Noche hist¨®rica de Menese

Y Jos¨¦ Menese se rompi¨® el coraz¨®n cantando como quiz¨¢ yo no le hab¨ªa escuchado cantar jam¨¢s. Quienes tuvimos la suerte de estar esa noche en el auditorio del C¨ªrculo de Bellas Artes vamos a tener un punto de referencia para mucho tiempo: ?recuerdas c¨®mo aquella noche cant¨® Menese ... ?Cant¨® la petenera m¨¢s grande y m¨¢s hermosa que yo recuerdo haber o¨ªdo, y mira que es un estilo ese que no consiente elevarse demasiado a lo sublime, aunque se oy¨® con mucho gusto.

Poco antes, Jos¨¦ hab¨ªa comenzado bordando el taranto y la taranta, esa copla que Francisco Moreno Galv¨¢n dedic¨® a los hijos del cantaor: "Al trigo en la granaz¨®n / le da un parecio mi Diego; / mi Pastorilla y mi Ana / pimienta y canela son. / ?Y esa Mar¨ªa de mi alma!".

Despu¨¦s se alivi¨® por canti?as, con lo relativo que para un cantaor como Jos¨¦ puede ser el t¨¦rmino "aliviarse".

En las soleares alcanz¨® otra cumbre dif¨ªcilmente superable, y en las siguiriyas finales mantuvo esa tensi¨®n casi insoportable. Noches como ¨¦sta son las que han hecho de Jos¨¦ Menese uno de los m¨¢s grandes cantaores de este siglo, cuando su voz prodigiosa conjura a todos los duendes de lo jondo y los pone al servicio de un arte literalmente estremecedor.

Todo lo contrario es el cante de Chato de la Isla, quien con su voz, de una maravillosa musicalidad en los tonos, y sin aparente esfuerzo, hace una primorosa filigrana de cada estilo. No se entiende que relaje los cantes, porque les quita dramatismo; bien al contrario, los vertebra con rigor y recisi¨®n, y de cada uno hace una joya. Chato de la Isla es literalmente un sabio del cante.

Otras gamas del cante

Manuel el Flecha viene haciendo una carrera fundamentalmente en el cante atr¨¢s, para baile. Es buen conocedor, no en vano en su familia hay muchos nombres gloriosos, y hace con dignidad y honradez cantes tan probadamente dif¨ªciles como la malague?a de El Mellizo o las soleares.Pepe el Malague?o, un aficionado que vive con aut¨¦ntica pasi¨®n todo lo relativo al flamenco, brill¨® en los cantes de su tierra, malague?as, en la jabera, en las grana¨ªnas y en una amplia secuencia de diversos estilos levantinos; su voz alta, bien timbrada, responde exactamente a los requerimientos de esa gama de cante.

El nivel que alcanzaron los tocaores en estas noches flamencas es espl¨¦ndido. Juan Carmona Habichuela dio su lecci¨®n magistral, como de costumbre. Paco de Antequera y Juan Antonio Mu?oz, cada uno en su forma de hacer, cumplieron con eficacia.