El belga Noel Dejonckheere, del Teka, se impone al 'sprint'
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LUIS G?MEZ ENVIADO ESPECIAL,Noel Dejonckheere, corredor belga del equipo espa?ol Teka, que, curiosamente, acude a esta prueba con tres espa?oles y siete extranjeros, se adjudic¨® al sprint la primera etapa de la Vuelta Ciclista a Espa?a, cuyo protagonista fue un fuerte viento que origin¨® un retraso de 1.20 horas sobre el tiempo previsto. Los corredores superaron este esfuerzo suplementario con entereza porque la etapa estaba planificada a modo de recorrido tur¨ªstico. El italiano Francesco Moser conserva el maillot amarillo
La meteorolog¨ªa, en forma de un fuerte viento del estrecho, condicion¨® el desarrollo de una etapa que no contaba entre las m¨¢s interesantes. El trazado, tan tur¨ªstico, en plena Costa del Sol, tampoco despert¨® excesivo inter¨¦s. En todo caso, algunos turistas tornaron su ba?o de sol en la playa por el bronceado en la cuneta. Era una excusa eso de la Vuelta. Pero, al poco de que los corredores afrontasen el sur de la provincia de C¨¢diz, un fuerte y constante viento les cogi¨® de sorpresa. Ello, unido a la presencia de un minipuerto (el Cabrito, tercera categor¨ªa, 340 metros de altitud), convirti¨® la primera parte de la etapa en una dura prueba. Hubo incluso kil¨®metros con fr¨ªo. El retraso sobre el tiempo previsto fue la primera se?al de alerta. Era una etapa larga y, adem¨¢s, lenta. La tardanza final fue de 1.20 horas.Necesidades fisiol¨®gicas
Los primeros kil¨®metros ofrecieron una serie de aspectos originales, pero que se han olvidado r¨¢pidamente. Los ciudadanos del Puerto de Santa Mar¨ªa y los vecinos de Chiclana observaron con curiosidad las distintas variantes que empleaban algunos corredores para hacer sus primeras necesidades fisiol¨®gicas. En este sentido, Antonio Coll (Teka) fue el primero en detener la bicicleta en el arc¨¦n. Otros, m¨¢s h¨¢biles o menos t¨ªmidos, prefirieron hacerlas sin detener la m¨¢quina, seg¨²n pedaleaban. Tambi¨¦n, pronto, Juan Fern¨¢ndez (Zor) inaugur¨® la serie de pinchazos de la Vuelta para ser Reig (Kelme) y Caldentey (Hueso) las primeras v¨ªctimas de una ca¨ªda. La carrera, en nutrido y tranquilo pelot¨®n, se encontr¨® de improviso con una bifurcaci¨®n. No todos acertaron al dirigir su pedaleo. As¨ª que ambos, Reig y Caldentey, se toparon con la bifurcaci¨®n y con la correspondiente se?al de tr¨¢fico. El suceso no tuvo m¨¢s resonancia. Al cabo, Michael Wilson, ¨²ltimo anteayer en la etapa de Jerez, se convirti¨® en el primer corredor en abandonar; al parecer, por sufrir tendinitis.
En las cercan¨ªas de Chiclana, un grupo de tres corredores, Lieckens, Angoitia y Saronni (el hermano, naturalmente), luch¨® por las primeras 3.000 pesetas de la primera meta volante. Las gan¨® Lieckens. Poco despu¨¦s lleg¨® la ¨²nica escapada solvente de la etapa, protagonizada por el belga Waliays, que caus¨® estupor en los diferentes directores deportivos al escaparse a m¨¢s de siete minutos, luchar en solitario contra el viento y romper el pelot¨®n en tres grupos; los dos primeros, formados por una quincena de hombres. Era m¨¢s bien la consecuencia del adverso viento y la sorprendente trayectoria de una etapa que no estaba dise?ada para sucesos de este estilo.
Conforme disminu¨ªa el viento, ya pasado Tarifa, el belga fue absorbido, el pelot¨®n reagrupado y la carrera normalizada, aunque sobre ella pesara ya un retraso superior a la hora. La lucha por el ¨²nico puerto de monta?a distingui¨® a Camarillo (Zor) como primer l¨ªder exiguo de este premio. El favorito, Lagu¨ªa (Reynolds), entr¨® en tercera posici¨®n. A partir de, entonces, el piso llano y el calor favorecieron una marcha m¨¢s l¨®gica, con varios saltos sin consecuencias y luchas finales por el sprint.
Noel Dejonckheere, especialista en sprints, tuvo que luchar casi m¨¢s con los enviados especiales para las primeras declaraciones, que no suelen pasar de monos¨ªlabos porque los corredores no est¨¢n, en esos momentos, para grandes discursos.
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