16 lunes
El sombrero sombr¨®n, los rojos, los verdes, los azules, una bohemia que se encaminaba hacia las luces del nuevo siglo, m¨¢s que del Mundo Nuevo, don Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n, panteonizado/ galvanizado por el Centro Dram¨¢tico Nacional, con Lluis Pascual y escribanos de Goya tomando buena nota. Coproducci¨®n con el Theatre de l'Europe, y don Ram¨®n se acuesta sin cenar. Luces del Modernismo (herencia ¨²ltima, parnasiano/simbolista, de Baudelaire, a trav¨¦s de ese Baudelaire posterior, inverso y borroso que es Rub¨¦n: me llama Pepote Altabella por aclarar conceptos, que su parla oscurece/enriquece). Bohemi de una gallofa entre dos siglos Luces que saca a la luz don Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n, ¨®pera omnia, toma casta?a, volumen XIX. Era como un hind¨² de las r¨ªas de Galicia. Eugenio d'Ors dice de ¨¦l lo m¨¢s empeque?ecedor (no lo he visto en ninguna antolog¨ªa de urgencia, ahora que traen a Madrid Luces de bohemia): "Su dandismo se limita m¨¢s o menos, a perpetuar el uniforme estudiantil de Santiago y de Coimbra". M¨¢s la sangre, don Eugenio, m¨¢s la. sangre de pr¨®stata y Cruz Roja. Catalanes lo ponen en el mundo. Eruditos insisten en Max Estrella/Alejandro Sawa. Se desnarigan, claro. Mi idea es que, en el mu?ec¨®n Sawa/Estrella, Valle mete su propia biograf¨ªa y hasta bibliograf¨ªa. Sawa (hay que leer/no leer Iluminaciones en la sombra con mucha m¨¢s sombra de mediocridad que luz) no llena el personaje que hizo Valle y que s¨®lo ¨¦l puede llenar. Viste su vida con un muerto y hace la funci¨®n. Rodero cumple aqu¨ª carrera y gloria. Todo el heredaje de aquella burocracia literaria que detest¨®, hoy se enluce con su obra vida, textos, noticias, ¨¦poca y ¨¦pica. Los breves viven de los grandes, pero un siglo m¨¢s tarde.
18 mi¨¦rcoles
A uno le trae ya m¨¢s o menos flojo el ping-pong izquierda/derecha, en su versi¨®n formal/informal, o period¨ªstica-, pero uno quisiera subrayar el dato, m¨¢s est¨¦tico que ¨¦tico, de c¨®mo hay una cierta derecha que-tira-de-pluma. y se inventa siempre un espantoso mu?ec¨®n maniqueo (en este caso Aranguren), para facilitarse a s¨ª misma las cosas y tener una. diana sugestiva en sus pol¨ªgo?os de tiro al blanco, al rojo o al cristiano. Aranguren, que ha logrado la santidad laica por caminos m¨¢s agustinianos que tomistas o paulinos, que ha llegado a reinar intelectualmente, sin pretenderlo, en la Ciudad de Dios; Aranguren, a quien siguen y han seguido mocedades espa?olas sin necesidad de que ¨¦l se ponga delante (como hicieran, en Europa, Gide, Sartre o Marcuse), Aranguren, en fin, ha sido reimitado, reificado a la inversa, por cierta dere/dere, como mu?ec¨®n de todos los pelotazos de la romer¨ªa casticista.Me lo dec¨ªa no hace mucho una notable personalidad intelectual, un disc¨ªpulo de Aranguren (si Aranguren no repudiase, por libidinosa, la palabra maestro):
-Yo no s¨¦, en este momento, si Aranguren es todav¨ªa cat¨®lico.
Tampoco yo lo s¨¦, ni me importa, pero s¨¦ que Aranguren, m¨¢s a¨²n que cristiano, es un poco Cristo (ahora que acabamos d e' pasar la Semana Santa) a quien unos aproximan exquisitamente la esponja de hiel, otros hieren rudamente en el costado y ciertas Ver¨®nicas de n¨®mina, en fin, acercan unas p¨¢ginas abiertas de peri¨®dico como s¨¢bana santa. Aza?a, Ortega, Aranguren, tantas figuras de la intelectualidad espa?ola en quien el inmanentismo rampante ha reconcentrado su cr¨ªtica mucho m¨¢s gacetillera que cient¨ªfica. Ahora, el pich¨®n del tiro de pich¨®n eres t¨², Jos¨¦ Luis.
21 s¨¢bado
Meti¨® perfiles negros, meti¨® orlas duras, meti¨® lo que nadie hab¨ªa metido en la pintura, le doli¨® una manzana mentalmente, pero en el coraz¨®n, hasta pintarla, y hoy cinco mil personas visitan diariamente la exposici¨®n C¨¦zanne, aqu¨ª en Madrid (Arte Contempor¨¢neo). Me lo dec¨ªa hace poco Manuel Alcorlo, que no es nada C¨¦zanne: "No sab¨ªa componer, no sab¨ªa inventar, pero c¨®mo pensaba los objetos". Pero c¨®mo pensaba los objetos. de la reflexi¨®n cezanniana viene la revoluci¨®n picassiana, vienen Braque y el cubismo anal¨ªtico, aquellos bodegones planos y humeantes de caf¨¦ con peri¨®dico. Es el padre anterior, C¨¦zanne, siempre hay un padre anterior al padre, es el profeta mudo del arte de este siglo, Zola le da?a con La Obra, es el se?oruco burgu¨¦s, el artesano genial, el par¨¦ntesis de calma, honestidad laboral y reflexi¨®n sensata que la pintura estaba necesitando, despu¨¦s de la org¨ªa p¨®mpor¨¦/mordor¨¦, Dante Grabriel Rossetti y todo el rollo. Los cubistas, ya digo, son, me parece a m¨ª, quienes mejor y m¨¢s le entienden, y antes que nadie, con lo que el mundanismo sobrio de Juan Gris y el lirismo loco de Picasso vuelven a liberar el arte de esa meditaci¨®n de trascocina que supone C¨¦zanne. (Pero en las trascocinas es donde se piensan las m¨¢s definitivas cosas.) Los madrile?os han demostrado tanta curiosidad por C¨¦zanne como por Picasso y Dal¨ª. Y todos los espa?oles, que vienen en autocares desde las autonom¨ªas esas que dicen que hay. Lo que pasa es que la pintura, para el espa?ol, aunque nuestro pueblo no tenga una cultura pict¨®rica (ni mucha de la otra), ha sido siempre espect¨¢culo, por tradici¨®n. El espa?ol va a la pintura como al teatro de Lope, y al" corral¨®n de comedias de Lope como a las Meninas de Vel¨¢zquez. Quiz¨¢ teatro y pintura sean la herencia visual que le dejaron sus siglos de oro a este pueblo de mirones.
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