Los 300 kilos, un sue?o de cumplimiento condicionado
El n¨²mero uno indiscutible de los levantadores de piedras vascos tiene la meta de alcanzar la cota de los 300 kilos. Le quedan nada m¨¢s que 15, pero durante los Campeonatos de Europa de Halterofilia disputados en Vitoria, donde hizo una exhibici¨®n, comprob¨® que sin m¨¢s y mejor entrenamiento le ser¨¢ muy dif¨ªcil. Incluso se encontr¨® enanito al lado de los campeones halter¨®filos. Perurena, pese a sus facultades y marcas, se considera ¨²nicamente un seiscientos si tuviera que competir con unos rivales de calibre F¨®rmula-1. Levantar una piedra arropando la alzada con el cuerpo no es lo mismo que unas halteras, donde la fuerza, sin velocidad y coordinaci¨®n, es completamente in¨²til. El levantador vasco ha sentido envidia, que quiere sea sana.
El primero de mayo de 1984 quedar¨¢ en mi memoria como un d¨ªa muy importante. M¨¢s incluso que cualquiera anterior por dif¨ªcil que hubiera resultado el r¨¦cord batido. Durante muchos a?os hab¨ªa so?ado con poder hacer una homologaci¨®n, siquiera simb¨®lica, de nuestro aut¨®ctono levantamiento de piedras vasco, con la modalidad ol¨ªmpica y universalmente reconocida de la halterofilia.Soy el primero en defender que la comparaci¨®n entre las dos es casi imposible, aunque haya aspectos parciales de la t¨¦cnica de un harrijasotzaile, equiparables a los de un halter¨®filo. Yo mismo, que he tenido que abrir mucho camino, me he basado en la adaptaci¨®n espec¨ªfica a nuestro deporte de lo desarrollado por sovi¨¦ticos y b¨²lgaros.
Pero quiz¨¢s hay m¨¢s diferencias que semejanzas, aunque los dos levantemos hilos. En todo caso, la primera sensaci¨®n que he tenido al ver a esos grandes campeones, ha sido la de un cierto complejo y una envidia que espero poder convertir en sana.
Ellos son el producto final de una preparaci¨®n altamente planificada. Se entrenan en un d¨ªa casi tanto como yo en un mes, y en los ratos libres que me deja mi trabajo de carpintero o ganadero. La forma la mantengo casi exclusivamente gracias a las exhibiciones que prodigo por todo el Pa¨ªs Vasco. Nosotros estamos a a?os-luz. Por poner un ejemplo f¨¢cil, me parece que tratar de competir con ellos ser¨ªa como salir con un seiscientos viejo en una competici¨®n de F¨®rmula-1.
De la misma forma que se lo hice saber ¨¢ todo el p¨²blico que tuvo a bien ovacionarme en Mendizorroza, quiero dar a conocer que mi sue?o es llegar a levantar un d¨ªa 300 kilos. Es una cota que, sin embargo, no es alcanzable con el modelo de preparaci¨®n que llevo ahora. Ser¨ªa importante que alguien pueda ayudarme, que contribuya a que pueda tambi¨¦n entrenarme con la misma seriedad y calidad t¨¦cnica (casi dir¨ªamos cient¨ªfica) que estos campeones. Pienso que el pueblo vasco tambi¨¦n desea y espera que yo pueda alcanzar la cota de 300 kilos.
Cuando comenc¨¦ a levantar piedras, estaba metido de lleno en un mundo de apuestas, que me hubiera podido permitir, a base de trapicheos, obtener un dinero f¨¢cil. No lo quise hacer as¨ª y eleg¨ª el camino de la superaci¨®n deportiva. El inter¨¦s, para m¨ª absolutamente inesperado, que despiertan mis marcas en el mundo de la halterofilia de elite, me ha llenado de gozo y, adem¨¢s, creo que me ha dado la raz¨®n. Es un gran honor que el presidente de una federaci¨®n internacional preguntara con nombres y apellidos sobre mi persona y enviara inmediatamente a alguien en mi busca para conocerme. O, por ejemplo, fotografiarse con Zhabotiriski, bicampe¨®n ol¨ªmpico en Tokio y M¨¦xico, que fue como cumplir una vieja aspiraci¨®n, la de tocar de cerca al ¨ªdolo. Aunque a su lado, me sent¨ª un poco enanito.
He dicho antes que espero que mi envidia llegue a ser sana. As¨ª lo ser¨¢ si alguien me da un empujoncito en ese camino, ahora imposible, de los 300 kilos. En caso contrario, Vitoria ser¨¢ s¨®lo un bello recuerdo, pero frustrante.
, levantador de piedras navarro, 27 a?os, posee todas las plusmarcas absolutas de su especialidad.
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