La alianza del laico Neo Wafd con los Hermanos Musulmanes reaviva el temor al integrismo isl¨¢mico
ENVIADO ESPECIALUna funcionaria del Estado, cuyo nombre no fue revelado por la Prensa egipcia, descubri¨® al cabo de varios a?os de matrimonio que su marido, ingeniero de profesi¨®n, se hab¨ªa casado con otra mujer sin su consentimiento, e inmediatamente solicit¨® el divorcio, que, esperaba obtener r¨¢pidamente, con tanta mayor raz¨®n cuanto el art¨ªculo sexto de la Ramada ley del Estatuto Personal prev¨¦ expresamente su caso.
Cu¨¢l no fue su sorpresa cuando el tribunal, presidido por el magistrado Gad el Metauli Al¨ª, deneg¨® su petici¨®n porque, argument¨® en su sentencia, la ley invocada contradice el art¨ªculo segundo de la Constituci¨®n, que considera a la ley isl¨¢mica (Shar¨ªa) como la principal fuente del derecho' egipcio. "En contra de lo estipulado por la nueva ley del Estatuto Personal", recalca la sentencia, publicada por el influyente diario Al Ahram, "el hombre tiene el privilegio de casarse con una segunda esposa con o sin el consentimiento de la primera". "La ley isl¨¢mica ha sido formulada con una sabidur¨ªa que s¨®lo Dios posee", concluy¨® el tribunal, "y por este motivo no se puede afirmar que haya sido causado a la primera mujer perjuicio alguno que pueda justificar el divorcio".
Tras el rechazo de su demanda, a la funcionaria s¨®lo le queda ahora esperar que el alto tribunal constitucional se pronuncie, a principios de junio, sobre la constitucionalidad del art¨ªculo sexto del Estatuto Personal, porque una decisi¨®n favorable de la m¨¢s alta instancia jur¨ªdica reconociendo la validez de la ley le permitir¨ªa replantear su solicitud de divorcio.
Este caso, ampliamente relatado y comentado por los diarios cairotas, no es m¨¢s que una ilustraci¨®n entre muchas del auge del integrismo isl¨¢mico en la sociedad egipcia. Hace tan s¨®lo unos a?os, un veredicto similar hubiese sido inimaginable, como tambi¨¦n hubiese sido dif¨ªcil de creer que tan alto porcentaje de mujeres volviese a llevar el velo isl¨¢mico; que otras muchas se ba?en en las playas de Alejandr¨ªa no ya con ba?adores p¨²dicos, sino en camis¨®n o con pantalones vaqueros, y que los viernes las mezquitas est¨¦n tan concurridas que sea a veces necesario cerrar la calle al tr¨¢fico y colocar esterillas en la calzada para que los fieles puedan rezar.
La marea isl¨¢mica parece imparable. Tras la instauraci¨®n, en septiembre, de la Sharia en Sud¨¢n, numerosas personalidades egipcias, encabezadas por el prestigioso jeque de Al Azhar, han exigido que se acelere su aplicaci¨®n en Egipto.
Como en todos los pa¨ªses musulmanes, la necesidad de encontrar un sistema ideol¨®gico absoluto y propio de referencia tras los fracasos de las experiencias importadas de Occidente y de los pa¨ªses del Este explica en gran parte esta nueva vitalidad del movimiento isl¨¢mico. Pero en el caso egipcio, dos factores particulares han contribuido a esta reactivaci¨®n: la regeneraci¨®n de la Iglesia copta (cristiana) en los a?os setenta, que ha suscitado la envidia de muchos musulmanes, y sobre todo el ejemplo dado por el fallecido jefe de Estado Anuar el Sadat, el presidente piadoso, que en 1980 organiz¨® un refer¨¦ndum para enmendar la Constituci¨®n incluyendo a la Sharia como la principal fuente de la ley.
La ley electoral proh¨ªbe, sin embargo, la participaci¨®n en los comicios de los partidos de car¨¢cter religioso, y para presentarse a las elecciones, la Hermandad de los Hermanos Musulmanes, ilegalizada hace 30 a?os tras un atentado fallido contra el presidente Gamal Abdel Nasser, ha concluido un acuerdo secreto con la principal formaci¨®n de la oposici¨®n, el Nea Wafd, que le cede 16 puestos en sus listas electorales a cambio de los sufragios de sus seguidores.
Esta ins¨®lita asociaci¨®n electoral ha provocado la ira de la Prensa gubernamental y un serio malestar en las filas del Neo Wafd, partido tradicionalmente laico y que cuenta adem¨¢s con un alto porcentaje de, dirigentes coptos. Algunos, como Farag Fuda, se han apartado de sus filas porque creen que el acuerdo concluido entre Fuad Seraguedin, jefe del Neo Wafd, y Omar Telmessani, l¨ªder de los Hermanos Musulmanes, va m¨¢s all¨¢ de una simple coalici¨®n electoralista y permitir¨¢ a los elementos isl¨¢micos infiltrarse en el partido, para poder as¨ª "ofrecer a Egipto la opci¨®n entre L¨ªbano (la guerra civil) e Ir¨¢n (la teocracia sanguinaria)".
Temor al ¨¦xito
El peligro de un relativo ¨¦xito electoral de la alianza ha sido tomado lo suficientemente en serio para que el propio jefe del Estado abandone moment¨¢neamente su aparente neutralidad para, en su discurso pronunciado con motivo del Primero de Mayo, atacar al principal partido de la oposici¨®n, acus¨¢ndole de ?querer con su alianza hacer retroceder la rueda de la historia" y reproch¨¢ndole sus cr¨ªticas de la reforma agraria, "que ha convertido en un rey a cada campesino".
La virulencia de las cr¨ªticas dirigidas contra el Neo Wafd contrata con la favorable acogida que ha recibido la alianza entre numerosos intelectuales musulmanes creyentes, para los que la uni¨®n del laico Wafd con los integristas es un "buen ejemplo de unidad nacional".
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