Am¨¦rica Latina s¨®lo puede administrar la recesi¨®n
![Joaqu¨ªn Estefan¨ªa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F1f14318f-c7ca-4f48-bb93-b7cc36410b07.png?auth=db36de0011cbbe2e16ae2266d32dda02610eda2bd57b24f0728ceb431be4c682&width=100&height=100&smart=true)
JOAQUIN ESTEFANIA MOREIRAPregunta. Tras el agotamiento del modelo de desarrollo que impuls¨® la CEPAL en Am¨¦rica Latina hace varias d¨¦cadas, y despu¨¦s del fracaso del monetarismo, ?se puede ofrecer en estos momentos un nuevo paradigma econ¨®mico para la regi¨®n?
Respuesta. Es muy dif¨ªcil, hoy por hoy, ofrecer un nuevo paradigma para Am¨¦rica Latina en materia econ¨®mica, por varias razones. Primero, porque la regi¨®n, si bien es homog¨¦nea en algunas cosas, se ha hecho cada vez m¨¢s diferente en otras muchas. Es muy dificil establecer el mismo paradigma para Brasil que para una isla del Caribe, o para Uruguay y para M¨¦xico. En segundo lugar, porque se est¨¢n produciendo cambios de extraordinaria importancia en el mundo, que hacen que el escenario internacional -que es una variable fundamental- est¨¦ cambiando de forma violenta. Cuando la CEPAL elabor¨® su paradigma en los a?os cincuenta, ten¨ªamos una visi¨®n del mundo capitalista, de la estrategia del crecimiento; hoy, los escenarios en el mundo industrial est¨¢n cambiando violentamente; los motores del crecimiento se est¨¢n alterando... Estamos enfrent¨¢ndonos a una tercera revoluci¨®n industrial que todav¨ªa no ha dado se?ales claras de hacia d¨®nde va.
En los pr¨®ximos a?os, es evidente que las tasas de crecimiento en Am¨¦rica Latina van a ser d¨¦biles, simplemente porque no hay posibilidad alguna de que la regi¨®n pueda realizar una aceleraci¨®n violenta de su desarrollo. Hemos hecho un modelo en la CEPAL seg¨²n el cual, en la mejor de las hip¨®tesis, la regi¨®n estar¨ªa logrando en 1990 los niveles de 1980. En estas condiciones, vamos a tener un per¨ªodo en el que lo m¨¢s importante es administrar la recesi¨®n, administrar las presiones sociales y las expectativas frustradas de las clases medias.
P. Esta administraci¨®n de la que usted habla tuvo un modelo hasta los a?os setenta, que se pod¨ªa llamar neokeynesiano. Luego, en muchos pa¨ªses vari¨® 180 grados la situaci¨®n y se comenz¨® a aplicar lo que tambi¨¦n, gen¨¦ricamente, se ha conocido como monetarismo...
R. Creo que en Am¨¦rica Latina ha sido superado el monetarismo en todas las partes. Nadie puede dejar de reconocer que, en estas condiciones, navegar en la crisis con las leyes exclusivas del mercado es casi un imposible social y econ¨®mico. Todos los Gobiernos tienen irremediablemente que intervenir en un conjunto de demandas sociales, y, por tanto, una acci¨®n deliberada del Estado es inevitable. Cualquiera que sea la coyuntura externa, los recursos externos van a ser mucho m¨¢s escasos que en la d¨¦cada de los setenta; ahora tenemos un per¨ªodo de inevitable austeridad externa, y, por tanto, interna, que obliga a una administraci¨®n mucho m¨¢s eficiente de los recursos. Pero esto tambi¨¦n implica aprovechar la coyuntura para prepararnos a una gran tarea de modernizaci¨®n de Am¨¦rica Latina para otra etapa de desarrollo.
Lecciones amargas
P. ? Qu¨¦ lecciones ha dejado la experiencia monetaria en los pa¨ªses en que ha sido aplicada: Chile, Argentina, Per¨² ... ?
R. Ha dejado lecciones amargas. Primero porque puso de manifiesto que el uso del instrumento monetario, o el uso simplemente del mercado para ganar eficiencia, se ha mostrado muy insuficiente, y en muchos casos ha llevado a la destrucci¨®n del aparato productivo, y a promover un gigantesco endeudamiento al que habr¨¢ que seguir atendiendo durante muchos a?os. Al monetarismo le ha faltado el horizonte social y el horizonte temporal, como ha dicho en algunas ocasiones Ra¨²l Prebich. Repito aqu¨ª que se necesita una acci¨®n deliberada del Estado para intervenir en los procesos. El grado, dimensi¨®n y profundidad de esta intervenci¨®n es un problema que cada pa¨ªs define, pero es inevitable.
P. Al relacionar monetarismo y endeudamiento exterior, ?pretende hacerlo de, modo directo? Es decir, ?es el monetarismo el principal causante de la situaci¨®n de la deuda externa de Am¨¦rica Latina?
R. No. Ser¨ªa una injusticia decir esto, o mejor, ser¨ªa una verdad parcial, porque en el problema de la deuda han entrado los pa¨ªses monetaristas y los no monetaristas. El origen del endeudamiento latinoamericano es muy variado, y reconoce una multiplicidad de causas, entre otras, pol¨ªticas internas desacertadas. No tiene nada de malo, en teor¨ªa, que los pa¨ªses en desarrollo se endeuden. Estos pa¨ªses necesitan capital. El problema es para qu¨¦ te endeudas y en qu¨¦ aplicas el endeudamiento. Y lo que ha fallado aqu¨ª ha sido esto; una parte considerable de la deuda externa latinoamericana fue a alimentar inversiones no reproductivas, fue a sostener, por ejemplo, pol¨ªticas cambiarias irreales o defender pol¨ªticas de estabilizaci¨®n irreales. O a alimentar una macroeconom¨ªa que alent¨® la salida de capitales; o a atender el armamentismo violento de Am¨¦rica Latina.
P. ?C¨®mo se puede salir de esa situaci¨®n de endeudamiento? ?Qu¨¦ tipo de medidas son esas que pueden imponerse?
R. Cambiar las condiciones de los ejercicios de la refinanciaci¨®n de la deuda: m¨¢s plazos para pagar, menores tipos de inter¨¦s, y, sobre todo, los pa¨ªses no pueden afectar para el pago de la deuda un porcentaje de exportaciones superior a un cierto volumen...
P. ?Qu¨¦ porcentaje ser¨ªa ¨¦ste, seg¨²n la CEPAL? El Sistema Econ¨®mico Latinoamericano (SELA) ha recomendado un 20% del valor de las exportaciones...
R. Es muy peligroso decir un porcentaje. Depende de los pa¨ªses, porque la relaci¨®n exportaciones deuda es muy diferente en los pa¨ªses latinoamericanos.
P. ?No resulta paralizante a la hora de analizar el problema de la deuda acudir s¨®lo a la incomprensi¨®n exterior? ?No hubo ineficacia interna en los pa¨ªses latinoamericanos a la hora de escoger la v¨ªa del endeudamiento, por la enorme facilidad de liquidez del exterior?
R. Ciertamente, hay causas intemas en esta crisis; las hubo en el origen y tambi¨¦n las hay ahora. No hemos ca¨ªdo en el simplismo de decir que los problemas de la deuda se deben solamente a la perversidad de la coyuntura intemacional. Hay una trilog¨ªa de causas: pol¨ªticas internas desacertadas; permisividad financiera muy grande, que en muchos casos fue m¨¢s all¨¢ de las reglas de la ortodoxia convencional, y una coyuntura internacional que nos ha jugado una mala pasada. Hasta 1980, la deuda no era tan preocupante. Hay mucha gente que se pregunta c¨®mo no se previ¨® esto; los grandes traidores de la pel¨ªcula han sido las tasas de inter¨¦s y los t¨¦rminos del intercambio, que han generado un sobreajuste.
P. ?Existen diferentes posiciones, hacia una mayor flexiblidad, en la banca internacional, en el problema de la deuda?
R. S¨ª. Particularmente, en la banca europea se denota una mejor flexibilidad y, por tanto, un mayor conocimiento del problema. Hay documentos, por ejemplo, de la Uni¨®n de Bancos Suizos, o del mismo Alfonso Esc¨¢mez, presidente del Banco Central, que as¨ª lo demuestran. Naturalmente que la banca norteamericana est¨¢ mucho m¨¢s endeudada en t¨¦rminos relativos que la banca europea. Eso marca una diferencia significativa. Pero yo noto dos cambios importantes en el escenario internacional: por una parte, hay una creciente convicci¨®n de los banqueros internacionales de que esto, as¨ª como est¨¢, no funciona, y de que hay que. hacer algo. Las discrepancias est¨¢n en qu¨¦ hay que hacer; algunos quieren grandes medidas globales; otros, que intervengan los Estados, etc¨¦tera. En segundo lugar, hay una creciente conciencia en los pa¨ªses latinoamericanos para actuar en alg¨²n grado colectivamente.
P. ?Puede jugar Espa?a alg¨²n papel espec¨ªfico en todo esto?
R. Bueno, ya he mencionado antes el documento de Esc¨¢mez. Este documento marca la visi¨®n de un banquero inteligente, que se da cuenta de que la primera condici¨®n de un acreedor es crearle condiciones al deudor para que pueda pagar. Esto, que es v¨¢lido a nivel de empresa, es v¨¢lido tambi¨¦n a nivel de pa¨ªses. Espa?a no es un acreedor dominante, pero no deja de tener una deuda importante. Espa?a no podr¨ªa hacer de punta de lanza del sistema financiero internacional, ni tendr¨ªa sentido que se lo pidi¨¦ramos.
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