Jos¨¦ Jim¨¦nez Villarejo
El fiscal 'antidroga' que nunca prob¨® un 'porro'
Insiste Jos¨¦ Jim¨¦nez Villarejo, en que no se ha fumado un canuto en su vida. Y debe de ser verdad. Primero, porque el recientemente nombrado fiscal antidroga no parece un hombre acostumbrado a mentir; segundo, porque el hecho de que jam¨¢s haya liado un porro tiene un m¨¦rito relativo: no fuma ni un inocente ducados. Por consiguiente, "no he tenido esa tentaci¨®n". Y, ya que topamos con las tentaciones, ?no haber fumado nunca y ocuparse de la droga no es un poco como cuando los curas hablan del sexo? "Pues a lo mejor. No digo que no", admite.
Este malague?o de 54 a?os, que en su juventud escrib¨ªa poemas l¨ªricos, vicepresidente de Justicia y Paz y perteneciente a una familia en la que parece que el derecho ha tenido gran aceptaci¨®n -de sus cuatro hermanos varones, dos son fiscales, en Barcelona y Palma, un tercero es general del Cuerpo Jur¨ªd¨ªco de la Armada y s¨®lo el cuarto decidi¨® cambiar la toga por la sotana-, es padre de nueve hijos, de edades comprendidas entre los 24 a?os y los dos meses, de los que por el momento, s¨®lo una ha decidido seguir la carrera de leyes.Dice el fiscal antidroga que si ejerce tanto de andaluz es porque "me parece importante serlo, no puedo remediarlo. Es un pueblo lleno de valores al que tengo gran admiraci¨®n". Por eso le cost¨® tanto su tras lado a Madrid, para ser teniente fiscal ante el Tribunal Constitucional desde la jefatura de la Fiscal¨ªa de Huelva -antes hab¨ªa estado en las de Granada y M¨¢laga-, aunque reconozca que "mereci¨® la pena: all¨ª la familia se iba disgregando, como consecuencia de los estudios de los hijos, y mi mujer ten¨ªa menos posibilidades de encontrar trabajo".
No es muy habitual que un hombre baraje, entre las ventajas de un traslado, el que su mujer pueda trabajar. Claro que Jim¨¦nez Villarejo reconoce que "no he llegado a esta conclusi¨®n f¨¢cilmente, y durante alg¨²n tiempo manten¨ªa cierta actitud de resistencia. Pero el paso del tiempo no ha supuesto en m¨ª, como normalmente sucede, el corrimiento desde posturas m¨¢s progresistas a otras que lo son menos. Quiz¨¢ se haya debido a que he sido profesor casi toda mi vida, lo que me ha permitido estar en contacto con gente joven; a la presencia de mis hijos en casa; a que mi mujer me obliga a reactualizarme continuamente y a la marcha de la sociedad en que vivimos".
Dice que el momento m¨¢s emocionante de su carrera transcurri¨® en Huelva, cuando retir¨® la acusaci¨®n contra un hombre que estaba en prisi¨®n provisional por receptaci¨®n, y, al comunicarlo el presidente de la Audiencia, el p¨²blico de la sala empez¨® a aplaudir. "Ha sido una de las pocas veces que he percibido que la gente entend¨ªa lo que est¨¢bamos haciendo all¨ª".
En la trayectoria de este fiscal parece haber d¨®s constantes: su talante liberal y un claro anticorporativismo. El primer aspecto le llev¨® a vincularse a la Democracia Cristiana durante el franquismo y le cost¨® el inicio de varios expedientes por motivos tan graves como levantar la prisi¨®n provisional a miembros del PCE razonando m¨¢s o menos que, a la altura de los tiempos que corr¨ªan, lo de la asociaci¨®n ilegal pod¨ªa estar a punto de desaparecer.
Su escasa creencia en la bondad del corporativismo le hizo intentar la formaci¨®n de una asociaci¨®n de jueces, fiscales y secretarios, idea que puso a m¨¢s de un gremialista los ojos como platos y que no fue posible llevar a la pr¨¢ctica. En 1980 fue elegido presidente de la Asociaci¨®n de Fiscales, puesto desde el que, al d¨ªa siguiente del 23-F, con el Congreso a¨²n ocupado, hizo p¨²blica su adhesi¨®n al Rey y a la Constituci¨®n, y del que luego dimitir¨ªa
Cuando se le pregunta si realmente es tan constitucional, tan anticorporativo, tan dem¨®crata, bueno y ben¨¦fico dice riendo que "no, de ninguna manera. En mi vida hay much¨ªsimas sombras... Para empezar, no soy tan tolerante como me creo".
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