Una buena copia

En 1948, Preston Sturges escribi¨® y dirigi¨® un filme en el que un director de orquesta sospecha de su esposa -Rex Harrison y Linda Darnell, en Unfaithfully yours-, seg¨²n ¨¦l demasiado joven como para serle fiel y no caer seducida por un atractivo violinista. Sturges hac¨ªa que su protagonista se imaginara tres formas distintas de enfrentarse a su condici¨®n de marido enga?ado, las tres reacciones motivadas por su estilo de direcci¨®n ante tres sinfon¨ªas distintas. En 1984, Zieff ha dispuesto de una versi¨®n un tanto simplificada del gui¨®n original, bast¨¢ndole unos fragmentos de Chaikovski para que el hombre de la batuta invente una divertida y complicada venganza, en la que su imaginaci¨®n cinematogr¨¢fica chocar¨¢ con una realidad m¨¢s prosaica.Si los ficheros no mienten, la cinta de Sturges nunca se estren¨® en Espa?a, lo que libera a Zieff de odiosas comparaciones. Es mejor. El resultado es que su comedia funciona como un mecanismo de relojer¨ªa bien engrasado, en el que hay las dosis justas de previsibilidad y sorpresa, de l¨®gica y locura. Infielmente tuya parte de un equ¨ªvoco que ir¨¢ creciendo con el metraje, al que el gui¨®n va echando le?a para que el incendio de los celos sea devastador.

Situaciones equ¨ªvocas

Las situaciones equ¨ªvocas se multiplican, el espectador -que siempre sabe m¨¢s que los personajes- tambi¨¦n es enga?ado, de cuando en cuando, por el director, que se limita a ponerse al servicio de la historia y los int¨¦rpretes. Dudley Moore sustituye al fallecido Peter Sellers, que era quien deb¨ªa protagonizar Infielmente tuya. La secuencia de la batalla con un archivador rebelde, que acosa al m¨²sico con la ayuda. de un perchero bamboleante, es la ¨²nica que est¨¢ en la l¨ªnea de Sellers, de sus famosas luchas con los objetos. Nastassia Kinski est¨¢ fant¨¢stica en su papel de sue?o para adultos cuarentones, y Armand Assante es un rival exacto para la imaginaci¨®n del personaje de Moore.Probablemente, la comedia de Sturges poseyera un esp¨ªritu c¨¢ustico del que carece la versi¨®n de Zieff, pero la comicidad no se ha evaporado, a diferencia de lo que ocurre con otros filmes inmersos en esta fiebre de los remakes -recu¨¦rdese el penoso ejemplo del Soy o no soy, de Brooks-, casi siempre inferiores al original. Infielmente tuya, al margen de las consideraciones sobre si los m¨¦ritos hay que atribu¨ªrselos a quienes fabricaron el modelo 40 a?os antes, est¨¢ destinada a ser una de las mejores comedias de la temporada, uno de los escasos entretenimientos que realmente justifican el concepto.