Mucho fr¨ªo bajo la carpa
Las IV Jornadas de Jazz comenzaron con el concierto de la Dolphin Blues Band y el grupo de Chastang-Sylvester en el monumento circular de la Moncloa, y la sesi¨®n matinal, en el cine Europa, de Jos¨¦ Antonio Galicia y su jazz flamenco, y el New York Jazz Sextet, compuesto por los profesores del Seminario de Jazz. La Carpa, escenario de la parte principal del programa, se abri¨® el domingo por la tarde y con retraso, lo que result¨® terrible por culpa de la lluvia y el fr¨ªo.Iniciaron la sesi¨®n Towner y Abercrombie, guitarristas blancos. Dijo Chopin que nada hay mejor que una guitarra, salvo quiz¨¢ dos: entre Towner y Abercrombie juntaron en el escenario cuatro, m¨¢s un cacharrito peque?¨ªn de cuatro cuerdas y sonido insidioso. Towner y Abercrombie son complementarios, porque el primero tiene un mont¨®n de recursos que le valen muy bien para acompa?ar, y el segundo es un improvisador muy fluido, aunque a veces se atasca en una frase. Empezaron con una cosa que parec¨ªa que iba a durar siempre, pero que se acab¨®.
IV Jornadas de Jazz de Madrid
Ralph Towner-John Abercrombie. Dewey Redman Quartet. Carpa del Cuartel de Conde Duque. Madrid, 13 de mayo de 1984.
Luego le toc¨® el turno a Dewey Redman, que estuvo que si sal¨ªa, que si no sal¨ªa, y al final sali¨®. Ven¨ªa con fama de vanguardista, y algunos dec¨ªan que era el ¨²nico gran saxo tenor que nos quedaba por ver en Madrid. Luego no fue para tanto. No toc¨® mucho y, si tiene la personalidad de los grandes, tampoco la sac¨® a relucir. Su actuaci¨®n se compuso de cuatro temas. El primero, una pieza del estilo de las que hacen nuestros viejos conocidos George Adams y Don Pullen, pero con mucha menos gracias y mucho menos swing que ¨¦stos. Luego, una balada free que result¨® g¨¦lida, o sea, del tiempo. La cosa se anim¨® cuando Redman ech¨® mano de la musette y mont¨® un n¨²mero que quiso ser africano y aqu¨ª, debido a la inspiraci¨®n de las fiestas, qued¨® m¨¢s que nada consistorial, con sones de trompetilla y cantos de pregonero. El previsible ¨¦xito de pieza tan ad hoc anim¨® a Redman a acometer un ¨²ltimo n¨²mero, en el que sigui¨® tocando m¨¢s bien poco, pero cant¨® a pelo y a trav¨¦s del saxof¨®n, bail¨®, e hizo participar al p¨²blico, que fue, por cierto, quien estuvo mejor.
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