En el cumplea?os del padre Llanos
Ayer, 26 de abril, el padre Llanos cumpli¨® 78 a?os de edad. En este art¨ªculo no se trata de profundizar en la vida sin igual del padre Llanos, sino de exponer algunos de los rasgos de su vital trayectoria. S¨¦ que otros muchos escritores lo har¨ªan mejor que yo, pero ninguno con mas cari?o que lo hago, ya que me considero amigo suyo de coraz¨®n.El padre Llanos ingres¨® en la Compa?¨ªa de Jes¨²s en 1927. Despu¨¦s de licenciarse en Ciencias Qu¨ªmicas por la Universidad de Madrid, realiz¨® el noviciado en Aranjuez y los estudios de Teolog¨ªa en Loyola, B¨¦lgica, Portugal (en estos dos pa¨ªses, a consecuencia de la guerra civil) y Cartuja de Granada, y en esta bella ciudad fue ordenado sacerdote en 1941.
Su actividad apost¨®lica como jesuita, hasta 1955, es inagotable. Basta recordar las obras que fund¨® y anim¨®: Guardia Santa Mar¨ªa; revista Forma, agapitos; Secretariado de Ejercicios Espirituales; Grupo de Agitaci¨®n Hispana; colegios mayores Cor-Jesu, Santa Mar¨ªa del Campo, Antonio Ribera, Colegio Pinilla, y Servicio Universitario de Trabajo. Pero en 1955 el padre Llanos rompe con su apostolado universitario; todo es brillante.(ya que entre sus disc¨ªpulos de aquella ¨¦poca se encuentran pol¨ªticos, intelectuales, banqueros, etc¨¦tera, de primera l¨ªnea), y decide irse a vivir al Pozo del T¨ªo Raimundo, donde es vecino desde hace casi 30 a?os.
El padre Llanos, con un grupo de universitarios, entre los que tuve la inmensa suerte de pertenecer, nos fuimos a vivir a una chabola, y no encontramos con un barrio de emigrantes -andaluces, extreme?os, toledanos, etc¨¦tera, que viv¨ªan entre barro, sin ning¨²n servicio municipal y desgarrados de su tierra. Gracias a su esfuerzo y al de sus fieles amigos y colaboradores (que no cito para no caer en ninguna omisi¨®n) construy¨® escuelas, calles, pasos a nivel, etc¨¦tera; consigui¨® llevar al Pozo el agua (bien principal y primario en la vida cotidiana), la luz el¨¦ctrica (que sustituy¨® al odiado carburo), el tel¨¦fono y todos los servicios necesarios para que el Pozo dejara de ser una Nigeria a unos kil¨®metros de Madrid (como se conoc¨ªa este barrio) y que las antiguas chabolas se convirtiesen en modernos pisos para sus habitantes. Pero su labor principal no es la material, ya de por s¨ª importante, sino la humana.
Su lema era hacer del Pozo del T¨ªo Raimundo un barrio nuestro, siendo ese nuestro el de sus vecinos. Para ello organiz¨® la elecci¨®n democr¨¢tica de un alcalde; la izada diaria de las banderas de 13,9 pa¨ªses del mundo al son del himno del pa¨ªs que correspond¨ªa ese d¨ªa, bandera que izaba entre las de la ONU, de Espa?a y de Europa en las escuelas; las originales vacaciones de cientos de ni?os del Pozo en autob¨²s a la Chopera del Retiro para que conocieran los ¨¢rboles, bien inexistente en el Pozo, e iniciativas tanto religiosas -fue la primera parroquia de Madrid que celebr¨® la misa de cara a los fieles- como humanas -vivi¨® durante tres a?os (1970 a 1973) en un cuarto de menos de cuatro metros cuadrados con otros dos trabajadores, en literas, compartiendo todo: el sudor, las noches interrumpidas, la falta de espacio e intimidad y todos los problemas de unos trabajadores de veintitantos a?os, mientras que el padre Llanos en aquella ¨¦poca ten¨ªa sobre 65- y otras muchas que no puedo relatar por falta de espacio.
Sus vecinos del Pozo ya le demostraron su adhesi¨®n y cari?o en el entierro de su padre, en la ma?ana nevada de febrero de 1957, cuando el Pozo entero acudi¨® al cementerio; cuando sus operaciones, viviendo -en el Pozo, acudiendo al sanatorio todo el Pozo, y m¨¢s recientemente en el homenaje multitudinario el d¨ªa que se descubri¨® la placa de la calle del Padre Llanos, que el Ayuntamiento de Madrid, por unanimidad, acord¨® poner este nombre a una nueva calle del Pozo.
El padre Llanos se define como "hombre que no desea el mal a nadie", "hombre que no aviva enemistad alguna", "hombre que le duele haber hecho alg¨²n mal y corre a pedir perd¨®n", como "amante de la verdad" y la "fidelidad", y yo a?ado que el padre Llanos ha sido un jesuita que se ha entregado a la humanidad sin reparar en sacrificio alguno.
Sirvan estos primeros 78 a?os del padre Llanos como ejemplo a la sociedad, y veamos en ¨¦l a un ciudadano que debe ser modelo de nuestro tiempo.
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