Carmen Amaya y La Tolea llenaron hasta la bandera

Y bien, ya cay¨® el tel¨®n sobre ese ciclo de 16 noches de flamenco que el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid program¨® paralelamente a las celebraciones isidriles.La noche de La Tolea marc¨® ampliamente la m¨¢xima asistencia de espectadores. El baile flamenco tiene, indudablemente, un tir¨®n a?adido de p¨²blico, con muchos extranjeros, estudiantes de baile, o sencillamente aficionados para quienes esta modalidad de lo jondo ofrece mucho m¨¢s atractivo que el cante solo y, a veces, duro. Este programa ofrec¨ªa el inter¨¦s complementario de que se proyectaron dos v¨ªdeos con cortometrajes de Carmen Amaya, rodados en 1937 y 1941, que nos presentan a la genial bailaora en plena juventud.

La Tolea le rindi¨® homenaje con su baile, influido por el de la Amaya. Y lo hizo con brillantez, por soleares y por alegr¨ªas, con fandangos y buler¨ªas. Tambi¨¦n La Tolea es extraordinaria con los pies, con una enorme facilidad para las variaciones del zapateado, que ejecuta con versatilidad e inspiraci¨®n.

Ser¨ªa injusto silenciar c¨®mo arroparon su actuaci¨®n el buen toque de los hermanos Tito y Diego Losada y el cante de Guadiana y Taleg¨®n de C¨®rdoba, dos buenos cantaores que est¨¢n desarrollando su carrera en el cante para baile y que cuando tienen ocasi¨®n de hacer sus cantes propios demuestran que, adem¨¢s, son por s¨ª mismos excelentes cantaores.

Otra de las noches tuvo claro acento jerezano, con el cante de Vicente Soto y Jos¨¦ Merc¨¦ y el toque de Curro de Jerez, quien actu¨® en concierto y acompa?ando al cante. Me gust¨® m¨¢s en esta segunda faceta, con falsetas delicadas, bell¨ªsimas, en las que se recre¨® quiz¨¢ con largueza que iba en detrimento de los cantaores. Vicente Soto, con el sello de la familia, no tiene a¨²n la ductilidad de su padre, pero est¨¢ mejorando en cada actuaci¨®n, buscando, sobre todo, administrar su tremenda voz en los medios y en los bajos tonos; y lo est¨¢ logrando, haciendo cosas muy hermosas por sole¨¢, por tangos, por levante. Su primo Jos¨¦ Merc¨¦ estuvo en su l¨ªnea habitual de jondura.

La ¨²ltima noche fue una de las m¨¢s emocionantes. Dos viejos maestros, Juanele de Jerez y Rafael Romero, dieron su lecci¨®n de una manera de cantar que se est¨¢ perdiendo. Juanele, que por siguiriyas alcanz¨® la cumbre, tuvo el valor de terminar a palo seco con una grandeza impresionante, que el p¨²blico escuch¨® sin respirar. Y Rafael, siempre ejemplar en la ca?a, por siguiriyas, el mirabr¨¢s y los campanilleros. Perico el del Lunar bord¨®, literalmente, para ambos un acompa?amiento de verdadero lujo. Bell¨ªsimo todo.