Llamada a la sanidad espa?ola
Por todos los espa?oles es conocido el car¨¢cter deficitario de nuestra sanidad, dejando a un lado la investigaci¨®n m¨¦dica y la medicina de laboratorio, por pertenecer estos conceptos a otros modos de concebir la medicina, ante la cual, desafortunadamente, Espa?a perdi¨® el tren de la marcha por esas d¨¦cadas de a?os que vivimos y permanecimos de espaldas al progreso y a la investigaci¨®n cient¨ªfico-m¨¦dica. Esto para m¨ª es grave, y por supuesto que muy grave; pero infinitamente mucho m¨¢s grave es la situaci¨®n actual de nuestros hospitales y sanatorios; me estoy refiriendo, concretamente, al hospital Cl¨ªnico de San Cecilio, pabell¨®n de Oncolog¨ªa (Granada), donde enfermos condenados en la mayor¨ªa de los casos a la pena suprema de la muerte, corrompidos sus cuerpos en vida por la enfermedad f¨ªsica y moral, aplastados y hundidos por el dolor como s¨®lo el c¨¢ncer suele hacerlo, tienen que soportar otros viles castigos m¨¢s lacerantes e inhumanos, por estar ¨¦stos al alcance de los responsables de nuestra sanidad para evitarlos y atenuarlos como primer mandamiento de la medicina.Yo, como testigo ocular de lo que escribo, he visto correr hileras de cucarachas por las cabezas de enfermos moribundos, he visto salas habitadas por este tipo de enfermos llenas de despojos, drenajes, suelos cubiertos de supuraciones, servicios compartidos por cuatro enfermos que eran verdaderamente estercoleros y aut¨¦nticas antesalas de sepulcros, como consecuencia de una huelga de limpieza que afect¨® a los centros sanitarios granadinos.
No se trata de no respetar el derecho a la huelga de los trabajadores para luchar por sus justas reivindicaciones salariales, lo admito y lo respeto en su m¨¢s amplia acepci¨®n; sin embargo, pienso que es mucho mas justo y humanitario, y la sociedad debe concienciarse de ello, que estos enfermos, de unas caracter¨ªsticas muy especiales, lo menos que pueden recibir de nuestra sociedad son unos comportamientos ¨¦ticos m¨¢s nobles y estimulantes para sus cuerpos y almas; si la huelga es justa y l¨ªcita, nuestra Administraci¨®n debe considerar mucho m¨¢s justa y l¨ªcita que los pobres y humildes habit¨¢culos de estos especial¨ªsimos enfermos tengan la higiene debida y la pulcritud necesaria a la que tiene derecho todo enfermo, y m¨¢s a¨²n este tipo de enfermos, podridos en vida por esa vil enfermedad que es el c¨¢ncer.
Si esto que he relatado puede considerarse una drama para la sanidad espa?ola, el drama llega a convertirse en una aut¨¦ntica y terror¨ªfica tragedia cuando vemos a enfermos que tienen que morir en una hamaca, aullando de dolor despu¨¦s de permanecer m¨²ltiples d¨ªas sentados en ella, ante la imposibilidad f¨ªsica de poderlos subir a, las camas est¨¢ndar de nuestros hospitales por no tener nuestra sanidad espa?ola unos tipos de camas adaptadas a las necesidades de los enfermos. Pienso y creo (sin que me desasista la raz¨®n) que lo m¨¢s indigno y humillante es negarle a un enfermo moribundo el derecho m¨¢s humilde y primario como es el morir decentemente en una cama-
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