La regulaci¨®n de campa?a de los cereales, a la espera de la ley del Trigo
La liberalizaci¨®n del mercado del trigo y las expectativas de obtenci¨®n de una cosecha r¨¦cord de cereales, pr¨®xima a los 18 millones de toneladas, cifra similar a la cosecha de la campa?a 1980-1981, hace que los reales decretos de regulaci¨®n del mercado del sector que actualmente estudia el Gobierno adquieran una notable importancia, dado el valor de dicha cosecha. Si se cumplen las ¨²ltimas previsiones de los organismos oficiales, el valor se acercar¨¢ a los 400.000 millones de pesetas y la desaparici¨®n del monopolio de compra por parte del SENPA plantea problemas de financiaci¨®n para el conjunto de la Administraci¨®n.El Gobierno estudia en la actualidad la publicaci¨®n, condicionada a la aprobaci¨®n de la ley de Liberalizaci¨®n del Mercado del Trigo, de dos reales decretos sobre la regulaci¨®n trienal del mercado del sector de cereales y su concreci¨®n para la campa?a 1984-1985. La liberalizaci¨®n exige que la Administraci¨®n establezca tres tipos de precios para los cereales: de garant¨ªa, indicativo y de entrada. El precio de garant¨ªa es el m¨ªnimo al que el SENPA adquirir¨¢ la cantidad de trigo que se le ofrezca para mantener los ingresos de los agricultores. El precio indicativo es el nivel m¨¢ximo de coste al que dicho organismo sacar¨¢ al mercado sus existencias almacenadas para lograr una reducci¨®n del precio en el mercado. El precio de entrada es el de protecci¨®n del cereal producido en Espa?a; este ¨²ltimo se rija en funci¨®n del precio indicativo, descontando los costes financieros y de transporte que pueda tener para lograr que en destino se sit¨²e en el mismo nivel que el indicativo.
La intenci¨®n del FORPPA como organismo regulador del Ministerio de Agricultura se centra en conseguir que el mercado cumpla el papel que le corresponde en esta etapa de liberalizaci¨®n, reduciendo al m¨¢ximo posible su participaci¨®n en el mismo. Hasta ahora las necesidades de cereales de la econom¨ªa espa?ola no eran cubiertas por la producci¨®n interna y se produc¨ªan distorsiones importantes con elevados costes para la Administraci¨®n. El trigo, al ser un producto protegido mediante la adquisici¨®n obligatoria por parte del SENPA y al existir dificultades legales para su utilizaci¨®n como base para la fabricaci¨®n de piensos, resultaba excedentario y la Administraci¨®n ten¨ªa que vender los sobrantes en la exportaci¨®n o en la industria ganadera, con p¨¦rdidas en cualquiera de los dos casos. Mientras tanto, se compran importantes cantid¨¢des de otros cereales para alimentaci¨®n animal.
La liberalizaci¨®n del trigo y el estrechamiento de los precios entre los distintos cereales, dejando de primar la producci¨®n del primero, permitir¨¢ una producci¨®n m¨¢s acorde con las necesidades reales. Al tiempo el Gobierno, con los decretos de regulaci¨®n, quiere propiciar la creaci¨®n de instrumentos financieros en poder de los agricultores y ganaderos que les permitan competir en las mismas condiciones que los grandes almacenistas y las corporaciones multinacionales.
El SENPA, adem¨¢s de adquirir el trigo al precio de garant¨ªa, podr¨¢ realizar contratos de compra. El certificado de dep¨®sito -que en la presente campa?a ser¨¢ de 100 toneladas de cereal como m¨ªnimo- podr¨¢ ser endosado a particulares o al propio SENPA. Los productores de cereales podr¨¢n tener acceso. a cr¨¦ditos preferentes. El tipo de inter¨¦s ser¨¢ del 13% y el cr¨¦dito, como m¨¢ximo, de 25 millones de pesetas.
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