B¨¦lgica, con el joven Scifo en figura, cuaj¨® una gran actuaci¨®n
?Qui¨¦n dijo que el f¨²tbol es feo? Ayer, belgas y yugoslavos dieron muchas razones para que merezca seguir existiendo: vivacidad, ofensiva, inteligencia en la ejecuci¨®n del fuera de juego y no menos inteligencia en contrarrestarlo. Hubo dureza, s¨ª, pero m¨¢s calidad y rapidez.Para que esto ocurriera ambos equipos recurrieron ajugadores de tanta categor¨ªa como Zajec, Scifo y Vercauteren. B¨¦lgica sorprendi¨® no por su juego defensivo, lo peor suyo, sino por su capacidad de ataque. Scifo, el m¨¢s joven -18 a?os- del torneo, de padres sicilianos, fue nacionalizado belga en cinco d¨ªas y... vali¨® la pena. Tiene una pierna derecha que parece un guante, mueve el bal¨®n a uno y otro lado y es un complemento perfecto para Vercauteren.
Pero no fue todo tan f¨¢cil para los belgas. Porque tantas o m¨¢s virtudes que ¨¦stos tuvieron los yugoslavos en la primera parte. S¨®lo la suerte y una mayor decisi¨®n en los metros finales determin¨® el resultado.
Despu¨¦s, sin embargo, Simovic evit¨® la goleada belga. El juego baj¨® algo en calidad porque B¨¦lgica retras¨® un poco a sus delanteros y Yugoslavia no acert¨® en sus disparos. Pero no decreci¨® la rapidez. A tal punto que, en algunos momentos, se jugaba en una franja de unos 40 metros. Eran los 40 metros mejor utilizados de la Eurocopa. Cada vez que se franqueaban estas murallas era medio gol.
De esta forma, Gudelj fall¨® cuando estaba solo delante del portero. Poco despu¨¦s, Pfaff realiz¨® una gran parada a tiro de Kanatec. Pero los belgas respond¨ªan con creces, especialmente en dos acciones consecutivas de Cleasen, otra de Vandenbergh y otra de Vercauteren, en incre¨ªble combinaci¨®n al primer toque con Scifo. Como en los grandes instantes taurinos, se detuvo la faena para que el p¨²blico, puesto en pie, pudiera aplaudir y corear el nombre del jovenc¨ªsimo Scifo. El seleccionador italiano, Enzo Bearzot, campe¨®n del mundo, no pudo por menos que elogiar le a ¨¦l y a todo el equipo belga: "han hecho un partido extraordinario; han jugado ofensivamente, pero con la cabeza muy fr¨ªa".
Para que este encuentro fuese ya perfecto s¨®lo faltaba que lo dirigiera un cient¨ªfico o un poeta. El ¨¢rbitro sueco Fredriksson reun¨ªa ambas condiciones: es director de cursos cient¨ªficos de la escuela p¨²blica de su pa¨ªs y su ¨²nica pasi¨®n es la literatura.
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