Cuatro jueces destinados en Guip¨²zcoa consideran graves las limitaciones en el ejercicio de su funci¨®n en el Pa¨ªs Vasco
Cuatro jueces destinados en Guip¨²zcoa, Joaqu¨ªn Navarro Estevan, Yolanda Dome?o Nieto, Olatz Aizpur¨²a Biurrarena y Jos¨¦ Francisco Cobo S¨¢ez, dieron a conocer ayer un extenso escrito en el que reflexionan sobre la funci¨®n de los magistrados y los conflictos especiales que el ejercicio de esta misi¨®n acarrea en el Pa¨ªs Vasco. El escrito coincide en el tiempo con una resoluci¨®n de la Audiencia Provincial de San Sebasti¨¢n que desestima la admisi¨®n de la querella por prevaricaci¨®n presentada por el guardia civil Alonso Manzano contra el titular del Juzgado n¨²mero 1 de San Sebasti¨¢n, Jos¨¦ Luis Barrag¨¢n.
El escrito de los cuatro jueces lleva el t¨ªtulo Nosotros tambi¨¦n queremos ser culpables, y est¨¢ animado por la voluntad de solidarizarse p¨²blicamente con el magistrado Jos¨¦ Luis Barrag¨¢n. En ¨¦l subrayan los jueces firmantes la necesidad de una verdadera polic¨ªa judicial, indican, a su vez, que su situaci¨®n se hace dif¨ªcil y hasta insostenible a causa de lo que consideran "amputaci¨®n de sus competencias y de las desorbitadas facultades policiales" y afirman que, salvo su deber, todo les incita a la inhibici¨®n, a la pasividad o a la connivencia."La raz¨®n principal de que existan jueces es la de amparar y tutelar los derechos humanos, frente a cualesquiera abusos o extralimitaciones", indican los autores del escrito. "Es incuestionable", a?aden, "que esta funci¨®n determina unas exigencias de control de los poderes p¨²blicos que, en nuestro tiempo, son los que por su natural expansividad se constituyen en posibles agentes de avasallamiento de derechos y libertades. Y es tambi¨¦n innegable que el ejercicio de ese control por los jueces les hace entrar en conflicto con aquellos poderes, a los que no les resulta ni c¨®modo ni agradable -como a ning¨²n poder constituido- sentirse vigilados y controlados por otro poder".
"La ausencia de una polic¨ªa judicial que merezca tal nombre -esto es, de una polic¨ªa efectivamente dirigida por la autoridad judicial sin jefes naturales, for¨¢neos a la misma- es un factor", indican los magistrados, "claramente distorsionante de la independencia de los jueces y de la propia virtualidad de su funci¨®n b¨¢sica de amparo de las libertades y los derechos ciudadanos. Los distintos aparatos judiciales promueven, en la inmensa mayor¨ªa de los casos, mediante sus denuncias y atestados, la acci¨®n judicial, recogen las pruebas, dirigen la investigaci¨®n, detienen a los sospechosos y, sin embargo, no dependen de los jueces a los que, por tanto, pueden instrumentalizar ya que formalmente actuan a sus ¨®rdenes".
Los jueces sostienen que ser¨ªa injusto afirmar que esta situaci¨®n es querida o potenciada por la mayor¨ªa de los miembros de las fuerzas de seguridad, "muy por el contrario", se?alan, "todos los sindicatos policiales -los legales y los clandestinos- y un creciente n¨²mero de guardias civiles, sobre todo 'de a pie', vienen reclamando esa verdadera polic¨ªa judicial".
Los firmantes del escrito consideran que mientras no exista una polic¨ªa judicial, los miembros de las fuerzas de seguridad se deber¨¢n a sus superiores jer¨¢rquicos y los jueces aparecer¨¢n ante ellos como intrusos. "Si ¨¦sto es as¨ª en general, en mayor medida lo es en Euskadi, donde las desorbitadas facultades policiales -producto de la normativa terrorista- y la mutilaci¨®n de las competencias de los jueces naturales que, sin embargo, han de controlar los abusos que se cometen en el ejercicio de aquellas facultades, hacen la situaci¨®n especialmente dif¨ªcil, hasta insostenible".
En su opini¨®n, el celo de los jueces por la salvaguarda de los derechos humanos de los detenidos -"celo", matizan, "que no pueden aplicar a la investigaci¨®n de los cr¨ªmenes terroristas"- tiene el riesgo de ser interpretado f¨¢cil e irresponsablemente como tendencioso, excesivo o fruto de las presiones. "Todo salvo su deber, les incita a la inhibici¨®n, a la pasividad o a la connivencia. Si no quieren conflictos con los aparatos policiales, prevarican por una bochornosa dimisi¨®n de sus funciones y si las ejercen como deben, pueden incurrir en la sospecha de parcialidad contra su polic¨ªa judicial".
La reciente recusaci¨®n del magistrado Jos¨¦ Luis Barrag¨¢n, ilustra, en opini¨®n de los firmantes del escrito, todas las consideraciones anteriores. Los jueces se preguntan si Jos¨¦ Luis Barrag¨¢n no ser¨¢ "culpable" precisamente por ser un juez dem¨®crata, digno e imparcial, y finalmente proclaman su solidaridad con esta frase: "Nosotros tambi¨¦n queremos ser culpables".
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