizaci¨®n de costumbres y reconocimiento de derechos y libertades individuales;. todo ello con la finalidad de que las costumbres, las libertades y las formas de pensar vuelvan al redil del que nunca debieron salir.
El segundo objetivo -m¨¢s evidente y coherente en sus formas de expresi¨®n- es el de atacar frontalmente al primer Gobierno honesto. y progresista que ha tenido el pa¨ªs. El que est¨¢ intentando -con enormes dificultades- ajustar la legislaci¨®n a las necesidades sociales globales y gobernar de forma ¨²til al conjunto de los ciudadanos.
Esta doble finalidad se busca -en uno y otro caso- mediante la utilizaci¨®n de un discurso que reconstruye los rasgos caracter¨ªsticos del m¨¢s puro pensamiento reaccionario. Veamos:
-Acusar de "candor" y de "idealismo" a los intentos de renovaci¨®n, otorgando, con aires de superioridad, el beneficio de las buenas intenciones, implica autosituarse en el terreno del realismo y del pragmatismo. Pr¨®ximos al m¨¢s gris de los cinismos, la "naturaleza humana" es desde esta ¨®ptica siempre propensa a la ca¨ªda y necesitada, por ello, de fuertes controles externos. Cualquier situaci¨®n que conlleve libertad externa y cambio interno incita al mal y al desorden destructor. ?Qu¨¦ pobre lectura de la naturaleza humana!
-Fomentar el miedo al futuro vaticinando cat¨¢strofes cuando aparecen situaciones conflictivas, y explotar con ello la natural y humana inseguridad, constituye una muy antigua manera de fomentar la dependencia, incitar una inmovilidad pr¨®xima a la par¨¢lisis y a delegar por tanto las libertades m¨¢s intransferibles en el mism¨ªsimo agorero que vaticina la desgracia.
-Difundir la idea de que las acciones son el resultado exclusivo de "la voluntad" y que ¨¦sta depende de la bondad o maldad innata de los individuos permite situarse en el papel de juez; hacer de las conductas cuestiones morales y dejar a oscuras la carga de responsabilidad social y colectiva que las ha hecho posibles. Depositando la culpa en los individuos particulares no hay por qu¨¦ cambiar las condiciones sociales que las han sustentado.
-Si las conductas son el resultado de la "voluntad", buena o mala, exclusivamente individual, la ¨²nica salida viable es la del castigo y la represi¨®n de los malos. Castigo tanto m¨¢s merecido cuanto que las acciones hayan estado motivadas por un intento de disminuir el nivel de tensi¨®n o angustia, o incluso (?c¨®mo se atreven ... ?) para buscar el placer.
La mano dura viene a cerrar ante nuestros ojos el c¨ªrculo de este tan antiguo discurso sobre la naturaleza humana. No es de extra?ar que todo ello recuerde arraigadas voces inquisitoriales y muestre la m¨¢s siniestra faz de la Iglesia y de los intereses que tradicionalmente han acompa?ado su hist¨®rico camino.
Que sepan los ciudadanos, que con una tal concepci¨®n de la naturaleza humana la represi¨®n se sabe d¨®nde empieza, pero no d¨®nde termina. Que nadie est¨¢ a salvo, aunque de momento sea f¨¢cil localizar el mal en los "otros".
Que sepan que la explotaci¨®n y la manipulaci¨®n existen. Que el discurso impl¨ªcito y expl¨ªcito que acompa?a las condolencias a sus muy reales pesares no es discurso inocente o ideol¨®gica y pol¨ªticamente desinteresado.
Y que la soluci¨®n a los pesares requiere grandes dosis de integridad, inteligencia, creatividad profesional y sensatez pol¨ªtica. Cualidades todas que raramente han practicado los actuales explotadores del malestar cuando en su momento, desde el poder, hubieran podido actuar preventivamente a fin de evitar tanto sufrimiento actual.
es diputada del PSC-PSOE por Barcelona.
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