P¨¦rez de Cu¨¦llar, en Madrid
LA VISITA de Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar a Espa?a es sin duda un hecho importante para el desarrollo de las relaciones exteriores de nuestro pa¨ªs. El secretario general de la ONU es una personalidad completamente excepcional en la vida internacional: para ocupar ese cargo tiene que ser recomendado a la Asamblea General por el Consejo de Seguridad, y merecer, por tanto, la confianza, como m¨ªnimo, de sus cinco miembros permanentes: EE UU, URSS, China, Reino Unido y Francia. En el caso de P¨¦rez de Cu¨¦llar, su elecci¨®n, por unanimidad, tuvo lugar despu¨¦s de 16 sesiones, en las que numerosos vetos, de uno y otro lado, cerraron el paso a otros candidatos. Adem¨¢s de dirigir el aparato administrativo de la ONU, asume con frecuencia misiones del Consejo de Seguridad para "buscar soluci¨®n" o "seguir e informar" sobre determinados conflictos. No ha tenido, en ese terreno, ¨¦xitos impresionantes. En realidad, la propia funci¨®n del secretario general dif¨ªcilmente lo permite; su papel est¨¢ en gran parte supeditado a la voluntad, por parte de los Estados, de potenciar o no las intervenciones de las Naciones Unidas. En los dos a?os y pico de su misi¨®n, P¨¦rez de Cu¨¦llar ha realizado sobre todo una labor callada, paciente y probablemente mucho m¨¢s eficaz, en una serie de casos, de lo que aparece en la superficie. Existe cierta tendencia, sobre todo por parte de los pa¨ªses m¨¢s poderosos, a prescindir de la ONU, o incluso a bloquear su funcionamiento. Hace poco la URSS puso el veto a una propuesta que hubiese permitido un papel activo de la ONU en Oriente Pr¨®ximo; alg¨²n tiempo despu¨¦s EE UU ha hecho lo mismo con una resoluci¨®n condenando la colocaci¨®n de minas en los puertos de Nicaragua. Si se afirma la tendencia a marginar a la ONU de las zonas en las que surgen peligros para la paz, las consecuencias ser¨ªan muy negativas, sobre todo en la actual etapa de agudas tensiones internacionales. Espa?a est¨¢ interesada en impulsar una tendencia contraria; esperemos que el viaje de P¨¦rez de Cu¨¦llar contribuya a ello.Al mismo tiempo, Espa?a tiene un inter¨¦s espec¨ªfico en algunas de las cuestiones situadas en el marco de la actuaci¨®n de la ONU, o que podr¨ªan estarlo. Nos referimos a problemas pol¨ªticos, y no a un tema secundario cuya importancia se ha exagerado en ciertas ocasiones, corno el de la apertura de una oficina de informaci¨®n de la ONU en Madrid. Sobre la situaci¨®n tan grave de Am¨¦rica Central, seguida hoy con tanta preocupaci¨®n por la opini¨®n espa?ola, el Consejo de Seguridad de la ONU ha dado su apoyo a las gestiones del grupo de Contadora. Pero es evidente, ante las nuevas operaciones de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) contra Nicaragua, que la puesta en pr¨¢ctica de las soluciones pac¨ªficas preparadas por dicho grupo exige una presi¨®n internacional mucho m¨¢s fuerte que hasta aqu¨ª. Est¨¢, por otra parte, la cuesti¨®n, tan importante para Espa?a, de las medidas internacionales indispensables contra el terrorismo; parece obvio que en ese terreno la ONU puede desempe?ar un papel. Y no cabe silenciar una impresi¨®n de falta de preparaci¨®n del viaje de P¨¦rez de Cu¨¦llar por parte de la diplomacia espa?ola. Sorprende que el secretario general pueda decir en Barajas sobre el proyecto de Felipe Gonz¨¢lez de una conferencia internacional contra el terrorismo: "No conozco exactamente cu¨¢l es su planteamiento inicial". Lo l¨®gico hubiese sido lo contrario: que hubiese sido plenamente informado del "planteamiento inicial" hecho por Felipe Gonz¨¢lez, pues para algo tiene Espa?a una delegaci¨®n en Nueva York. Aparece, y no es la primera vez, una falta de coherencia o de coordinaci¨®n en la acci¨®n internacional del Gobierno. Ser¨ªa absurdo que, por ejemplo en el tema del terrorismo, el presidente Gonz¨¢lez proponga una conferencia internacional, en declaraciones en Viena y Estrasburgo, sin que se realice una labor correspondiente, sistem¨¢tica, por parte del aparato diplom¨¢tico, en los lugares adecuados, entre otros, desde luego, en la ONU, para lograr que tal proyecto deje de ser una idea abstracta y se materialice. Esperamos que las conversaciones de P¨¦rez de Cu¨¦llar estos d¨ªas en Madrid contribuyan a intensificar la participaci¨®n de Espa?a en las actividades de la ONU.
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