?Adelante!
No s¨¦ si puede hacerse una interpretaci¨®n de la historia de Espa?a desde 1650 sin tener en cuenta la existencia de las corridas de toros como advierte Ortega y Gasset. Desde luego no es posible hablar de las fiestas de toros independiz¨¢ndolas de la historia de Espa?a, de sus gentes, de su vida, de su car¨¢cter. Comprendo que a muchos no les gusten los toros, entiendo a quienes preferir¨ªan que no existieran, pero nadie puede negar que la fiesta est¨¢ entretejida con la expresi¨®n cultural del pueblo en esa variedad, a veces inexplicable, con que se manifiesta. Hay un hecho concreto que se repite: a?o tras a?o, las fiestas patronales tienen su base en la aparici¨®n del toro en un ruedo, o en las calles, o junto a una fuente. Y la manifestaci¨®n en la c¨²spide es la celebraci¨®n de las corridas de toros en grandes plazas.No, no es una fiesta introducida con calzador ni es un fen¨®meno extra?o. Es una creaci¨®n del pueblo y es una actualidad en alza por la esperanza de superar los muchos a?os, desde 1940 hasta hace poco, en que se han venido facilitando muchos vicios y muchos pretextos, que no eran m¨¢s que desprecio al pueblo y a la fiesta espa?ola, uno y otra con capacidad suficiente para resurgir y superar dificultades. Por que no merece la pena la mistificaci¨®n y es indigna la falsedad. Y yo no entiendo c¨®mo hoy puede haber alguien que, presumiendo de aficionado, defienda la disminuci¨®n de la verdad de la fiesta y, hasta con pasi¨®n, defienda que es mejor silenciar los vicios, si no es que hay que apoyarlos.
La fiesta de los toros se defiende sola cuando es aut¨¦ntica, pero no hay quien la defienda dignamente cuando es falsa. S¨®lo los que se ofuscan con sus intereses personales o los coyunturales amigos alejan su mirada del pueblo espectador y no pueden darse cuenta de la necesidad de solidez y mantenimiento futuro del espect¨¢culo, defendiendo bajo pretexto que todo est¨¢ bien, como si toda la dolorosa historia pasada estuviera definitivamente cerrada. M¨¢s claro: la dictadura maltrat¨® la fiesta con el disgusto de todos los aficionados, fueran de la ideolog¨ªa que fueran, y si esa etapa ha quedado clausurada, es nuestra obligaci¨®n erradicar las secuelas.
No olvidemos que a finales de los a?os sesenta y en los primeros setenta, en Las Ventas o donde fuera, hasta cogiendo por sorpresa la c¨¢mara de televisi¨®n, se denunciaba, gritaba y protestaba con una m¨²sica que tambi¨¦n sonaba en la calle, en la f¨¢brica, en la universidad. En ¨¦stas, pidiendo democracia; en aqu¨¦llas, exigiendo la verdad.
Hac¨ªa falta actuar en favor de la fiesta; pasos se empezaron a dar, y hace: un a?o iniciamos en el Senado, por primera vez en la historia parlamentaria espa?ola, un estudio sobre la situaci¨®n actual de la fiesta de los toros. Sin pasi¨®n ni aturdimientos, pero con, un convencimiento: el destinatario del espect¨¢culo taurino es el pueblo.
Funci¨®n institucional
Nuestro inter¨¦s se concreta en la fiesta y, desde luego, nuestra funci¨®n es institucional; de tal forma que, cuando las posiciones prosperan en conclusiones documentadas, defendidas desde grupos parlamentarios, son, adem¨¢s de criterios personales, decisiones oficiales. Con la satisfacci¨®n de que hasta ahora ha prevalecido el mejor sentido de colaboraci¨®n entre todos los miembros de la comisi¨®n y las decisiones han sido adoptadas por unanimidad de todos los senadores de la comisi¨®n, fueran del partido que fueran. Y han sido, los fraudes la primera parte del trabajo; pero es mucho m¨¢s ambicioso el objetivo de la comisi¨®n, que ya est¨¢ recibiendo in formes, opiniones y sugerencias de sectores que pesan en el futuro de la fiesta: las escuelas de tauromaquia como promoci¨®n y preparaci¨®n de toreros, la atenci¨®n. m¨¦dica y hospitalaria de heridos, la situaci¨®n de la ganader¨ªa brava, los derechos y los problemas de los que se visten de luces, el desarrollo de la lidia, las condiciones en que se mueve la organizaci¨®n de las corridas, ¨¦l control y m¨¦todo de an¨¢lisis de astas, etc¨¦tera. Ambicioso y amplio plan de trabajo, sin influencias maximalistas ni proyectos impracticables o alocados. As¨ª, consider¨¢ndola en todo su valor, es como entendemos que puede planearse la defensa de la fiesta de los toros, que es fiesta nacional porque a toda. Espa?a llega, aunque tenga en unas comunidades m¨¢s influencia que en otras. Y as¨ª, con toda amplitud, podr¨¢ seguir interpret¨¢ndosela historia de Espa?a, que clama hoy con voces de atenci¨®n al pueblo, de sensibilidad, de verdad y de decencia.
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