Naufragios sin resolver
El superpetrolero Mar¨ªa Alejandra, de 122.599 toneladas de registro bruto -uno de los mayores buques de la flota espa?ola-, sufri¨® tres explosiones y se hundi¨® el 11 de marzo de 1980, frente a las costas de Mauritania. Murieron 36 tripulantes. Un informe pericial del Colegio de Oficiales de Marina Mercante atribuy¨® el accidente al lavado de los tanques de crudo durante la traves¨ªa sin haber inertizado correctamente al buque: hubo una gran pol¨¦mica, y lo cierto es que el expediente fue concluido sin declaraci¨®n de responsabilidad. La t¨®nica habitual es que no se hagan p¨²blicas las causas de los naufragios.En el caso del Mar¨ªa Alejandra, el Colegio de Oficiales de Marina Mercante consider¨®, en s¨ªntesis, que el personal de a bordo no estaba adecuadamente preparado para utilizar el sistema de gas inerte y que el buque se encontraba defectuosamente equipado para ello. No se hab¨ªan notificado a las autoridades de Marina, antes de partir, las aver¨ªas sufridas en los motores de los ventiladores del gas inerte. Hubo "errores importantes" en la utilizaci¨®n del gas inerte el d¨ªa del naufragio, que culminaron en la explosi¨®n del tanque uno-centro, seguida del corrimiento de la misma al tanque cuatro-centro, "lo que jiunca debi¨® haber ocurrido si, como ordenan las instrucciones, todos los tanques hubieran estado inertizados antes de comenzar la limpieza".
La misma corporaci¨®n advirti¨® que el fallecimiento del capit¨¢n y tripulantes del Mar¨ªa Alejandra obligaba a trabajar con datos e hip¨®tesis que en parte no era posible confirmar. Otros marinos salieron al paso de dicho informe, defendiendo la alta capacitaci¨®n del capit¨¢n y otros oficiales del barco y afirmando que lo ocurrido hab¨ªa sido "un desgraciado accidente de mar". La compa?¨ªa armadora, Mar Oil, SA, defendi¨® las perfectas condiciones de seguridad del barco, que s¨®lo llevaba tres a?os en servicio. El expediente fue resuelto sin declaraci¨®n de responsabilidad; los aseguradores abonaron 2.300 millones de pesetas, no sin gran resistencia por parte de la coaseguradora New Hampshire.
No siempre han terminado as¨ª los grandes accidentes en la mar. Una sentencia del Tribunal Supremo estableci¨® que la causa del hundimiento del petrolero Urquiola, de 59.723 toneladas de registro bruto, en el canal de entrada al puerto de La Coru?a, fue "una sucesi¨®n temporal de acontecimientos(...) ocasionada por el anormal funcionamiento del servicio p¨²blico de cartograf¨ªa marina y de informaci¨®n sobre el mar y litoral". Lo asombroso no es que el Urquiola se hundiera al chocar contra agujas de roca no mencionadas en los mapas, sino que el mismo barco hab¨ªa entrado 16 veces m¨¢s en el puerto de La Coru?a.
Las causas, en secreto
El ¨²ltimo de los grandes naufragios fue el del supertanque Castillo de Bellver, de 138.823 toneladas de registro bruto. Se hundi¨® el 6 de agosto de 1983 en aguas cercanas a la costa surafricana; murieron tres tripulantes y se derramaron en el oc¨¦ano m¨¢s de 150.000 toneladas de crudo. El buque estaba asegurado en 2.300 millones de pesetas, que ftieron abonadas con diligencia, am¨¦n de 8.000 millones m¨¢s por la carga.
El Castillo de Bellver era propiedad de la compa?¨ªa Elcano, de responsabilidad estatal. La compa?¨ªa armadora no sufri¨® graves problemas por el hundimiento del buque; el inmediato pago del seguro evit¨® p¨¦rdidas econ¨®micas a la naviera, y adem¨¢s ¨¦sta sustituy¨® r¨¢pidamente el barco hundido por otro, el Castillo de Salvatierra, que estaba fuera de servicio. Con el hundimiento desapareci¨® parte del tonelaje que el consorcio de armadores hab¨ªa pactado mantener amarrado, tras la ca¨ªda de la actividad en el transporte de crudos. Adicionalmente, la compa?¨ªa realiz¨® una regulaci¨®n de empleo que afect¨® a m¨¢s de medio centenar de trabajadores. La desaparici¨®n del superpetrolero, en la actual situaci¨®n de crisis, estuvo lejos de convertirse en una tragedia econ¨®mica.
Generalmente no se hacen p¨²blicos los informes sobre causas de los accidentes, circunstancia ¨¦sta ¨²ltima que ciertos medios profesionales y laborales denuncian constantemente, por entender que la falta de transparencia impide que se adopten medidas correctoras con suficiente diligencia. Este secreto afecta tanto al tr¨¢fico de mercanc¨ªas como al de pasaje. As¨ª, tras el accidente del Ciudad de Sevilla, barco de la compa?¨ªa Transmediterr¨¢nea que embarranc¨® frente a Mallorca con 280 pasajeros a bordo, se produjo un curioso cruce de cartas entre la compa?¨ªa Transmediterr¨¢nea, uno de sus delegados sindicales y la Administraci¨®n.
Este delegado sindical solicit¨® una reuni¨®n de la comisi¨®n de seguridad e higiene de la compa?¨ªa para examinar las causas del accidente; el director social deneg¨® la solicitud, por entender que exced¨ªa de las competencias de la comisi¨®n. El delegado sindical se quej¨® entonces al inspector de seguridad mar¨ªtima de Palma, y ¨¦ste indic¨® que era necesario dirigirse a la Direcci¨®n General de Marina Mercante. ?sta consider¨® que el expediente abierto s¨®lo pod¨ªa ser dado a conocer a la Organizaci¨®n Mar¨ªtima Internacional (OMI), y ante la insistencia sindical, el mismo organismo contest¨® que el problema estaba sub iudice. A?o y medio despu¨¦s contin¨²an sin conocerse los motivos del accidente.
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