Un novelista entre el pasado y la historia
El pasado fue siempre la gran fuente de inspiraci¨®n de Manuel Mujica L¨¢inez, tanto en sus aspectos m¨¢s personales como en la mayor de sus vertientes: la historia. Descendiente de una familia de la aristocracia bonaerense ¨¦l mismo declaraba contar entre sus antepasados a uno de los fundadores de la ciudad- ,su propia tradici¨®n le marc¨® desde el principio, desde que comenzara su carrera literaria a finales de los a?os treinta, con la publicaci¨®n de sus primeros versos, de los ensayos de Glosas castellanas y de sus primeras biograf¨ªas.Periodista y cr¨ªtico de arte, viajero por Europa, public¨® sus primeros libros narrativos a finales de los cuarenta, configur¨¢ndose desde entonces como uno de los m¨¢ximos representantes de la llamada "generaci¨®n intermedia" de las letras argentinas, al lado de Julio Cort¨¢zar o Ernesto S¨¢bato. Dentro de esta generaci¨®n, Mujica L¨¢inez es uno de los herederos del grupo de Florida que representa, frente a los de Boedo, -nombre de dos lugares de Buenos Airesuna literatura de tipo culto, formalista, de voluntad art¨ªstica, preferentemente intelectual, frente a toda veleidad social o de compromiso pol¨ªtico.
As¨ª, desde sus primeros libros relatos, el escritor se inclina sobre el pasado de su propia ciudad, de su clase social, la alta burgues¨ªa, y sobre los escenarios y personajes de este su peque?o mundo antiguo. Existen resonancias del per¨ªodo colonial en sus primeros libros de cuentos, que figuran ya entre sus obras m¨¢s conseguidas: Aqu¨ª vivieron y, sobre todo, en Misteriosa Buenos Aires. Y acto seguido se lanz¨® ya a describir la decadencia de la aristocracia argentina en libros como Invitados en El Para¨ªso y la trilog¨ªa Los ¨ªdolos, La casa y Los viajeros.
Esta vertiente de su obra no le abandonar¨¢ hasta el final, como lo `demostrar¨ªa posteriormente en los relatos de Cr¨®nicas reales y en una de sus ¨²ltimas grandes novelas" El gran teatro, en la que entrecruza diversas histor¨ªas de la gran burgues¨ªa bonaerense durante la representaci¨®n de una ¨®pera en el teatro Col¨®n.
Paladeo casticista
Pero en este testimonio nost¨¢lgico, decadente, no exento de humor, ternura y cierto escepticismo, y siempre escrito con un evidente paladeo casticista, Mujica L¨¢inez tuvo que inclinarse muchas veces sobre la historia. No era extra?o, por tanto, que en un momento dado, como si se tratara de una continuidad inevitable, la historia, y no solamente Argentina, sino la espa?ola y la universal, hiciera su aparici¨®n en su obra. Y as¨ª surgieron sus principales ¨¦xitos, las obras que le concedieron una celebridad m¨¢s universal. En Bomarzo, el mayor de sus ¨¦xitos, fue un fragmento de la historia del Renacimiento italiano; en El unicornio se acerc¨® a la Edad Media; en El laberinto, al mundo hispanoamericano del siglo XVII, y finalmente, en El escarabajo, donde, mediante un hilo conductor -una joya que pasa de mano en mano y que representa un escarabajo sagrado del antiguo Egipto-, recorre en diversos episodios algunos de los momentos de la historia universal, tratados con el mismo desparpajo e id¨¦ntica desenvoltura que si hubiera sido el suyo propio.
Su ¨²ltimo libro, un conjunto de relatos articulado como una narra ci¨®n unitaria -y Mujica siempre destac¨® en esta estructura narrativa-, Un novelata en el Museo del Prado, revive las vidas de una se rie de personajes surgidos de los cuadros de nuestra gran pinacoteca. Aunque tambi¨¦n escribi¨® f¨¢bulas m¨¢s personales, como Sergio o Cecil, y hasta cultiv¨® una extra?a y arcaizante ficci¨®n cient¨ªfica al final de De milagros y melancol¨ªas.
Manuel Mujica L¨¢inez descubri¨® su propio pasado mirando hacia s¨ª mismo, y a trav¨¦s de ese pasado conect¨® con la historia, entre la fantas¨ªa, el humor, una cr¨ªtica suave e ir¨®nica y la nostalgia siempre a punto. Dotado de una imaginaci¨®n fecunda, de gran habilidad formal, con una prosa castiza e ir¨®nica siempre arcaizante, este gran escritor desaparecido fue un fin de raza demasiado exquisito y estetizante tal vez para poder lanzar hacia adelante una fantas¨ªa prisionera de su propio pasado.
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