Un futuro para la profesi¨®n m¨¦dica
Nunca como hoy el divorcio entre la comunidad espa?ola, que leg¨ªtimamente reclama la reforma en profundidad de la asistencia sanitaria, y la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial (OMC), que ha sido incapaz de satisfacer aquellas demandas, ha sido tan profundo. Sin que los sucesivos Gobiernos de la naci¨®n est¨¦n libres de responsabilidad, ni mucho menos, es y ha sido a nosotros, los m¨¦dicos, a quienes el pueblo espa?ol ha exigido una mejor calidad en materia de salud.La OMC no ha sabido o no ha querido entender un fen¨®meno social evidente y de especial relieve: la homogeneidad de los profesionales m¨¦dicos ha desaparecido, y lo ha hecho por imperativos sociales. Los m¨¦dicos estamos agrupados realmente en sectores muy determinados y bien diferenciados entre s¨ª: los parados o subempleados, que no encuentran un puesto de trabajo y que ven cerrarse cada vez m¨¢s sus perspectivas profesionales; los m¨¦dicos monoempleados o con empleos de subsistencia, interesados en dedicar todo su esfuerzo profesional a un ¨²nico puesto de trabajo dignamente retribuido, y, finalmente, aquellos otros sectores minoritarios, econ¨®micamente beneficiados por la actual situaci¨®n, que se oponen atoda costa a cualquier tipo de alteraci¨®n de la situaci¨®n presente.
Tampoco ha sabido o querido asumir los profundos cambios que la sociedad espa?ola ha experimentado. Su actuaci¨®n se ha limitado a una defensa a ultranza -enga?osa, retr¨®grada y corporativista- de sus colegiados? el grupo minoritario, sin preocuparse realmente por la mejora de la asistencia sanitaria de la Poblaci¨®n.
Veh¨ªculo de presi¨®n
Lo que s¨ª ha sabido y ha podido hacer la OMC es actuar como veh¨ªculo de presi¨®n pol¨ªtica, contribuyendo con ello a incrementar una situaci¨®n de crispaci¨®n social de los profesionales entre s¨ª y de ¨¦stos con la comunidad, llegando a participar en actuaciones escandalosas, como la recientemente denunciada por la Prensa, en la que, en asociaci¨®n con otros grupos de presi¨®n, se planificaba u?a campa?a de acoso al Gobierno con claros prop¨®sitos desestabilizadores.
Por todas estas razones, es necesario un nuevo planteamiento de la OMC que, sobre la base de una democratizaci¨®n real, asegure el ejercicio responsable de la profesi¨®n m¨¦dica en un proceso que_ incluya desde los mecanismos de elecci¨®n, hoy radicalmente antidemocr¨¢ticos, hasta la configuraci¨®nfinal del Consejo General d? Colegios M¨¦dicos (CGCM).
Este nuevo planteamiento deber¨ªa contemplar aspectos tan evidentes como el de que cada colegiado disponga de un solo voto, acabando con la actual discriminaci¨®n; propiciar un sistema de listas cerradas, con reparto proporcional de los cargos, de acuerdo con el n¨²mero de votos obtenidos; arbitrar mecanismos de participaci¨®n colegial abiertos a todos, con la celebraci¨®n de asambleas que permitan el control de la actividad -de la junta directiva; acabar con la actual situaci¨®n de representaci¨®n desigual en el CGCM, y, por ¨²ltimo, es imprescindible que se contemple la libertad de colegiaci¨®n: si, de acuerdo con el art¨ªculo 36 de la Constituci¨®n, se reconoce la existencia de colegios profesionales, ¨¦stos, para que sus funciones sean acordes con una sociedad en libertad, deben basarse en la libre adscripci¨®n de sus miembros, trabajen o no en el sector p¨²blico. Y ello fundamentalmente por un principio de igualdad ante el trabajo y porque la capacitaci¨®n para el ejercicio profesional viene dada por la titulaci¨®n, ya regulada por los poderes p¨²blicos.
Uno de los cometidos fundamentales de la OMC es su participaci¨®n a la hora de regular el ejercicio m¨¦dico profesional, pudiendo y debiendo intervenir en todos los proyectos que afecten a dicho ejercicio y recogiendo y haciendo suyas las necesidades que en materia de salud demanda leg¨ªtimamente la comunidad.
Servicio nacional de saludAqu¨ª y ahora, la demanda prioritaria consiste en la implantaci¨®n de un servicio nacional de salud; en todo Estado moderno, cualquier sistema p¨²blico encaminado a satisfacer las necesidades sanitarias de la poblaci¨®n debe reunir un m¨ªnimo de caracter¨ªsticas: dar prioridad a las medidas de promoci¨®n de la salud individual y colectiva, propiciar un sistema integral e integrador, repartir solidariamente los costes a trav¨¦s de los presupuestos de las administraciones p¨²blicas, garantizar la accesibilidad al sistema en t¨¦rminos de equidad, buscar la eficacia para cumplir los objetivos propuestos y la eficiencia para que se logren con el menor coste posible. Otros requisitos exigibles de este modelo sanitario ser¨ªan la gratuidad de las prestaciones y la gesti¨®n democr¨¢tica del sistema, con participaci¨®n paritaria de los tres sectores que b¨¢sicamente intervienen en el hecho sanitario: los que reciben el servicio (la comunidad),los que lo prestan (los m¨¦dicos y dem¨¢s profesionales sanitarios) y los que lo administran o regulan (los poderes p¨²blicos).
Finalmente, una propuesta de reforma sanitaria estar¨ªa incompleta si no contemplara una de los problemas m¨¢s perentorios con que se enfrenta el colectivo m¨¦dico: la creaci¨®n de empleo. Si de verdad se quiere dar una aut¨¦ntica igualdad para los colegiados, es necesario poner en pr¨¢ctica, gradual pero urgentemente, una ley de incompatibilidades que permita absorber el paro y acabar con la situaci¨®n actual, en la que el pluriempleo m¨¦dico coexiste con un colectivo numeroso de desempleados. Esto conlleva, l¨®gicamente, una actualizaci¨®n de las retribuciones y una definici¨®n de los puestos de trabajo necesarios mediante una planificaci¨®n adecuada que optimice las posibilidades del pa¨ªs en la promoci¨®n, prevenci¨®n y atenci¨®n sanitarias.
Propuestas todas ellas reiteradamente reclamadas por los sectores m¨¦dicos m¨¢s responsables, que exigen para su realizaci¨®n una decidida voluntad pol¨ªtica por parte del Gobierno. La demora, timidez y vacilaciones a la hora de implantar no ya una reforma en profundidad, sino tan s¨®lo medidas coyunturales de probada ineficacia, han dado lugar a una doble frustraci¨®n: la de los m¨¦dicos que apoy¨¢bamos las propuestas de cambio en materia sanitaria y la de los ciudadanos que, una vez m¨¢s, se han sentido defraudados en sus leg¨ªtimas aspiraciones.
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