Monjes budistas advierten a Juan Pablo II que puede ser v¨ªctima de un atentado en Tailandia
Tambi¨¦n de Tailandia, al igual que ha ocurrido con Corea del Sur, est¨¢n llegando al Vaticano noticias poco halag¨¹e?as sobre la visita que ma?ana inicia el papa Juan Pablo II al sureste asi¨¢tico. Si en la Rep¨²blica de Corea los servicios secretos internacionales temen un atentado contra el Pont¨ªfice por parte de grupos terroristas de tipo m¨¢s bien pol¨ªtico, las informaciones procedentes de Tailandia apuntan a otra parte.
Ha sido un grupo de monjes budistas el que ha enviado un mensaje al Vaticano pidiendo que, por el momento, el papa Wojtyla se abstenga de ir a Tailandia, porque "no ser¨ªa posible asegurar su integridad f¨ªsica".Y no es extra?o que hayan sido precisamente los sacerdotes budistas quienes hayan alertado a Juan Pablo II, ya que desde hace unas semanas se habla de lo mal que ha ca¨ªdo la visita del Papa a Bangkok al llamado Movimiento por la Conservaci¨®n del Budismo.
El budismo es la religi¨®n oficial en Tailandia, donde el 95% de la poblaci¨®n la profesa y donde los cat¨®licos significan s¨®lo el 0,4%.
Iglesias lejana
Si el budismo oficial no ha puesto obst¨¢culos al viaje y el Papa ha incluido en su programa una visita al rey y al supremo patriarca budista, los grupos m¨¢s fan¨¢ticos han demostrado ya p¨²blicamente su descontento.
No obstante, Juan Pablo II, al dirigirse el domingo a los 40.000 peregrinos congregados en la plaza de San Pedro, hizo o¨ªdos sordos a todas las amenazas y se limit¨® a pedir oraciones por su pr¨®ximo viaje, recordando s¨®lo que, como pastor universal, tiene la obligaci¨®n de sentir de cerca el pulso de los problemas con que se enfrentan aquellas iglesias lejanas, "j¨®venes, ricas de promesas, de esperanzas y de fermentos evang¨¦licos". Y subray¨® que su viaje ser¨¢ esencialmente "religioso y misionero".
Sin embargo, ya ayer, la Prensa italiana subrayaba la importancia no s¨®lo religiosa, sino tambi¨¦n pol¨ªtica y social de este viaje. Sobre todo si se piensa que empieza ma?ana con una escala t¨¦cnica en Alaska para que el Papa pueda entrevistarse con el presidente Ronald Reagan, quien le esperar¨¢ en Fairbanks durante un d¨ªa entero; en que el Papa visitar¨¢ la pen¨ªnsula de Corea, tr¨¢gicamente dividida en dos pedazos, que limita con China y con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y que en Tailandia visitar¨¢ el campo de refugiados de Phanat Nikhom.
Un viaje al sureste asi¨¢tico con vocaci¨®n misionera
Ma?ana, Juan Pablo II dejar¨¢ el Vaticano para realizar el 21? viaje internacional de su pontificado. Ser¨¢ uno de los m¨¢s largos, ya que recorrer¨¢ 41.000 kil¨®metros. Cuatro son los pa¨ªses del sureste asi¨¢tico que recibir¨¢n al Pont¨ªfice: Corea del Sur, Papuasia (Nueva Guinea), Islas Salom¨®n y Tailandia.Para comprender la envergadura del viaje baste pensar que s¨®lo el billete de ida y vuelta de los periodistas que viajan en su avi¨®n cuesta 650.000 pesetas.
Va a ser ¨¦ste el viaje menos cat¨®lico de Juan Pablo II, ya que por primera vez todos los pa¨ªses que visitar¨¢ son minoritariamente cristianos. Por eso ha sido ya apellidado como el viaje m¨¢s misionero. En Papuasia, por ejemplo, los mismos protestantes, que ya son una peque?¨ªsima minor¨ªa del total de habitantes, son m¨¢s numerosos que los cat¨®licos. Y en el pa¨ªs m¨¢s poblado de los que va a visitar, Corea del Sur, con m¨¢s de 45 millones de habitantes, los cat¨®licos representan tan s¨®lo el 3%. En Tailandia, donde hay 22.000 templos budistas, los cat¨®licos son el 0,5% y el total de cristianos no llega al 0,7%.
Muchos se han preguntado el porqu¨¦ de este viaje del papa Juan Pablo II a estos pa¨ªses. La respuesta hay que buscarla en los informes que en los ¨²ltimos tiempos han llegado a la mesa del Papa.
Estos informes, algunos de los cuales han podido ser consultados por EL PAIS, hablan de un crecimiento "casi milagroso" de la Iglesia cat¨®lica en los cuatro pa¨ªses que va a visitar. De un aumento tal de las vocaciones sacerdotales y religiosas que los seminarios "est¨¢n explotando". Del inter¨¦s de aquellas poblaciones, mayoritariamente de creencias no cristianas, que van desde el budismo hasta las sectas m¨¢s primitivas, por las religiones modernas, a las que consideran "m¨¢s aptas para resolver los problemas del hombre de hoy".
Y, por ¨²ltimo, del temor simult¨¢neo, aunque pueda parecer una paradoja, de que si la Iglesia no sabe aprovechar esta coyuntura favorable podr¨ªa caer muy pronto, como en Occidente, en un proceso vertiginoso de secularizaci¨®n.
De hecho, en dichos informes reservados para el Papa se habla de la crisis "hedonista y materialista" de los j¨®venes; de la fascinaci¨®n de ¨¦stos por todas "las alienaciones de la metr¨®poli", mientras abandonan en masa los pueblos y con ellos las tradiciones m¨¢s ancestrales.
Y todo ello, unido a la crisis de la familia tradicional entre los mismos convertidos y la aparici¨®n de los fen¨®menos caracter¨ªsticos de las ciudades occidentales desde el robo a la violencia callejera, pasando por el alcoholismo y la corrupci¨®n administrativa. Se habla de incongruencia entre la fe confesada y la pr¨¢ctica de la vida.
Expansi¨®n cat¨®lica
Todo esto es lo que ha empujado al papa Juan Pablo II a emprender este complicado viaje para contribuir a que la nueva expansi¨®n cat¨®lica en aquellas remotas tierras no se apague antes de tiempo.
Y por lo que se refiere a la atracci¨®n que la Iglesia cat¨®lica y las confesiones cristianas est¨¢n teniendo en dichos pa¨ªses, la raz¨®n ¨²ltima es que se han quedado muy lejos los tiempos en los que los misioneros iban a aquellas tierras a comprar la fe con los espejitos. Hoy la labor primordial de los misioneros es la promoci¨®n social, la lucha contra las injusticias, la ayuda a los m¨¢s desheredados.
Casi todo el clero es ya ind¨ªgena, y es en estos lugares, como, por ejemplo, en Corea del Sur, donde la Iglesia levanta la voz con m¨¢s fuerza contra los atropellos de la libertad. Son los obispos y cardenales quienes denuncian que, "como un d¨ªa intentaron comprarnos con espejitos, hoy pretenden hacerlo otros con las multinacionales".
Por todo esto no es de extra?ar si en este viaje, en los 36 discursos que el Papa va a pronunciar, se oir¨¢ su voz tronar contra "las desviaciones de la secularizaci¨®n" y, al mismo tiempo, alabar y sostener aperturas sociales y pol¨ªticas con un ¨¦nfasis que no usa en Europa.
Con toda probabilidad veremos un Papa que pedir¨¢ el celibato a los numerosos seminaristas coreanos y pap¨²es; que les exhortar¨¢ contra la secularizaci¨®n y que, al mismo tiempo, les exigir¨¢ que sean valientes en favor de los pisoteados derechos humanos y de una repartici¨®n m¨¢s justa de la riqueza; en una palabra, un Papa, una vez m¨¢s, conservador dentro de la Iglesia y abierto fuera de ella.
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