Migraciones y salud mental
Los movimientos de poblaci¨®n son fuente de numerosos problemas, de los que hasta ahora se han estudiado bastante los de tipo econ¨®mico, laboral y pol¨ªtico, se?alan los autores de este trabajo. Pero es preciso atender tambi¨¦n a otros problemas que se plantean, especialmente de tipo m¨¦dico, y, sobre todo, psicol¨®gicos, psicopatol¨®gicos y psiqui¨¢tricos, en los que, por ahora, se observa un peligroso vac¨ªo en su estudio, prevenci¨®n y remedio.
Desde los albores de su historia, los pobladores de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica han sido objeto y sujeto de migraciones reiteradas. Es sabido, adem¨¢s, que amplias zonas de nuestro suelo se repoblaron en ocasiones con otros. pueblos pe ninsulares. A partir de la Edad Moderna y de los albores del capitalismo, la Pen¨ªnsula se convirti¨®, sobre todo, en fuente de amplias emigraciones, que han proseguido pr¨¢cticamente hasta nuestros d¨ªas. Tales migraciones modernas y contempor¨¢neas unas veces han sido interiores (al propio Estado) y otras exteriores (a otros Estados europeos o de otros continentes). Toda emigraci¨®n puede suponer mejoras y desarrollos, tanto para los inmigrantes concretos como para las sociedades y culturas que la viven, pero tambi¨¦n es fuente de importantes dificultades y problemasa esos dos niveles. Por razones hist¨®ricas, pol¨ªticas y cient¨ªficas, hasta ahora se han estudiado sobre todo los aspectos econ¨®micos, laborales y pol¨ªticos de estas migraciones modernas. Mucho menos, las repercusiones culturales. Y menos a¨²n, sobre todo en nuestro pa¨ªs, las repercusiones psicol¨®gicas, psicopatol¨®gicas y psiqui¨¢tricas.La idea de las primeras investigaciones sobre el tema era que los trasplantados padecen en mayor porcentaje trastornos psiqui¨¢tricos que las poblaciones aut¨®ctonas. A la luz de investigaciones m¨¢s recientes y medotodol¨®gicamente m¨¢s cuidadosas, tal idea no puede ser mentenida cient¨ªficamente. Sin embargo, s¨ª puede demostrarse que las migraciones producen ciertas repercusiones concretas sobre la salud individual y social.
Cualquier trabajador de los servicios sociales, entendidos ¨¦stos en su amplia acepci¨®n: cualquier m¨¦dico, enfermera, as¨ªstente social, ense?antes, etc¨¦tera, que haya trabajado en el cintur¨®nde las urbes industrializadas del Estado espa?ol tiene experiencia (o puede tenerla f¨¢cilinente) de las frecuentemente complejas y dolorosas vicisitudes que acompa?an a la mayor¨ªa de las migraciones de los trabajadores, e incluso de c¨®mo esas vicisitudes se expresan directamente en los usuarios del servicio social en el que trabaja: c¨®mo la desadaptaci¨®n escolar es mucho mayor entre los hijos de los inmigrantes de esas zonas, as¨ª como los problemas de predelincuencia y delincuencia, las dificultades escolares de diverso tipo, el n¨²mero de consultas en los servicios sanitarios, determinados tipos de enfermedades, los accidentes laborales, la duraci¨®n de algunas enfermedades triviales, el consumo m¨¦dico que las acompa?a y, resumi¨¦ndolo todo, el n¨²mero de consultas que se efect¨²an al conjunto de dichos servicios sociales (mucho mayor entre los inmigrantes que entre los aut¨®ctonos).
Sabemos, por ejemplo, c¨®mo el hecho de haber nacido y crecido en el seno de una familia emocionalmente desunida predispone o favorece ese tipo de descompensaciones tras la migraci¨®n, o que las personas que ya antes han padecido escompensaciones psico-(pato)-l¨®gicas tienen m¨¢s riesgo de descompensarse tras ella, as¨ª como las personas que se trasplantan a edades maduras o en la tercera edad. Sabemos tambi¨¦n c¨®mo, aunque no se hayan dado esas circunstancias, las posibilidades de integraci¨®n personal y relaci¨®n social del inmigrante en el futuro pueden protegerse mediante una serie de dispositivos y cuidados, no excesivamente complejos o costosos, adem¨¢s de con una mejora global en la calidad y capacidades de contenci¨®n de los servicios sociales que antes nombr¨¢bamos.
Sabemos tambi¨¦n algo acerca de c¨®mo unos cuidados inadecuados y una atenci¨®n insuficiente a estos problemas han generado y est¨¢n generando costes y sufrimientos posiblemente no esperados, corno, por ejemplo, la masiva afluencia a las escasas consultas de la psiquiatr¨ªa p¨²blica -sobre cuyo estado actual de verg¨¹enza nacional y degradaci¨®n ya se ha escrito en estas p¨¢ginas- y acerca d¨¦c¨®mo el tipo de cuidados que estos dispositivos proporcionan muy a menudo sirve para cronificar y medicalizar los aspectos de frustraci¨®n, dolor o sufrimiento inseparables a casi cualquier migraci¨®n prolongada o con dif¨ªcil retorno.
Riesgo psicopatol¨®gico
Algunos de esos elementos y otros muchos nos han hecho definir las migraciones estudiadas por nosotros (migraciones voluntarias -?voluntarias?- de asalariados de un lado a otro dentro del Estado) como un indudable factor de riesgo psicopatol¨®gico: as¨ª como determinadas costumbres y formas de vida favorecen el desarrollo de enfermedades como la ¨²lcera g¨¢str¨ªca o duodenal, los problemas circulatorios y reum¨¢ticos, el infarto de miocardio, etc¨¦tera, hemos de empezar a considerar que la migraci¨®n es tambi¨¦n un factor que puede coadyuvar, desencadenar o agravar el desarrollo de trastornos mentales, de descompensaciones psicopatol¨®gicas. Pero un factor de riesgo no es lo mismo que un factor causal, que una causaci¨®n mec¨¢nica: s¨®lo act¨²a de forma determinante si se juntan otra serie de concausas en una espec¨ªfica estructura causal. Por ejemplo, todo duelo migratorio implica una serie de reajustes en el equilibrio que llamanos salud, una parte indivisible del cual es la salud(mental): de ah¨ª el par¨¦ntesis, para hacer hincapi¨¦ en la indivisivilidad del concepto -y en el sentimiento- de salud .Si esta situaci¨®n inestable ocurre sobre una base de alta vulnerabilidad personal, familiar o social, puede crearse un marco biopsicosocial que favorezca la descomposici¨®n o trastorno mental con unas probabilidades bastante conocidas hoy d¨ªa. E incluso es posible predecir qu¨¦ tipos de trastornos psicopatol¨®gicos es m¨¢s probable que manifieste esa persona, dados nuestros conoc¨ªmientos actuales, sobre el tema.
De ah¨ª que para el desarrollo de cualquier labor asistencial en el campo de los servicios sanitarios, pedag¨®gicos, de asistencia social, etc¨¦tera, con poblaciones sujeto u objeto de migraciones, consideremos de suma importancia la sensibilizaci¨®n y valoraci¨®n de estos problemas. Mucho m¨¢s en el presente momento hist¨®rico, en el cual una poblaci¨®n que en altos porcentajes ha sufrido ya en vida los avatares de una migraci¨®n puede verse forzada pr¨®ximamente a realizar otra: por la reestructuraci¨®n o reconversi¨®n industrial o por una emigraci¨®n de retorno que ya ha comenzado (y no s¨®lo de nuestros emigrantes al extranjero, sino de habitantes de los suburbios barceloneses, por ejemplo). Si tenemos en cuenta la observaci¨®n, claramente apoyada por datos cl¨ªnicos y de investigaci¨®n, seg¨²n la cual la emigraci¨®n hacia atr¨¢s, del retorno, es una situaci¨®n m¨¢s dif¨ªcilmente elaborable desde el punto de vista psicol¨®gico que la primera, hacia adelante, tendr¨ªamos incluso el deber de atender a este tipo de situaciones de probable alto riesgo.
En resumen, una alta vulnerabilidad personal, familiar o social, combinada con el factor de riesgo que es la migraci¨®n, el trasplante psicosocial, tiende a expresarse a trav¨¦s de trastornos mentales en el emigrante. Tanto si aumentan las vulnerabilidades de las que hablamos como si lo que aumenta es el riesgo -por ejemplo, en la migraci¨®n del retorno tras un fracaso del trasplante inicial -situaci¨®n de alto riesgo psicopatol¨®gico) o en las reemigraciones-, las probabilidades de descompensaci¨®n psiqui¨¢trica aumentan. Y recordemos el dato antes apuntado: descompensaci¨®n psiqui¨¢trica no siempre significa consulta psiqui¨¢trica; ni siquiera la mayor¨ªa de las veces. Por otro lado, el hecho de que aumenten entre los inmigrantes trabajadores determinados trastornos mentales no significa que los inmigrantes tengan m¨¢s patolog¨ªa psiqui¨¢trica ni una patolog¨ªa psiqui¨¢trica espec¨ªfica (aunque s¨ª tal vez la m¨¢s llamativa y menos protegida socialmente): en los aut¨®ctonos, adem¨¢s de expresarse problemas psicopatol¨®gicos similares, el desequilibrio psicol¨®gico se expresa por derroteros m¨¢s polimorfos, diversificados y, a menudo, menos llamativos, tales como los trastornos de personalidad, las desviaciones patol¨®gicas de las formas de relaci¨®n, etc¨¦tera.
La migraci¨®n masiva de la ¨¦poca del desarrollismo espa?ol supuso y est¨¢ suponiendo a¨²n enormes sufrimientos individuales y sociales y, junto con ellos, importantes repercusiones psiqui¨¢tricas y psicosociales. Condiciones como el desconocimiento de sus repercusiones psicol¨®gicas y sanitarias, tal vez el desinter¨¦s culposo por las mismas y, desde luego, una situaci¨®n de desasistencia o desastre asistencial han jugado un papel relevante en esa problem¨¢tica que no s¨®lo es pasada y futura, sino tambi¨¦n presente.
Adem¨¢s de , suscriben este art¨ªculo N. Pellegero, J. M. D¨ªez-Munguira y J. Atxotegui, integrantes del Colectivo de Investigaciones Psicopatol¨®gicas y Psicosociales (CIPP) de la Fundaci¨®n Vidal y Barraquer.
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