Barbara P. Solomon publica 'Vuelos cortos', cr¨®nica de la transici¨®n espa?ola
La estrecha relaci¨®n con Espa?a de Barbara Probst Solomon, periodista y escritora neoyorquina, se inici¨® a finales de la d¨¦cada de los cuarenta, cuando ella apenas ten¨ªa 18 a?os y trataba ya de entendernos sobre el terreno. Sus aventuras de entonces, incluidas las pol¨ªticas, las cont¨® en su libro Los felices cuarenta. Ahora ha publicado en Anagrama, en Espa?a Vuelos cortos, que es una cr¨®nica personal de la transici¨®n que arranca en 1974, sigue con la agon¨ªa de Franco y refleja los acontecimientos pol¨ªticos que siguieron a la muerte del general.
Barbara Probst Solomon rechiza la melancol¨ªa, que considera propia de los j¨®venes, porque s¨®lo ellos tienen sentido de la inmortalidad. "Conforme te haces mayor y eres consciente del tiempo que pasa, tienes que ser alegre, tienes que ser activa, tienes que ser vital. Yo he pasado por el nihilismo y todas esas. cosas. Y ya no. El problema es que te quedan pocos a?os y no puedes perderlos en tristezas".Para ella, escribir este libro ha sido un acto de vitalidad. Y, quiz¨¢, la aceptaci¨®n de un desaf¨ªo: la, de poner nombres aut¨¦nticos, los que tuvieron, a los coprotagonistas -porque el primer personaje es la propia autora- de su aventura. El hecho de que por Sus p¨¢ginas campee la intimidad de personajes conocidos de la vida literaria espa?ola, Barbara. Probst lo justifica: "Hace poco, releyendo Los mandarines, de Simone de Beauvoir, me di cuenta de que es una mala novela. Porque cuenta c¨®mo salieron los franceses del nazismo, cuenta los ¨²ltimos, a?os de la Resistencia, pero lo hace sin utilizar nombres propios, los de la gente que vivi¨® aquellos acontecimientos. Por eso, Como novela me parece mala, pero hubiera podido ser un buen documento".
"Lo que yo quiero decir", a?ade, "es que hay que realizar. el cuadro que uno quiere utilizando los materiales de que dispone, sin camuflarlos. Otra cosa ser¨ªa escribir una narraci¨®n psicol¨®gica. Precisamente, en estos momentos hay una gran pol¨¦mica en Estados Unidos, porque dicen que la Julia descrita por Lilian Hellman no fue realmente amiga suya, sino que se adue?¨® de la experiencia de otra persona. Esto, claro, como relato hubiera servido, pero siendo autobiogr¨¢fico...".
No ficci¨®n
Insiste tanto en que dar nombres y datos es lo correcto, que hay que preguntarse si no estar¨¢ justific¨¢ndose, si no estar¨¢ defendi¨¦ndose de posibles acusaciones: "No, no. Es que la gente quiere saber qu¨¦ es novela y qu¨¦ es no-fiction. Es un tema que est¨¢ de actualidad. Y, en esto, los hay muy cl¨¢sicos, y los hay que piensan como yo".Dice que, a lo mejor, en dos a?os aparece algo suyo completamente distinto, "porque estoy trabajando en ese sentido. Estoy haciendo algo sobre Nueva York. Bueno, eso es una forma de decirlo. En realidad tiratar¨¢ de la relaci¨®n entre el dinero y la izquierda. Lo voy a hacer como narraci¨®n porque es un estudio psicol¨®gico, no es la descripci¨®n de un movimiento pol¨ªtico concreto".
Vuelos cortos no cuenta s¨®lo las experiencias de la autora en Es pa?a, no se refiere ¨²nicamente sus relaciones con personalidades de nuestra literatura; se remonta a su infancia, a sus or¨ªgenes.
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